Un cóctel de predicciones
Como una prueba más de que el fútbol es “pasión de multitudes”, consultoras económicas, bancos y otras empresas internacionales distrajeron parte de su tiempo para elaborar pronósticos acerca de lo que deparará la próxima copa del mundo. También lo hicieron el prestigioso científico inglés Stephen Hawking y los creadores del videojuego FIFA 2014.
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El próximo domingo Argentina le gana a Bosnia 2 a 0, según la consultora económica Bloomberg. En cambio, para sus colegas de Goldman Sachs, nuestra selección gana ese partido 2 a 1.
Según la agencia informativa Reuters, Argentina llegará a semifinales, y allí perderá con Italia. El Banco Itaú también pronostica que Argentina jugará esa instancia, pero con España. Lo mismo dicen Bloomberg y Goldman Sachs. Sin embargo, la simulación efectuada con el videojuego FIFA 2014 da como resultado que Argentina vuelve a perder en cuartos con Alemania. Esta vez por 2 a 1.
Solo Goldman Sachs predice que la Argentina será finalista, tras eliminar a España. Según la misma consultora, perderemos esa final frente a Brasil por 3 a 1.
Bloomberg también sostiene que el campeón será Brasil. En cambio, Reuters y el FIFA 2014 ven a Alemania en la cima del podio. Los muchachos del Itaú no quisieron pronosticar más allá de semifinales.
“Son simulaciones efectuadas a través de modelos matemáticos que se cargan con diferentes tipos de datos, como si fuera una coctelera”, comenta el doctor Guillermo Durán, investigador del Conicet y director del Instituto de Cálculo de Exactas-UBA. “Las diferencias en los resultados de las predicciones tienen que ver con el tipo de datos que se elige cargar y la ponderación que se le da a cada uno de ellos”, completa Duran, quien en los últimos años ha trabajado en modelos matemáticos aplicados a distintos problemas del mundo del deporte.
En general, las predicciones utilizan datos históricos con los resultados de los partidos jugados en las últimas décadas por las 32 selecciones que participarán del torneo. “Los modelos ponderan con mayor valor a los partidos que se jugaron en mundiales por sobre aquellos que se jugaron en copas continentales, que a su vez son más valorados que los amistosos”, ejemplifica.
Así, los pronosticadores toman en cuenta variables históricas como la cantidad o el promedio de goles –a favor y en contra- por partido, o la condición de local (incluso si jugó en su propio continente o no). Por ejemplo, Bloomberg utiliza datos de los partidos que ha jugado cada una de las selecciones y, con ellos, hace un simulacro de hasta 100.000 variantes de resultados de cada partido para obtener una estadística consistente.
Pero, además, cada uno de los adivinadores le agrega a su “coctelera” diferentes ingredientes de acuerdo con su gusto, como el lugar que el equipo ocupa en el ranking de la FIFA o en un ranking Elo (método utilizado en el ajedrez), la tradición futbolística del país (mediría “el peso de la camiseta”), el valor económico del equipo (supone que los jugadores más caros juegan mejor), la base de fans (supone que cuantos más hinchas lleva un equipo más posibilidades tiene de ganar), o el “elemento sorpresa” (Itaú consideró que, por lo sucedido en los últimos mundiales, un equipo africano y uno asiático clasificarán a octavos).
“A diferencia del fútbol argentino, donde la historia no juega demasiado y el último le puede ganar al primero, los mundiales suelen comportarse bastante bien en términos estadísticos”, señala Durán, para sugerir cierta previsibilidad en los resultados de las copas del mundo. “Pero esto es fútbol y siempre puede haber sorpresas. El modelo puede ser razonable, pero si Irán le gana a la Argentina se rompe toda la estadística y la ciencia”, advierte.
En los últimos días, el famoso físico británico Stephen Hawking decidió participar de las predicciones para Brasil 2014. Tras analizar los datos de todas las Copas jugadas desde 1966, incluyendo variables medioambientales, psicológicas, políticas y tácticas, anticipó que Inglaterra ganará el Mundial “si usa su camiseta roja, juega con 4-3-3 y le toca un árbitro europeo”.
“No hay que confundir casualidad con causalidad. Salvo que me expliquen seriamente qué influencia tiene una camiseta roja en el resultado de un partido, yo creo que eso es una estupidez”, opina Durán. “Si sale siete veces seguidas “colorado” en la ruleta no quiere decir que vaya a volver a salir colorado”, ilustra.
Finalmente, el cronista le pregunta al científico acerca del probable resultado del torneo que se realizará en Brasil. Sin hacer ningún cálculo, Durán responde: “Yo creo que la final se juega entre Argentina y Brasil. Para mí gana Brasil, pero en la cancha juegan once contra once. Ojalá que haya otro Maracanazo”.