Aedes aegypti

¿Cómo eligen las hembras?

Un nuevo trabajo del Grupo de Estudio de Mosquitos comprobó que el tiempo de descomposición de los detritos es un aspecto clave para que las hembras de Aedes Aegypti elijan el sitio de oviposición. Y también, que esas hembras seleccionan mayoritariamente recipientes que no son los mejores para el desarrollo de las larvas. Esto última hipótesis contradice la postura científica que cuenta con mayor consenso.

16 Oct 2025 POR

La primavera nos trae días cada vez más “largos” que las noches y temperaturas cada vez más calientes. Son condiciones que favorecen el “despertar” de los huevos del mosquito Aedes aegypti –el que transmite el dengue– que lograron atravesar el invierno en estado latente.

Por estos días, en el Área Metropolitana de Buenos Aires comienzan a “nacer” las primeras larvas que darán lugar a los primeros insectos adultos. Las hembras empezarán a picarnos y a poner huevos. Todavía son poquitas, pero su cantidad irá creciendo a lo largo de los próximos meses. La población de Aedes aegypti llegará a su pico en marzo, que probablemente será el mes con más personas infectadas y, en algunos casos, con riesgo de muerte.

Hay acciones que podemos efectuar cada uno de nosotros para prevenir ese riesgo. Esas acciones no son caprichosas. Son fruto del conocimiento obtenido a través del estudio científico de la biología y el comportamiento del mosquito.

Por estos días, en el Área Metropolitana de Buenos Aires comienzan a “nacer” las primeras larvas que darán lugar a los primeros insectos adultos.

En la Argentina, el Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (Exactas UBA) estudia desde hace muchos años al Aedes aegypti. Es un laboratorio de vanguardia a nivel mundial en la investigación de la dinámica espaciotemporal de estos mosquitos en climas templados. De hecho, sus trabajos vienen advirtiendo sobre la gran capacidad adaptativa del Aedes y, en consecuencia, sobre el riesgo sanitario que implica su expansión por nuestro país.

La originalidad de sus investigaciones a nivel internacional también está relacionada con que estudian poblaciones de mosquitos colectadas –mediante trampas– en sus hábitats naturales, a diferencia de lo que sucede en otras partes del mundo, donde predominan los estudios con poblaciones de mosquitos criadas en el laboratorio durante muchas generaciones y que, por lo tanto, pueden perder características que tenían cuando vivían en la naturaleza.

Pedro Montini, Sylvia Fischer y Candela Arnaldo

Una de las líneas de investigación del GEM apunta a evaluar qué sitios eligen las hembras para poner sus huevos y, también, qué consecuencias tiene esa elección en el desarrollo de las larvas.

Una hipótesis que tiene mucho consenso en la comunidad científica sostiene que las hembras suelen poner sus huevos en los lugares donde su descendencia tendrá mayores posibilidades de prosperar y reproducirse.

Sin embargo, un trabajo científico del GEM dado a conocer hace un año por NEXciencia con el título ¿Las hembras se equivocan? ponía en duda esa hipótesis para el caso del mosquito Aedes aegypti.

“Pareciera ser que las hembras no eligen donde poner sus huevos con un criterio óptimo, lo cual pondría en cuestión la hipótesis hegemónica”, consignaba en aquel momento Sylvia Fischer, investigadora del CONICET y directora del GEM.

El grupo comprobó que las hembras prefieren poner sus huevos en los recipientes con 42 días de descomposición que es, curiosamente, donde peor les va a las larvas.

También entonces, Fischer anunciaba que la bióloga Candela Arnaldo estaba realizando más experimentos para corroborar esos resultados.

Ahora, un nuevo trabajo publicado en la revista científica Medical and Veterinary Entomology muestra los resultados de los experimentos llevados a cabo por Arnaldo.

¿Contradicción biológica?

Las larvas del mosquito Aedes aegypti se desarrollan en el agua. Allí se alimentan de detritos, que son partículas de materia orgánica provenientes de la descomposición de flores, hojas, semillas, insectos y otros productos del entorno.

Por lo tanto, de acuerdo con la hipótesis hegemónica, es esperable que las hembras elijan poner sus huevos en recipientes con agua que contengan la mayor cantidad posible de detritos.

Los experimentos efectuados el año pasado mostraban que, efectivamente, las hembras preferían poner sus huevos en recipientes con mayor tiempo de acumulación de materia orgánica y que en esos recipientes con más detritos a las larvas les iba mejor.

Pero también habían observado que, a igual cantidad de detritos, a las larvas les iba mejor en los recipientes que tenían menos tiempo acumulando materia orgánica y, por lo tanto, donde la descomposición de esa materia orgánica había sido menor.

Para realizar el experimento, el grupo utilizó tres recipientes con detritos que se estuvieron descomponiendo durante 3, 14 y 42 días.

En definitiva, el hecho de que las hembras elijan poner sus huevos en los recipientes “más viejos” que, generalmente, acumulan más detritos y, por otro lado, que a las larvas les vaya mejor en los recipientes “más nuevos”, expuso la contradicción que llevó a Candela Arnaldo a profundizar en esos resultados.

Fue así que decidieron hacer un experimento muy controlado en el cual lo único que se variaría era el tiempo de descomposición. Para eso, colocaron exactamente la misma cantidad y tipo de detritos en tres recipientes distintos. Después, a cada uno de esos recipientes le agregaron exactamente la misma cantidad de agua, pero en momentos distintos.

De esta manera, obtuvieron recipientes con detritos que se estuvieron descomponiendo durante 3 días, otros que estuvieron pudriéndose durante 14 días y otros que se dejaron pudrir durante 42 días.

Luego, 30 réplicas de esos tres recipientes con tiempos distintos de descomposición se colocaron en 30 cuadras distintas del barrio porteño de Caballito, al costado de un árbol. Los dejaron una semana. Después, fueron a buscarlos.

En el laboratorio, contaron los huevos que había en cada frasco y los sumergieron en agua para que pudieran eclosionar y liberar a las larvas. Finalmente, evaluaron la supervivencia de los bichos y algunas características que hacen a la calidad de su desarrollo.

Tanto la selección del sitio de oviposición como el posterior desarrollo larvario en dichos sitios se ven afectados por el tiempo de descomposición de los detritos.

“Comprobamos que las hembras prefieren poner sus huevos en los recipientes con 42 días de descomposición que es, curiosamente, donde peor les va a las larvas”, revela Arnaldo. “De igual manera, vimos que a las larvas les va mejor en los recipientes con solo tres días de descomposición, que son los menos elegidos por las hembras para poner sus huevos”, completa.

¿Nueva hipótesis?

Los resultados del estudio brindaron una certeza: que tanto la selección del sitio de oviposición por parte de las hembras de Aedes aegypti como el posterior desarrollo larvario en dichos sitios se ven afectados por el tiempo de descomposición de los detritos.

Lo que todavía permanece sin explicación es por qué las hembras eligen mayoritariamente lo recipientes donde a las larvas les va peor, contradiciendo lo que postula la hipótesis hegemónica.

En este sentido, Sylvia Fischer arriesga una hipótesis alternativa: “Una posible explicación de la aparente contradicción entre las preferencias de oviposición de las hembras y el éxito larvario observado en nuestro estudio es que los recipientes con tiempos prolongados de descomposición de detritos presentan una mayor concentración de sustancias volátiles que sirven como señales químicas para la oviposición y, en consecuencia, las hembras podrían identificarlos como hábitats de alta calidad nutricional para sus crías”, comenta, y sugiere: “A su vez, la presencia de estas sustancias volátiles también podría indicarles a las hembras una relativa estabilidad del hábitat. Es decir, un recipiente que permanece 42 días con agua y materia orgánica descomponiéndose tiene más probabilidades de permanecer en el ambiente otro tiempo relativamente prolongado o suficiente como para permitir que las larvas tengan tiempo de completar su desarrollo”.

Más allá de sus implicancias teóricas, el hallazgo efectuado por el GEM también tiene efectos prácticos: “Nuestros resultados muestran que los recipientes con distinto tiempo de descomposición de la materia orgánica tienen, en todos los casos, una importancia para el ciclo de vida de estos insectos”, señala Fischer, y advierte: “Estos mosquitos son muy oportunistas y van a tratar de aprovechar cualquier tipo de recipiente que contenga agua y detritos. Por eso tenemos que hacer prevención eliminando y/o manteniendo limpios y secos todos los recipientes”.