“A mi madre no le va gustar leer esta nota”, dice con humor María Clara Lamberti, vulcanóloga de Exactas UBA, cuando relata sus vivencias de campaña, sus escaladas a la cima de esos gigantes para intentar comprender qué está pasando ahí abajo. Para ella los volcanes son la puerta de entrada al interior de la Tierra y confiesa, para espanto de muchos, que su sueño es vivir un gran terremoto.
Copahue
Las termas de Copahue en Neuquén atraen mucho turismo por sus aguas curativas. Sin embargo, existe un problema que no se ve: los gases volcánicos pueden afectar a los edificios y a la comunidad. Un grupo de investigación estudió este efecto para brindar soluciones a los posibles perjudicados.
Un cambio en las señales determinó el aumento del nivel de alerta técnica del volcán ubicado en Neuquén, que dejó de ser amarillo como venía ocurriendo desde abril pasado. “Se trata de un incremento de la actividad sísmica, tanto en la cantidad, como en la magnitud de estos eventos”, precisó el vulcanólogo Mariano Agusto.
Un incremento en la actividad sísmica asociada con la circulación de fluidos en el interior del edificio volcánico elevó el estado de precaución sobre el Copahue, ubicado en el límite de la frontera con Chile y es en la Argentina. Se trata de un volcán que tiene poblaciones en sus cercanías.
En los primeros días de septiembre, descendió la alerta, de amarilla a verde, lo que indica que el sistema volcánico ha alcanzado un estado de equilibrio. La información surge del monitoreo permanente que realiza el Observatorio Vulcanológico de los Andes del Sur.
Un aumento de la energía y de la magnitud de la columna de cenizas emanadas desde el cráter principal del volcán elevaron el estado de precaución, luego de haber permanecido durante varios meses con baja actividad.