Un nuevo método entra en acción
La ANMAT acaba de aprobar el uso de un kit que hace posible saltear un paso costoso, lento y de alto riesgo para el personal que realiza los tests. Este nuevo método ya no requiere la extracción del ARN, lo que generaba un cuello de botella para el análisis de las muestras, y trabaja con insumos producidos en el país. La perspectiva: una mayor capacidad y velocidad para realizar testeos en un marco sanitario que preocupa a las autoridades nacionales.
Ya no es una novedad, se sabe que entre el hisopado de un caso sospechoso de Covid-19 y el análisis de esa muestra a partir de la técnica de PCR (reacción en cadena de la polimerasa) es necesario atravesar el lento, complejo y caro proceso de extracción de ARN, la molécula clave para identificar la presencia de SarsCoV-2. Esa engorrosa etapa ahora puede ser salteada. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica, ANMAT, aprobó en las últimas horas un kit desarrollado por científicas y científicos argentinos que no requiere extracción de ARN y, además, inactiva al virus, dándole al testeo un alto grado de seguridad biológica para el personal encargado de la manipulación de las muestras.
Valeria Levi, una de las investigadoras involucradas en la investigación y desarrollo de kit “FlashPrep ARN SARS-CoV-2-Highway” -según su denominación comercial- indica que el testeo en su modalidad actual “es un procedimiento muy laborioso, que lleva muchísimo tiempo y que, además, es caro, porque requiere kits importados. Para analizar la cantidad de muestras que van en una plaquita de PCR se necesita alrededor de seis horas de trabajo de un técnico, con un costo de unos seis dólares por muestra. Nuestro objetivo fue hacerlo más barato y más rápido: este método permite hacer muchos más testeos en menos tiempo”. Levi es profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA en el Departamento de Química Biológica y encabeza el grupo de investigación del IQUIBICEN UBA-CONICET involucrado en el desarrollo.
El trabajo que abre una posible mejora en la vigilancia sanitaria es un logro en conjunto con el equipo dirigido por Valeria Genoud, también miembro del Departamento de Química Biológica de Exactas UBA. Y también fue central el rol del Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS, UBA-CONICET), uno de los actores fundamentales en el diagnóstico de SARS-CoV-2 a nivel nacional.
El kit plantea la utilización de un reactivo que contiene una enzima denominada proteinasa K, que rompe las proteínas que pueden interferir con la detección del ARN del virus. Después de esa “limpieza” que hace más eficiente el proceso, se expone la muestra por cinco minutos a una temperatura de 98°C, con una doble consecuencia: se desactiva la enzima para detener su accionar y también se inactiva al virus. “Además de la inactivación térmica, agregamos el tratamiento enzimático, con muy buenos resultados, y así llegamos a un protocolo optimizado. Lo que se elimina es el paso inicial del procedimiento estándar, que es purificar el ARN, que puede parecer trivial pero es el más engorroso y es lo que está dificultando el ritmo de los testeos”, indica Genoud y explica que “la muestra directamente se inactiva y se lleva inactivada al equipo de PCR”. Este protocolo que permite el nuevo kit demanda solo 30 minutos, con un costo de un dólar frente a los seis dólares de costo de los kits de extracción que se vienen realizando.
Un dato destacable de este método es que la proteinasa K, corazón del kit, es un insumo de producción local que ya se encuentra elaborando la empresa Inbio Highway en la Provincia de Buenos Aires, con el resultado de la importante reducción en los costos. La tecnología desarrollada por los grupos encabezados por Levi y Genoud fue posible a través de las políticas de transferencia tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación y del CONICET.
“Quiero remarcar la gran ayuda de la Facultad de Ciencias Exactas, que facilitó enormemente el trabajo de nuestro grupo”, destaca Valeria Levi. Dentro del equipo multidisciplinario, también se encuentran Martín Stortz y Bruno Berardino, de Exactas UBA, IQUIBICEN-CONICET; Federico Remes Lenicov, UBA, INBIRS-CONICET; Paula Verneri, IQUIBICEN-CONICET; Ariel Waisman, de FLENI-CONICET, y Virginia Dansey, de Exactas UBA, UMYMFOR-CONICET.