Un libro necesario
Escrito por dos investigadores que participaron en distintas instancias del comité científico internacional que estudia este tema, se presentó el libro “La Argentina y el Cambio Climático. De la Física a la Política”, de Vicente Barros e Inés Camilloni. El trabajo constituye un minucioso compendio del conocimiento alcanzado hasta al momento sobre este fenómeno y resulta muy útil para descartar tanto mitos y fantasías, como el discurso negacionista que parece cobrar nuevas fuerzas.
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No resulta demasiado frecuente que alguno de los temas centrales que forman parte del núcleo principal de la investigación científica mundial gane un espacio central en los medios de comunicación o forme parte de la charla cotidiana de las personas. Sin embargo, el cambio climático se ha ganado ese lugar de altísima visibilidad. Prácticamente, no pasa semana durante la cual, diarios, radios y televisión no hagan referencia a alguna novedad referida al tema y resulta algo habitual que, frente a cualquier fenómeno meteorológico curioso, cualquier ciudadano lo atribuya al cambio climático. Hasta Hollywood alimenta, cada tanto, las fantasías de la población con películas (El día después de mañana, 2012) que mezclan la ciencia ficción con el cine catástrofe.
Además, el tema acaba de cobrar rigurosa actualidad política debido a la decisión del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, de retirar a su país del Acuerdo de París 2015 por el cual 195 naciones se comprometieron a tomar un conjunto de medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).
En este escenario, donde conviven múltiples discursos con puntos de vista diferentes y hasta contradictorios sobre la importancia y la gravedad del tema, no podría resultar más oportuna la publicación del libro “La Argentina y el Cambio Climático. De la Física a la Política” (EUDEBA), escrito por Vicente Barros e Inés Camilloni. Barros es doctor en Ciencias Meteorológicas, investigador superior del CONICET y profesor emérito de Exactas UBA. Camilloni es doctora en Ciencias de la Atmósfera, profesora del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e investigadora del CONICET en el CIMA (Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera). Además, ambos han formado parte, en diversas instancias, del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).
El trabajo, que está dirigido al público general, se propone como una herramienta informativa con datos actualizados sobre este fenómeno, especialmente en aquellos aspectos en los que la comunidad científica ha logrado un consenso. Su objetivo es promover la divulgación del conocimiento construido sobre el cambio climático para brindar elementos que ayuden a despejar los mitos que rodean este tema y a contrarrestar las voces negacionistas que recuperaron fuerzas a partir de los cambios políticos ocurridos en Estados Unidos.
La presentación se llevó a cabo el miércoles 14 de junio, en el aula 12 del Pabellón II de Ciudad Universitaria. Además de los autores, participaron otros investigadores de distintas disciplinas: Gabriela Merlinsky profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA e investigadora en el Instituto Gino Germani; José Paruelo, profesor de la Facultad de Agronomía de la UBA e investigador del CONICET, y Carolina Vera, profesora de Exactas UBA e investigadora del CONICET en el CIMA y el IFAECI.
La primera en tomar la palabra fue Merlinsky, quien enseguida dejó claramente establecida su opinión sobre el libro: “Me parece un trabajo de síntesis extraordinario hecho por dos investigadores que son actores muy activos del IPCC y conocen como nadie la literatura que se ha producido en el marco de ese organismo. Participan de las conferencias internacionales, discuten con otros países y, muchas veces, son la voz de Argentina en estos temas”, afirmó y añadió: “Lo que hacen es ofrecernos, en un lenguaje muy accesible, una síntesis de los resultados de esas investigaciones. Y son muy honestos al mostrarnos los consensos realmente existentes y aquellos aspectos todavía controversiales o en los cuales hay incertidumbre”.
Más adelante, la socióloga señaló que el libro la hizo reflexionar sobre lo complejo que resulta implementar una política para enfrentar el cambio climático ya que tiene que abarcar una multiplicidad de temas, de jurisdicciones, y sus resultados sólo se verán en el largo plazo. “Los tomadores de decisiones no están necesariamente dispuestos a pagar los costos políticos que implica una reducción agresiva de emisiones, el retiro de subsidios a la energía o el establecimiento de un impuesto verde, en sociedades caracterizadas por el hiperconsumo y por pensar el crecimiento únicamente como extracción de recursos naturales”, consideró y, finalmente completó:“Necesariamente, el tema nos lleva a un debate sobre los estilos de desarrollo, sobre el tipo de sociedad que queremos y el sacrificio que estamos dispuesto a hacer, los que más tenemos, para adoptar una vida más sustentable”.
A su turno, Paruolo indicó que leyó el libro y que le provocó una enorme satisfacción ver cómo una serie de datos que estaban desperdigados y que necesitaban una integración, se habían convertido en un libro a partir de un trabajo hecho con rigurosidad y con mucha claridad para ponerlo al alcance de un público muy amplio. “Un libro como éste, que trata con rigurosidad los aspectos físicos pero también los políticos, sociales, y hasta los agronómicos del cambio climático, es realmente un producto muy valorable”, ensalzó.
Posteriormente, el ecólogo destacó la centralidad que el libro le otorga a los conceptos de vulnerabilidad y exposición, útiles parar vincular los aspectos biofísicos con los aspectos sociales, políticos y productivos, lo que permite enfrentar los problemas derivados del cambio climático de una modo mucho más integral. Citó como ejemplo las inundaciones en el oeste de la provincia de Buenos Aires. “Allí los cambios en el uso del suelo que reemplazaron pastizales naturales o pasturas implantadas por cultivos anuales, provocaron la disminución de la capacidad de esos sistemas de evapotranspirar agua. El sistema fue goteando y, a lo largo de décadas, las napas freáticas crecieron lo que disminuyó la capacidad de esos suelos de absorber un evento de más de 100 mm de precipitación, que son los que se han hecho más frecuentes”, explicó Paruolo y concluyó: “Fíjense que se cruza un fenómeno asociado al cambio climático con otro derivado de la dinámica endógena de ese sistema socio ecológico que disminuyó su capacidad para lidiar con este tipo de eventos”.
La climatóloga Carolina Vera, quien también forma parte del IPCC, elogió el trabajo llevado a cabo por Barros y Camilloni. “Frente a un tema tan banalizado, tan confuso en los medios pero también en el sector privado, público y, a veces, hasta en el sector científico, tener un material como éste, que cubre todos los aspectos del cambio climático, es realmente valorable y también inédito. Por eso, es un lujo tenerlo en nuestro país”.
Vera fue avanzando en su intervención a partir de la lectura textual de algunos párrafos del libro que quiso distinguir particularmente. Uno de ellos contiene información, hasta ahora desconocida, relacionada con el costo en vidas humanas que dejó como saldo la ola de calor que afectó al país hace poco más de tres años. “Los decesos por encima de los normal durante la ola de calor del verano 2013/2014 en la Ciudad de Buenos Aires, son más que los causados por todas las inundaciones ocurridas en las últimas tres década en Argentina. Esta comparación es necesaria dado que, sobre las inundaciones hay, al menos, cierta conciencia pública respecto de la necesidad de minimizar sus impactos. Pero la cifra es aún más impresionante si se piensa que esa ola de calor afectó no sólo a los 3 millones de habitantes de la Ciudad sino a, por lo menos, otros 20 millones. No se dispone aún de información estadística que permita calcular las muertes por encima de lo normal en toda el área afectada por la ola de calor”.
A la hora de los autores, la primera exposición le correspondió a Camilloni. La climatóloga precisó que el motivo que los impulsó a escribir el libro fue “contribuir a la alfabetización sobre le problema del cambio climático” de manera que la sociedad pueda tomar decisiones informadas. También señaló que su publicación se da en un contexto de amplio consenso acerca de la responsabilidad humana sobre el cambio climático debido, centralmente, a la quema de combustibles fósiles. Sin embargo, todavía hay grupos que rechazan esta idea. “Si bien estas posiciones son minoritarias, lo que hacen es entorpecer las medidas de mitigación y adaptación necesarias para hacer frente al cambio climático”, se lamentó, y profundizó: “Estas demoras afectan particularmente a los países en desarrollo que son aquellos que más sufren los impactos negativos del calentamiento global, y los que necesitan con más urgencia que se tomen estas medidas”.
Al analizar la situación actual, Camilloni consideró muy difícil desacelerar el aumento de la temperatura del planeta para que no suba por arriba de los 2ºC hacia fin de siglo. Incluso, sostuvo que es “casi inevitable” que supere ese umbral en algunos años, lo que resultará muy grave por sus impactos y por la dificultad de revertir sus consecuencias. “Este situación nos exige adoptar una dimensión ética para la discusión del cambio climático en el momento de definir qué riesgos estamos dispuestos a aceptar sabiendo que una parte de la población mundial se va a ver altamente afectada por este fenómeno”.
La última exposición del encuentro le correspondió a Vicente Barros. El profesor emérito recordó que, durante mucho tiempo, habían insistido en diversas instancias gubernamentales para que se elaborara un documento oficial que sirviera como base de la posición Argentina en este tema. Detalló que países como Rusia, Australia, Estados Unidos, México, Brasil y China ya lo tienen o lo están terminando. “Nunca logramos convencerlos así que nos decidimos a hacer este libro”.
Más adelante, Barros se refirió a la decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París. Sostuvo que la consecuencia más grave de esa determinación no pasa tanto por el hecho de que la primera potencia global aumente sus emisiones “que se vienen reduciendo desde al año 2005 debido al reemplazo del carbón por shale gas y a que, en la etapa actual de su desarrollo, su economía no se basa en actividades muy contaminantes”. Para Barros, el problema principal derivado del retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París es que provocará una disminución de los capitales -más de 100 mil millones de dólares por año desde 2020-, que debían invertirse en los países en vías de desarrollo para que éstos pudieran disminuir sus emisiones. Y detalló que, en la actualidad, los países en desarrollo ya producen las dos terceras partes de los GEI y son los que más los están aumentando. “Necesariamente, la solución tiene que venir, en buena medida, por ese lado. Y los países desarrollados deben contribuir con el capital necesario para que los cambios se puedan llevar a cabo”.
Imagen y sonido
La ceremonia de presentación fue transmitida en vivo por la web a través del canal oficial de la Facultad en YouTube (ExactasUBAoficial). La totalidad de las intervenciones de cada panelista pueden puede verse en: https://www.youtube.com/exactasubaoficial