La infección por el virus Zika puede dejar secuelas irreparables en la visión. Un grupo de investigadoras demostró que una sustancia natural que está presente en varios frutos es efectiva para contrarrestar la infección por el virus Zika en células humanas de la retina. En los experimentos exploraron si dicha eficacia variaba cuando las células provenían de una mujer o de un varón.
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Según la Organización Panamericana de la Salud, cerca de cuatro mil recién nacidos fueron afectados por el virus Zika durante el último brote en América. Malformaciones fetales y distintas secuelas neurológicas son algunos de los riesgos de esta infección, que puede ser transmitida por picadura de mosquitos. Un equipo de investigadoras e investigadores argentinos estudió cómo actúa en etapas tempranas del embarazo con resultados promisorios.
Un equipo internacional, con participación de científicas y científicos argentinos, detectó una proteína celular que ayuda a propagarse al virus del Zika, causante de malformaciones en recién nacidos. Pero no solo la identificó sino que la neutralizó y avanzó con un tratamiento que logró contrarrestar daños de la enfermedad. Por ahora, las pruebas son en un modelo animal pero podría servir para terapias en mujeres embarazadas.
Un equipo científico internacional con fuerte presencia argentina logró inhibir, en líneas celulares, a los virus de dengue y Zika. Es más, en este último caso, las pruebas en ratones de laboratorio mostraron que, a menores dosis del compuesto antiviral, mejores fueron los resultados. El trabajo está basado en el estudio de las propiedades de la anisomicina, un compuesto de bajo costo y que no resulta tóxico para las células.
La última información provista por el Grupo de Estudio de Mosquitos arroja que ya son siete los puntos donde se registró presencia de Aedes aegypti en la Ciudad de Buenos Aires y el conurbano. El mosquito que trasmite el dengue, entre otras enfermedades, se anticipó un mes esta temporada. Críticas a las políticas de prevención.
Un estudio científico, que abarcó 200 sitios de la ciudad, analizó la abundancia del mosquito Aedes aegypti a lo largo de 16 años y la relacionó con el clima. Los resultados muestran que la cantidad de este insecto es cada vez mayor, que se está expandiendo, y que está aumentando el período de riesgo epidemiológico. Esto no se debe a variaciones en el clima; hay otras hipótesis.