Nobel de Medicina 2017

La epopeya y el sueño

Tres científicos estadounidenses fueron galardonados por la Academia Sueca por el descubrimiento de las bases moleculares que controlan nuestro reloj biológico, un mecanismo adaptativo que permite a los seres vivos acomodarse a los cambios que se producen a lo largo del día por la rotación de nuestro planeta. El hallazgo fue fundamental para comprender algunos problemas del sueño.

2 Oct 2017 POR

Jeffrey C. Hall, Michael Rosbash y Michael W. Young, comparten el premio Nobel de Medicina 2017. Imagen: Twitter/Nobel Foundation.

“Si tomamos en cuenta que en los años ’80 las técnicas de ingeniería genética estaban en sus inicios, lo que estos tres científicos lograron puede considerarse una epopeya”, opina Diego Golombek, investigador del CONICET y director del Laboratorio de Cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes, dedicado al estudio de los ritmos biológicos. “Es un reconocimiento supermerecido y nos pone supercontentos”, subraya.

Golombek estaba presente aquel día de 1984 en el que Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young -los tres galardonados- daban a conocer su descubrimiento: “Era un Congreso de la Sociedad de Ritmos Biológicos que se llevaba a cabo en Florida”, recuerda, y exclama: “De pronto, se produjo un gran revuelo. Habían encontrado el gen PER!”

Se refiere al gen period, del que por aquel entonces se predecía su existencia pero nunca había sido aislado del genoma.

Algo que sí consiguieron Jeffrey Hall y Michael Rosbash, de la Universidad de Brandeis en Boston, y Michael Young de la Universidad Rockefeller de New York trabajando con la mosca de la fruta, un insecto muy utilizado para estos estudios.

“¡Fue increíble! Porque el hallazgo fue simultáneo en dos lugares diferentes, y lo presentaron en la misma conferencia”.

El aislamiento del gen PER facilitó su estudio. Fue así que, posteriormente, Hall y Rosbach descubrieron que la proteína producida por ese gen se acumulaba durante la noche y se degradaba durante el día, es decir, que su concentración variaba a lo largo de un ciclo de 24 horas en sincronía con el ritmo circadiano.

“Identificar por primera vez la base molecular del ritmo biológico sirvió para entender qué es lo que sucede cuando hay alguna falla, incluso en los seres humanos. Por ejemplo, se encontró que una mutación en uno de los genes PER de los humanos causa el llamado insomnio familiar por retiro de fase, que es algo que se hereda y que hace que una persona no se pueda dormir hasta las dos o tres de la mañana”, explica Golombek.

Hace muy pocos días, se celebró en Mar del Plata el XXXII Congreso Anual de la Sociedad Argentina de Neurociencias. El 25 de setiembre, a las 15.10, Michael Rosbash dio allí una conferencia. “Estábamos con un Premio Nobel y no lo sabíamos”, se ríe Golombek.