Avance para el control del Chagas

Insectos que cumplen con la ley

Un equipo de investigadores analizó la dinámica de las poblaciones de vinchucas, a lo largo de 18 años en cuatro localidades del norte argentino, y demostró que su abundancia varía de acuerdo con la Ley de Taylor. El hallazgo derriba algunos mitos, lleva a repensar las estrategias de control y, principalmente, posibilita anticipar los lugares en donde se producirá un brote. Ahora, los científicos intentan replicar el estudio con el mosquito Aedes aegypti.

21 Mar 2018 POR
Para llegar a la “abundancia cero” es necesario complementar las fumigaciones con medidas de manejo ambiental que reduzcan la aptitud del hábitat para el insecto. Por ejemplo, reemplazando los ranchos por casas de material o los gallineros precarios por otros de alambre. Imagen. Archivo Nex Ciencia. Gentileza Ricardo Gürtler.

Para llegar a la “abundancia cero” es necesario complementar las fumigaciones con medidas de manejo ambiental que reduzcan la aptitud del hábitat para el insecto. Por ejemplo, reemplazando los ranchos por casas de material o los gallineros precarios por otros de alambre. Imagen. Archivo Nex Ciencia. Gentileza Ricardo Gürtler.

Vivimos en una época de alta inflación. Esto significa que los precios de los bienes aumentan significativamente a medida que pasa el tiempo. El proceso inflacionario trae aparejado otro fenómeno: una alta fluctuación en el valor de una mercadería. Es decir, habrá comercios en los cuales el precio de un producto esté muy por encima de un valor promedio del mercado y habrá negocios que venderán el mismo producto por debajo de ese precio promedio.

Si la inflación aumenta aún más -imaginemos, por ejemplo, una hiperinflación- esa fluctuación de precios para un determinado producto -respecto del promedio- será todavía mayor. En este contexto, aun en almacenes muy cercanos, pagaremos costos muy diferentes para el mismo alimento. En otras palabras: cuanto mayor es la inflación, mayor es la heterogeneidad de precios, aún en un mismo barrio.

Podría decirse que con las vinchucas sucede algo análogo: cuanto más crece su población en un determinado lugar, mayor es la variabilidad en la cantidad de individuos que integran cada una de las sub-poblaciones que conforman esa población. Es decir, en la medida en que una población de vinchucas crece, se irán constituyendo subpoblaciones extremadamente abundantes y otras con muy pocos individuos.

Así, a la hora de explorar un caserío para encontrar estos insectos, podría suceder que tras revisar varios sitios (hábitats), como un gallinero, un corral, un dormitorio, o un depósito, se encuentren unos pocos o ningún ejemplar y que, a pocos metros de esos sitios, se descubra un lugar repleto de vinchucas.

En 1961, el británico Lionel Roy Taylor diseñó una ecuación muy simple para representar este fenómeno ecológico y, actualmente, la Ley de Taylor se utiliza en ámbitos ajenos a la ecología. Por ejemplo, para analizar y predecir la evolución de una epidemia de sarampión o, también, para estudiar el comportamiento de las células cancerosas en el proceso de metástasis.

“Nosotros demostramos, por primera vez y de manera exhaustiva, que las poblaciones de vinchucas se comportan de acuerdo con la Ley de Taylor, incluso después de la aplicación de insecticidas”, revela Ricardo Gürtler, investigador del CONICET, director del Laboratorio de Eco-epidemiología de Exactas UBA y coautor del estudio publicado en la revista científica PLOS Neglected Tropical Diseases. “A partir de este resultado, contamos con un instrumento de suma importancia para el control y la eliminación del insecto vector del Chagas”, consigna.

Para alcanzar sus conclusiones, el equipo de Gürtler analizó los datos de 79 trabajos de campo efectuados por el Laboratorio de Eco-epidemiología entre 1993 y 2010 en 4 localidades de las provincias de Santiago del Estero, La Rioja y Chaco. Dichos registros reúnen información histórica sobre la cantidad de vinchucas encontradas -pertenecientes a 4 especies- en 33.908 inspecciones efectuadas antes y después de distintas campañas de aplicación de insecticidas.

Hábitats clave

El hallazgo brinda una herramienta fundamental para establecer una estrategia de control del insecto vector del Chagas: “Utilizando la Ley de Taylor uno puede identificar los hábitats donde hay mayor variabilidad en la abundancia de las vinchucas, los llamados ‘hábitats clave’, en donde es más probable que se produzca una erupción o brote de estos insectos”, señala Gürtler.

Según el investigador, estos hábitats son de “altísima importancia” para la supervivencia y propagación de las vinchucas y pueden ser una fuente de dispersión del insecto y, por lo tanto, de reinfestación de las viviendas tratadas con insecticidas. Por ello, explica, identificar esos sitios “permite anticiparse y, de esta manera, lograr medidas de control más efectivas”.

En este sentido, Gürtler aclara que para llegar a la “abundancia cero” no alcanza con la aplicación de insecticidas. De hecho, el trabajo publicado también da cuenta de la efectividad relativa de las fumigaciones: “Utilizamos la Ley de Taylor para evaluar el efecto de las aplicaciones de insecticidas y comprobamos que sobrevive una proporción constante de insectos, independientemente del tipo de hábitat”. O sea, el insecticida disminuye la población pero no altera la dinámica poblacional, que sigue funcionando de acuerdo con la Ley de Taylor.

Por ello, el científico opina que es necesario “complementar las fumigaciones con medidas de manejo ambiental que reduzcan la aptitud del hábitat para el insecto. Por ejemplo, reemplazando los ranchos por casas de material o los gallineros precarios por otros de alambre”.

“Leyes” que caducan

“Los insecticidas siempre fueron considerados ‘balas de plata’. Es decir, se supone que se aplican una vez y que no quedan insectos vivos. Por lo tanto, no se vuelve a rociar el insecticida en el mismo lugar nunca más. Pero los insecticidas no matan a todas las vinchucas”, advierte Gürtler. “Esto ha sido una gran falla, que explica por qué tenemos infestaciones persistentes en Paraguay, Bolivia y el norte de la Argentina”, sostiene.

El estudio publicado también desnuda otra concepción errónea que arrastran los programas de control: que todos los hábitats tienen el mismo valor para los insectos. “Eso es falso”, enfatiza Gürtler, e inmediatamente justifica: “La Ley de Taylor nos muestra que, para las poblaciones de vinchucas, hay hábitats de altísima importancia para sobrevivir a los insecticidas y para multiplicarse. Esos son los hábitats clave”.

Por otra parte, la investigación instala un alerta para tener en cuenta a la hora de evaluar la presencia de vinchucas en un determinado lugar. Porque un sitio con mucha variabilidad en la abundancia puede llevar a conclusiones riesgosas: “Cuando estás buscando vinchucas podés inspeccionar decenas de sitios y encontrar unas pocas o no encontrar ninguna, y creer que las acciones de control tuvieron un éxito gigantesco. Pero si la variabilidad es muy grande te podés equivocar terriblemente y dejar bolsones de insectos que van a explotar en el corto plazo”.

Leyes versus zapatillas

Pensar el problema del Chagas, y por lo tanto del control y eliminación de las vinchucas, dentro de un marco conceptual que incluye una ley de comportamiento que describe la dinámica poblacional del insecto, abre una posibilidad al diseño de estrategias efectivas para tal fin.

“Si no tenés un marco conceptual adecuado, y pensás que para acabar con las vinchucas solamente se trata de usar la zapatilla o tirar insecticida, estás desarmado para pelear contra una plaga”, ilustra Gürtler. “Nuestros resultados son muy robustos y dan claves respecto de la respuesta de los insectos a lo que nosotros les hacemos”, continúa, y concluye: “Este trabajo nos dice que lo que hace falta no es una campaña de aplicación de insecticidas, sino una estrategia sostenible en el tiempo”.

Y tras considerar que esta conceptualización no solo es válida para luchar contra las vinchucas sino que, también, es aplicable a otros tipos de plagas, anuncia: “Planeamos hacer el mismo estudio con el mosquito Aedes aegypti, que es vector de enfermedades como el dengue, el zika, y las fiebres chikungunya y amarilla”.

El trabajo publicado en PLOS Neglected Tropical Diseases también lleva la firma de Lucía Rodríguez-Planes, María Sol Gaspe, María Carla Cecere y Marta Cardinal, integrantes del Laboratorio de Eco-epidemiología; y de Joel Cohen, de la Rockefeller University.