Naturaleza antiviral
La infección por el virus Zika puede dejar secuelas irreparables en la visión. Un grupo de investigadoras demostró que una sustancia natural que está presente en varios frutos es efectiva para contrarrestar la infección por el virus Zika en células humanas de la retina. En los experimentos exploraron si dicha eficacia variaba cuando las células provenían de una mujer o de un varón.
Para muchos, era la primera vez que escuchábamos ese nombre: “Zika”. Fue allá por 2015, cuando un brote epidémico asoló a Brasil y se expandió por nuestro continente. Algunos lo atribuyeron al mundial de fútbol que se había celebrado el año anterior en aquel país. Quienes sostienen esa hipótesis afirman que la llegada de visitantes extranjeros -que podían ser portadores del virus- a una región con una gran población de Aedes aegypti y Aedes albopictus -los mosquitos que lo transmiten- provocó el cóctel explosivo. Pero no hay certeza de que esa fuera la causa.
Lo que sí es cierto es que, aun cuando la mayoría de nosotros nunca había oído hablar de él, no es un virus nuevo. Se lo descubrió a mediados del siglo pasado en el bosque de Zika, en Uganda, y desde entonces se detectaron infecciones humanas esporádicas en África y Asia. Recién en 2007 y en 2013 se registraron las primeras epidemias, que ocurrieron en Oceanía.
Pero el brote en Brasil encendió la alarma en la Organización Mundial de la Salud, que declaró el estado de emergencia, porque crecían las notificaciones de que el virus que llegó a América se podía transmitir de la madre al feto y producir microcefalia y otras malformaciones congénitas.
Desde entonces, las mujeres embarazadas residentes en zonas donde hay transmisión del virus deben hacerse controles prenatales.
No hay vacuna ni tratamiento para la infección por el virus Zika.
Ojo con los ojos
El riesgo para los recién nacidos relegó a un segundo plano otra consecuencia menos conocida de la infección por Zika: “La retina es un blanco primario para el virus y puede dañarla de manera irreparable”, señala Cybele García, investigadora del CONICET en el Laboratorio de Estrategias Antivirales (LEA) del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (IQUIBICEN). “Nosotros veníamos trabajando con el dengue y cuando tuvimos el brote en América empezamos una línea de investigación con el Zika”, cuenta.
En el LEA ensayan los efectos de compuestos naturales y sintéticos sobre los virus. Para la investigación con el Zika eligieron el resveratrol, un potente antioxidante natural que está presente en numerosos vegetales, como las uvas y los frutos rojos. “Lo elegimos porque es un compuesto abundante que ya tiene antecedentes descritos por otros grupos de investigación de que podría tener alguna actividad antiviral, y no había sido ensayado con Zika”.
El vínculo con un laboratorio vecino posibilitó el trabajo. “Agustina Alaimo, que también es del IQUIBICEN, es experta en el cultivo de células epiteliales de retina. Ella nos facilitó dos líneas celulares: una proveniente de la retina de una mujer y otra del mismo tejido de un varón”.
Resultados promisorios
Trabajando en un laboratorio con estrictas condiciones de bioseguridad, infectaron los cultivos celulares con el virus Zika. Después, agregaron el resveratrol. “Conseguimos inhibir la multiplicación del virus en un 90 por ciento con concentraciones de resveratrol que no son tóxicas”, revela García. “Creemos que podemos mejorar ese resultado y estamos trabajando en eso”, agrega.
Son pocos los estudios científicos que toman en cuenta la posibilidad de que los resultados de los experimentos sean distintos según el género: “En este caso, no encontramos diferencias significativas entre las células de la mujer y la del varón”.
La investigación muestra que el resveratrol no estaría actuando directamente sobre el virus sino sobre algunas proteínas de la célula: “Esto ya se vio para otros virus y para otros tejidos. Nosotros hicimos ensayos in silico, es decir, de manera bioinformática, para comprobarlo. Y confirmamos que el resveratrol está actuando sobre tres proteínas celulares que son muy importantes para la replicación del virus”.
El hecho de que el resveratrol actúe sobre la célula y no sobre el virus tiene sus ventajas: “Que el mecanismo de acción del resveratrol no sea específico para el Zika, nos hace hipotetizar que podría ser efectivo para tratar otras infecciones virales que afectan a este tejido ocular como, por ejemplo, el herpes. Además, lo hace atractivo para la industria farmacéutica para la cual un compuesto demasiado específico no es tan interesante. Y nosotros siempre tratamos de llevar a cabo estudios que después sean transferibles”.
En ese sentido, la investigadora explica que “ahora estamos tratando de realizar una formulación mejorada del resveratrol para usarla como tópico, como un colirio. También, estamos poniendo a punto un modelo de infección in vivo para después poder realizar las pruebas con esa formulación”.
El artículo con los resultados de los experimentos acaba de publicarse en la revista científica Molecular Biology Reports, y lleva la firma de Constanza Russo, María Torti, Agostina Marquez, Claudia Sepúlveda, Agustina Alaimo y Cybele García.