Alerta naranja

Volcán Copahue en la mira

En las últimas semanas el volcán Copahue registró un aumento de la actividad sísmica y de la columna de gases y vapor emitida desde el cráter. La situación es monitoreada de manera permanente por científicos argentinos y chilenos. Entre ellos, geólogos de Exactas UBA.

28 Mar 2014 POR
Alberto Caselli y su equipo instalando termómetros en el volcán Copahue. Foto: A. Caselli

Un grupo de investigadores instala termómetros en el volcán Copahue. Foto: Archivo CePro.

“En las últimas semanas el volcán Copahue ha dado algunas señales que llevaron a poner en alerta a autoridades tanto del lado argentino como chileno para seguir de cerca la evolución de su comportamiento”, precisa Mariano Agusto, geólogo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (Exactas-UBA), y enseguida destaca: “De acuerdo con los criterios de evaluación del Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS), y en función de los cambios observados, el estado de alerta del volcán pasó de amarillo a naranja el día 20 de marzo y actualmente continúa en esta situación».

Recién llegado a Exactas de su trabajo de campaña en volcanes de la cordillera entre Neuquén y Mendoza, donde se encuentra ubicado este volcán, Agusto fue testigo de los movimientos sísmicos que allí se registran y de los cambios en la emisión de fluidos en el interior del cráter. “Durante la última semana se ha notado un aumento de la actividad sísmica asociada con el volcán, la columna de gases y vapor emitida desde el cráter activo presentaba valores oscilantes de altura (entre 100 y 500 metros) y se identificaron emisiones a tasas variables de dióxido de azufre, un gas ácido incoloro e irritante, característico de ambientes volcánicos”, describe el investigador del  Grupo de Estudio y Seguimiento de Volcanes Activos (GESVA) de Exactas.

Registros recientes

El 22 de diciembre de 2012 fue el último evento explosivo del Copahue, que en mapuche significa “azufre”. En esa ocasión, pobladores y turistas observaron una columna blanca de vapor de agua de 800 metros de alto, que luego se tornó de gris claro a oscuro e incandescente. “En Caviahue, que está a 8 km del volcán, los pobladores miraban el espectáculo sin que cayera una partícula de ceniza”, precisó Agusto, a la vez que recordó: “En ningún momento la gente corrió peligro significativo”.

El peor registro más cercano en el tiempo ocurrió hace unos 14 años. “En el 2000 los lugareños vivieron un evento eruptivo que los afectó de manera significativa, porque la lluvia de cenizas cayó sobre la ciudad”, compara.

Último informe

El Observatorio Volcanológico de los Andes del Sur (OVDAS) realiza un monitoreo continuo del volcán y publica informes periódicamente en su página web (www.sernageomin.cl) con una frecuencia variable según el estado de actividad del volcán.

El último documento de esa entidad que evaluó la situación en el período comprendido entre día 24 de marzo a las 17.00 hasta la misma hora del 25 de marzo, arrojó la siguiente conclusión: “La señal de tremor en conjunto con la baja concentración de gases azufrados sugieren un taponamiento de conductos unido a un proceso de presurización interior, el cual aún no tiene efecto importante sobre el sistema superficial. Las posibles causas de este proceso se enmarcan en fenómenos de movilidad de magma en profundidad, procesos de vesiculación en el cuerpo magmático y/o interacción con el sistema hidrotermal profundo. Existe la posibilidad del desarrollo en un futuro cercano, no claramente determinable, de un proceso eruptivo de carácter explosivo. Actualmente no es posible determinar la magnitud de dicho proceso si ocurriere. Por lo tanto, se conserva el nivel de alerta volcánica en NIVEL NARANJA. Se recomienda la restricción de una zona de 3 km alrededor del cráter activo”.