Nanotecnología y salud

Esferas terapéuticas

Un grupo de investigadoras e investigadores dio un paso importante en el desarrollo de un tratamiento novedoso para prevenir la degeneración macular relacionada con la edad, que es la principal causa de pérdida de visión en las personas mayores.

22 Dic 2020 POR
La degeneración macular relacionada con la edad (DMRE) más frecuente, llamada “seca”, no tiene tratamiento. La otra forma (“húmeda”) se trata paliativamente mediante inyecciones intraoculares de anticuerpos, que deben repetirse todos los meses y que tienen un costo elevado.

La degeneración macular relacionada con la edad más frecuente, llamada “seca”, no tiene tratamiento. La otra forma (“húmeda”) se trata paliativamente mediante inyecciones intraoculares de anticuerpos, que deben repetirse todos los meses y que tienen un costo elevado. Foto: Orlando Sørensen/Flickr.

Hace algunos meses, NEXciencia daba a conocer los primeros pasos de una investigación dirigida al desarrollo de un tratamiento alternativo para la degeneración macular relacionada con la edad (DMRE), una patología que, en mayor o menor grado, afecta a una gran parte de las personas mayores. De hecho, en los países occidentales, es la principal causa de pérdida de visión central de los individuos de más de 60 años.

La forma más frecuente de DMRE (85-90% de los pacientes), llamada “seca”, no tiene tratamiento. La otra forma (“húmeda”) se trata paliativamente mediante inyecciones intraoculares de anticuerpos, que deben repetirse todos los meses, que tienen un costo elevado y que, por ser un método invasivo, puede ocasionar infecciones en el interior del ojo.

Buscando una terapia más efectiva, y menos costosa y cruenta, en el Instituto de Química Biológica (IQUIBICEN) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (Exactas UBA), un equipo de investigadoras e investigadores está experimentando con un potente antioxidante natural que está presente en numerosos vegetales, como las uvas y los frutos rojos: el resveratrol.

Hace un año, publicaron un trabajo científico con experimentos efectuados en cultivos de células de la retina humana. Allí comprobaron que el resveratrol protege a esas células de la acción dañina de un compuesto químico que se acumula en la retina con la edad y que es clave en el desarrollo de la DMRE.

Pero el resveratrol es un compuesto que se inactiva por acción de la luz. Para protegerlo, el grupo del IQUIBICEN decidió encapsularlo: construyeron cápsulas con un diámetro menor a los 200 nanómetros (un nanómetro es la milmillonésima parte de un metro) y “metieron” el resveratrol adentro.

Ahora, publicaron un nuevo estudio en la revista científica International Journal of Biological Macromolecules en el que demuestran que estas “nanocápsulas” (nanogeles los llaman) podrían ser una plataforma adecuada para administrar el resveratrol en gotas oftálmicas.

“Comprobamos que nuestros nanogeles protegen al resveratrol de la acción de la luz y que no son tóxicos para las células del epitelio pigmentario de la retina”, informa Oscar E. Pérez, investigador del CONICET y director del Laboratorio Interdisciplinario de Dinámica Celular y Nanoherramientas del IQUIBICEN. “Además, corroboramos que los nanogeles fabricados en nuestro laboratorio no provocan reacción inflamatoria”.

Destacando el esfuerzo llevado a cabo por Florencia Buosi, primera autora del trabajo, Pérez acota que “es un paper larguísimo”. Por un lado, porque describe el desarrollo de una metodología original para fabricar los nanogeles. “Logramos que las nanopartículas tengan un tamaño uniforme, lo cual es muy importante. También pudimos determinar cuánto resveratrol pueden cargar en su interior”. Por otro lado, porque se llevaron a cabo algunos experimentos que hacen de estas esferitas pequeñísimas un producto promisorio para la medicina: “Nuestros resultados muestran que la mayor parte de las nanopartículas ingresan en las células y se distribuyen en ellas, lo cual es importante si se quiere utilizar a los nanogeles como una plataforma para administrar cualquier sustancia bioactiva”. En este sentido, Pérez explica que estos nanogeles no solo podrían usarse para encapsular resveratrol: “Podrían utilizarse para encapsular otros bioactivos. Incluso, podrían combinarse dos bioactivos distintos en un mismo nanogel”.

El investigador resalta que “el diámetro de 200 nanómetros de nuestros nanogeles es ideal para el uso oftálmico”. También, comenta que el material con el que fabrican las nanopartículas es el quitosano, que se obtiene a partir del esqueleto de los crustáceos, como el langostino: “Estamos trabajando con el INTI de Mar del Plata. Ellos producen quitosano como un modo sustentable de tratar los residuos generados por el procesamiento del langostino”.

Finalmente, Pérez anuncia: “Ahora estamos enfocados en iniciar los estudios in vivo. Queremos ver cómo funciona el resveratrol encapsulado en ratones”.