Libre como el viento
Ya está online la herramienta informática del Parque de la Memoria para que toda persona que lo desee, en el momento que quiera y desde cualquier lugar del mundo, pueda consultar información acerca de las víctimas del terrorismo de Estado en Argentina. El desarrollo fue llevado a cabo por el Departamento de Computación de Exactas UBA.
http://nexciencia.exactas.uba.ar/audio/SivakWrobelFigueredo.mp3
Descargar archivo MP3 de entrevista a Malena Sivak, Iván Wrobel y Vanesa Figueredo
“En el espíritu fundador del Parque estaba la construcción de un monumento con los nombres de todos los detenidos desaparecidos. Para eso se fue conformando una base de datos que empezó de una manera muy básica, con listados, y hoy tiene una gran complejidad. Su puesta online es esencial porque nos permite completar un objetivo presente desde el inicio del proyecto: que la información sea pública y de llegada masiva, porque en Argentina hay otras bases de datos de estas características pero no son tan fácilmente accesibles para cualquier ciudadano”, explica con satisfacción Malena Sivak, coordinadora de Relaciones Institucionales del Parque de la Memoria.
Creado en el año 1998 por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, el “Parque de la Memoria” es un espacio público de catorce hectáreas de extensión, ubicado en la franja costera del Río de la Plata. De la dirección del proyecto participan, en forma conjunta, organismos de derechos humanos, la Universidad de Buenos Aires y el Poder Ejecutivo y Legislativo de la Ciudad. En la actualidad, el Parque alberga el Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado, un Programa de Arte Público y la sala PAyS (Presentes Ahora y Siempre), un espacio para el debate y la reflexión sobre el terrorismo de Estado, los derechos humanos a través del arte, la investigación y las actividades educativas.
En el Monumento se encuentran los nombres de los detenidos-desaparecidos y/o asesinados por el accionar represivo del Estado en el período que se extiende entre 1969 y 1983. La obra, inaugurada en noviembre de 2007, está compuesta por cuatro enormes muros de hormigón que contienen treinta mil placas de pórfido patagónico, de las cuales, alrededor de nueve mil se encuentran grabadas con los nombres de hombres, mujeres y niños víctimas de la violencia ejercida por el Estado. Los nombres se encuentran ubicados cronológicamente, por año de desaparición y/o asesinato, y por orden alfabético; además, se indica la edad de las víctimas y se señalan los casos de mujeres embarazadas.
La nómina de las personas que aparecen en el Monumento comenzó a elaborarse en 1998 a partir de distintas fuentes. Principalmente, el informe producido por la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas (CONADEP) y los denunciados posteriormente ante la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Poder Judicial. También se utilizaron de manera complementaria la base de datos del Equipo Argentino de Antropología Forense y la de Abuelas de Plaza de Mayo. La nómina del Monumento no se considera concluida, sino que continúa abierta a la incorporación de nuevos nombres. De hecho, la reapertura de causas judiciales por delitos de lesa humanidad ha posibilitado que surjan nuevas denuncias de personas desaparecidas o asesinadas, víctimas de la represión estatal. Por esta razón, personal del Parque trabaja permanentemente para confirmar, corregir y enriquecer la información sobre cada una de las víctimas.
Sobre la base
“Ni bien se aprueba el proyecto del Parque, se crea un área para trabajar en la conformación del listado de nombres que formarán parte del Monumento. Se empieza a recopilar la información de diferentes fuentes y, para poder tener un manejo ordenado, todo eso se vuelca en una base de datos. Es decir que la base de datos existe desde el comienzo mismo del proyecto y siempre estuvo la idea de que fuera pública”, rememora Vanesa Figueredo, integrante del Área de Investigación del Parque.
Esa base de datos originaria se fue desarrollando en un formato Access -que forma parte del clásico paquete Office de Microsoft- y, si bien resultó útil en esa primera instancia para clasificar y administrar la información, a medida que el trabajo avanzaba fue presentando diferentes dificultades: la cantidad de campos necesarios se multiplicaba, resultaba incómoda para realizar búsquedas, no permitía la vinculación de los datos con fotografías y resultaba absolutamente inadecuada para la consulta pública.
Concluida la nómina y erigido el monumento, comenzó a cobrar fuerza la idea de poner a disposición de toda la ciudadanía la base de datos. Dado que entre el personal del Parque no había especialistas en informática, se llevaron a cabo diferentes consultas y acercamientos con algunas universidades públicas y con empresas privadas que concluyeron sin alcanzar ningún acuerdo. Como suele suceder en estos casos, la solución estaba tan cerca que nadie se había dado cuenta.
“Dentro del Consejo de Gestión del Parque se encuentra la Universidad de Buenos Aires que, además, donó parte de las tierras en las que se construyó este espacio. Por otro lado, dadas las características del proyecto, era ideal que el convenio se estableciera con una institución pública. Y encima somos vecinos, así que resultaba hasta natural, establecer un acuerdo con Exactas”, asegura Malena Sivak.
“Nora Hochbaum, la directora del Parque se reunió con Jorge Aliaga, en ese entonces decano de Exactas, y le planteó que estaban buscando una manera de mejorar y sistematizar los datos que habían reunido a lo largo de años de trabajo. Aliaga decidió que la Facultad los iba a ayudar en lo que necesitaran, se comunicó con Sebastián Uchitel, director del Departamento de Computación, quien decidió derivarme el proyecto”, relata Diego Fernández Slezak, actual profesor y, en ese momento, secretario académico del Departamento.
Desde Computación se dispuso que la iniciativa tuviera un carácter formativo por lo cual se hizo una convocatoria hacia los alumnos. De esta manera, Pablo Laciana y Mariano Bianchi se sumaron al proyecto.
El primer paso que dio el equipo dirigido por Slezak fue investigar cómo era la base de datos que manejaba el Parque y analizar las diferentes alternativas para modificarla que les habían hecho llegar. “Nuestra idea fue encarar un proyecto ‘iterativo incremental’ para usar palabras de ingeniería del software, es decir, empezar con un programa chiquito y sencillo e ir creciendo en la medida en que se vayan presentando nuevas necesidades”, explica Slezak y agrega, “el Parque tomó de inmediato la propuesta porque implicaba un presupuesto bajo y un diálogo permanente entre ambas partes”.
Como resultado del trabajo conjunto entre los desarrolladores y el personal del Parque, en tres meses se presentó una primera versión del software que replicaba la base existente en forma más ordenada y visualmente más agradable. A partir de allí, con reuniones llevadas a cabo cada 15 días, se fueron agregando funciones y enriqueciendo el sistema hasta su presentación formal en diciembre de 2012.
A partir de ese momento, cualquier persona que se acercara al Parque podía consultar en forma sencilla información acerca de las víctimas del terrorismo de Estado. Cada entrada de la base ya se visualizaba como una ficha –no ya como un listado “sábana”– enriquecida con fotos, y enlaces que permitían asociar a las víctimas con múltiples datos (parentesco, lugar de detención, militancia, etc).
“El equipo informático es de una calidad humana tal que hizo que el trabajo fuera sencillo, ameno y agradable para todos. Los chicos fueron fundamentales en todo este proceso. Y creo que ellos sintieron lo mismo, me parece que nosotros también les aportamos algo. Fue como un ida y vuelta”, reflexiona Figueredo.
“Cuando ibas al Parque y hablabas con la gente te dabas cuenta de la importancia que la base tenía para muchas personas. Hacíamos todo con mucho respeto. Pero, en el día a día, había que tomarlo como un trabajo más, porque si te ponías a pensar en lo que significaba cada dato, te sensibilizabas mucho y no podías avanzar”, admite Bianchi. Por su parte, Slezak afirma que no podrá olvidar el momento de la presentación, cuando varias Abuelas de Plaza de Mayo se acercaron para agradecerles por el nuevo sistema. “Fue muy fuerte”, confiesa.
Memoria abierta al mundo
Sin embargo, la presentación fue apenas el cierre de una etapa. La dinámica de trabajo conseguida se mantuvo en pos de alcanzar el objetivo primordial planteado desde un principio. A esa meta se llegó hace muy poquito, en el mes de abril, cuando la base datos se puso online.
“Yo creo que la puesta online inaugura una nueva etapa que seguramente será de mucho intercambio. De hecho, durante la primera semana nos llegaron un montón de mails, de familiares, amigos y conocidos del las víctimas, con consultas y aportes de información o fotos que no teníamos”, se entusiasma Ivan Wrobel, del Área de Investigación del Parque. Y ejemplifica: “Un caso fue el del marido de una mujer desaparecida que vive en Italia. Una persona que, de otra manera, muy difícilmente nos hubiera mandado una imagen o un dato para agregar porque no sé cuántas veces visita Argentina”.
“Pasa mucho que hay familiares de víctimas que se exiliaron y que hoy viven en el exterior”, se suma Figueredo y completa, “está bueno que haya una herramienta que puedan utilizar para ver qué información hay de su familiar o su amigo y sumar todo lo que puedan a la base de datos”.
La subida a la Web de esta herramienta tampoco marca el cierre del proyecto. Muy por el contrario, el equipo de trabajo del Parque ya tiene distintas ideas proyectadas para enriquecer la información sobre cada una de las personas que aparecen en la nómina. “Es una base que evoluciona, que está en permanente construcción. A medida que vamos trabajando nos vamos dando cuenta de cosas que se pueden incorporar. Tanto nuevos nombres que surgen de causas judiciales como también información en diferentes formatos”, cuenta Figueredo y detalla, “ahora queremos sumar material audiovisual referido a cada una de las víctimas, ya sean documentales, fragmentos de noticieros, spots publicitarios sobre nietos restituidos y asociarlos con los nombres de sus padres. Es un trabajo que para nosotros no está terminado”.
Las características del diseño de la base de datos permiten ir sumando, sin demasiado esfuerzo, nuevas herramientas surgidas para satisfacer necesidades que en un principio no estaban contempladas. “Ningún proyecto de software está terminado mientras aparezcan nuevas ideas para plasmar o necesidades que cubrir”, define Slezak y cierra, “de nuestra parte el vínculo permanece tendido y cuando nos piden que nos acerquemos porque surge algún problema o una idea nueva, nos juntamos, vemos la factibilidad y seguimos más que dispuestos a llevarlo adelante”.
Visitas y aportes
Todos los interesados en conocer la base de datos pueden visitarla en:
http://basededatos.parquedelamemoria.org.ar
Para aportar información y materiales sobre las personas incluidas en la nómina, deben comunicarse por mail a:
parquedelamemoria.monumento@gmail.com