Relaciones interpersonales

El tercero en discordia

Un equipo multidisciplinario de investigadores argentinos determinó cuantitativamente de qué manera las distracciones que provoca el teléfono celular afectan el diálogo cara a cara entre dos individuos. Los resultados muestran que la desatención ocasionada por el dispositivo no solo altera la percepción del relato sino, también, la apreciación acerca de la otra persona.

11 Dic 2015 POR
El término phubbing -unión de las palabras inglesas phone (teléfono) y snubbing (despreciar)- se ha creado para definir el acto de un individuo de ignorar su entorno por concentrarse en un dispositivo móvil. Foto: jseliger2/Flickr

El término phubbing -unión de las palabras inglesas phone (teléfono) y snubbing (despreciar)- se ha creado para definir el acto de un individuo de ignorar su entorno por concentrarse en un dispositivo móvil. Foto: jseliger2/Flickr

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Que la tecnología móvil está afectando las relaciones humanas no es una novedad. De hecho, se ha acuñado el término phubbing -unión de las palabras inglesas phone (teléfono) y snubbing (despreciar)- para definir el acto de un individuo de ignorar su entorno por concentrarse en un dispositivo móvil, sea éste un teléfono, una tablet o una notebook.

Tampoco es nuevo –numerosos estudios lo demuestran- que la desatención debida al uso del celular es un factor de riesgo mientras se conduce un vehículo.

Asimismo, otras investigaciones señalan que mientras se camina conversando a través de un teléfono móvil se marcha más lento y se cambia de dirección de manera más frecuente.

Ahora, un trabajo científico efectuado por un equipo multidisciplinario de investigadores argentinos determinó de manera cuantitativa cuál es el impacto de las distracciones provocadas por estos dispositivos en las relaciones humanas.

“No es gratis que durante una conversación agarres el teléfono y te distraigas”, advierte Diego Fernandez Slezak -investigador del CONICET en el Laboratorio de Inteligencia Artificial Aplicada de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA- uno de los autores del estudio que fue publicado en la revista científica PLoS ONE. “El costo de esa desatención implica una alteración en cómo cada uno percibe la conversación y en cómo se aprecian entre sí los interlocutores de esa charla”.

El relato y el otro

Para efectuar la investigación, los científicos aprovecharon dos eventos TEDx, celebrados en Buenos Aires y en Rosario durante 2013, a cuyos asistentes les propusieron participar de manera anónima y voluntaria en un experimento de comunicación.

Tras conformar parejas entre individuos que no se conocían entre sí, a uno de ellos se le dio el rol de contador y al otro el de receptor. El primero, tenía como consigna contarle a su pareja una historia de cuatro minutos de la manera más atractiva posible.

Por su parte, a los receptores se les daban, aleatoriamente, instrucciones diferentes. A algunos se les pedía que presten atención al contador durante todo el relato, a otros se les indicaba que se distraigan con su teléfono celular durante diferentes momentos de la historia (al principio, en el medio o al final), y a algunos otros se les pedía que dirijan su atención al celular a lo largo de todo el relato del contador.

Finalmente, se distribuyó un cuestionario a los contadores y otro –diferente- a los receptores para que valoren, en una escala de 1 a 10, distintos aspectos del proceso comunicativo que habían experimentado.

A los contadores se les preguntó si creían que su historia era entretenida y emotiva y, también, se les pedía que valoren al receptor (cuán interesante, atractivo o divertido lo percibían) y cuánto sentían que su relato había sido bien narrado y resultado atrayente para el otro.

Diego Fernandez Slezak. Foto: Archivo Exactas Comunicación.

Diego Fernandez Slezak. Foto: Archivo Exactas Comunicación.

De manera similar, a los receptores se les pidió una valoración acerca de la historia que habían escuchado y también respecto de la actuación del contador.

“Lo que encontramos es que el tiempo de atención afecta casi todos los parámetros sociales de la comunicación humana”, revela Fernandez Slezak.

Según el investigador, el experimento demostró que la desatención por el uso del teléfono celular modifica la percepción sobre la calidad del relato. “Curiosamente, esto no solo le sucede a quien escucha la historia, también le ocurre a quien la cuenta”, acota.

En otras palabras, la inatención del receptor hace que la narración sea percibida como menos entretenida por ambas partes de la conversación.

De igual manera, la falta de atención altera la percepción acerca del compañero de charla, independientemente de que sea uno solo el que desatiende el relato: “La desatención de uno de ellos, en este caso el receptor, hace que ambos juzguen al otro como una persona menos interesante y atractiva”.

Un aspecto significativo de la investigación es la demostración de que todas las modificaciones de la percepción observadas están relacionadas con el tiempo de atención: “Comprobamos que, cuanto mayor es el tiempo de atención, la percepción acerca de la calidad del relato y de las cualidades del compañero de charla mejoran para ambas partes”, consigna Fernandez Slezak.

Asimismo, el estudio mostró que los efectos negativos que provoca la desatención son independientes de si dicha inatención se produce al principio, durante o al final del relato: “Lo que cuenta es el tiempo total de atención y no el momento en que ésta se interrumpe”, explica.

El trabajo publicado, que también firman Matías Lopez-Rosenfeld, Cecilia Calero, Gerry Garbulsky, Mariano Bergman, Marcos Trevisan y Mariano Sigman, fue realizado a partir del análisis de los cuestionarios respondidos por 713 parejas.

“Nuestros resultados constituyen una evidencia cuantitativa, y una advertencia, de que efectivamente el uso del teléfono celular afecta las relaciones humanas mucho más de lo que creemos a primera vista”, concluye Slezak