Cómo producir sin afectar el humedal

Ganado en el Delta

En los últimos años el desplazamiento de la ganadería por la agricultura llevó a numerosos productores a criar sus vacas en tierras bajas del Delta del Paraná. El manejo equivocado de esta actividad productiva daña a los animales y también perjudica al ecosistema. Un grupo de investigadores desarrolló una serie de pautas que permitirían alcanzar un equilibrio sustentable en la zona. Por otro lado, un proyecto de ley que promueve la conservación de estos ecosistemas se encuentra bajo estudio en el Congreso.

31 Oct 2016 POR
  • El investigador Roberto Bo (a la izquierda) trabaja junto con productores locales. Fotos: Gentileza Roberto Bo.

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Cómo conseguir que el ganado paste en el Delta del Paraná sin morir en el intento, ni afecte el delicado equilibrio de las islas es una tarea que desde hace 25 años atrapa a investigadores argentinos. Ellos ya lograron hallar los componentes de la fórmula para un equilibrio sustentable entre la producción y el medio ambiente del humedal, ese ecosistema que ha tenido mala prensa y que espera la aprobación de una ley en el Congreso de la Nación para su conservación.

“Ahora somos más concientes de cómo es la dinámica de los humedales en la Argentina, y más aún con las variaciones que sufren por el cambio climático. Todo ese tipo de cosas se deben tener en cuenta para hacer, por ejemplo, una buena ganadería en estos particulares ecosistemas”, señala Roberto Bó, director del Grupo de Investigación en Ecología de Humedales (GIEH) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

El Delta, como la reserva de Costanera Sur, los esteros del Iberá en Corrientes y la Laguna Brava en La Rioja son algunos de los 1700 sistemas de humedales que ocupan casi el 20 por ciento de la superficie del país, a los que el pasado los condena. “Históricamente, y aún hoy, han sido considerados ambientes desechables, porque en algunos casos su fisonomía es poca atractiva; en otras, son inundables y por ello, considerados insalubres. Esto no es así. Se encuentran entre los ecosistemas más productivos del mundo, especialmente en nuestro país”, indica Bó, docente e investigador de la UBA.

El problema es que a veces no se respeta a este ecosistema como ha ocurrido recientemente en las islas del Delta. “Hemos observado que, en los últimos años, se han traído muchas vacas, y se pretendió tenerlas todo el año, obviamente con los problemas que eso les genera a animales que no están acostumbrados a estar en un ambiente inundable parte del año”, relata.

En los últimos años, parte del ganado que solía ocupar ciertos campos “altos” en el continente fue trasladado a otros suelos más bajos como los del Delta para dejar las tierras tradicionalmente forrajeras a ciertos cultivos más redituables. “Básicamente, estamos acostumbrados al éxito de nuestra ganadería pampeana histórica, que permite muchas vacas por hectárea. En el humedal, esto no es posible y tampoco se puede sostener todo el año, sino en el momento en que el agua está baja”, indica, al tiempo que advierte: “Como se quiere tener vacas todo el año, entonces se realizan endicamientos en las islas, y se siembran pasturas donde no hay que hacerlo. Esto impide el natural ingreso del agua con sus nutrientes en cierto momento del año. Se afecta así, la biodiversidad propia del humedal, y no necesariamente se contribuye al buen desarrollo del ganado”.

Otros hábitos también se mudan de un territorio a otro y no dan los mismos resultados. “Como la gente dedicada a la vaca en los campos pampeanos u otras zonas hace fuego para mantener el rebrote de pasto, también lo ha realizado en la isla, un lugar donde no debería hacerse. Por eso, se generaron varios problemas en los últimos años. Y le siguieron varias inundaciones importantes que, cada vez, se experimentan con mayor frecuencia debido al cambio climático”, enfatiza.

Bó y su equipo buscan entender cómo funciona el humedal, cuál es su ciclo y cuáles sus características para saber los sí y los no de su manejo adecuado. A primera vista, puede parecer que drenar un territorio inundable, sobreelevarlo o rellenarlo es la solución ideal por su aparente prolijidad y rentabilidad, pero en el futuro esas transformaciones pueden generar nefastas consecuencias. “Lo importante es entender cómo funciona el humedal para dar las recomendaciones adecuadas”, sugiere.

En esta comprensión del medio ambiente, el isleño aporta lo suyo. “A nuestro trabajo científico de campo, le hemos agregado una tarea más social con encuestas a pobladores o informantes claves, quienes nos cuentan y confirman todas estas realidades. Además, de aprender mucho de lo que dice don Zoilo –agrega- , y  de comprobarlo luego con datos técnicos más precisos,  queremos trabajar para él”.

Volver a la llamada “ganadería de isla”, realizada tradicionalmente por el habitante local -consistente en trasladar al Delta unos pocos animales cuando baja el agua, y llevárselos ante las crecidas-, es parte de la propuesta actual. “El verano es la época de alta productividad, y es el momento de llevar el ganado para engordarlo a la isla, y luego retirarlo antes de que vengan las aguas altas a fines de otoño. Este proceso lo entiende el poblador, pero cuesta ser comprendido por gente que viene de otros lados a hacer esta actividad con poco conocimiento y con interés por acelerar el proceso. Entonces, se producen los problemas”,  puntualiza.

Con numerosos estudios que prueban la importancia de cuidar el funcionamiento del humedal para evitar daños en el futuro, Bó destaca la relevancia de conservar (ya sea preservándolos, restaurándolos y/o usándolos sustentablemente) con legislación adecuada estos ecosistemas que brindan agua potable, productos naturales y sirven de esponjas ante las inundaciones, entre muchos otros bienes y servicios ambientales.  “Esperamos que salga la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos para los humedales como ya ha sido aprobada la de bosques nativos en el Congreso de la Nación. Hemos trabajado desde hace muchos años para lograr una normativa que actualmente está siendo discutida en el Senado y que debe contar, además, con la adhesión de las provincias”, concluye.