Virus inhibidos
Un equipo científico internacional con fuerte presencia argentina logró inhibir, en líneas celulares, a los virus de dengue y Zika. Es más, en este último caso, las pruebas en ratones de laboratorio mostraron que, a menores dosis del compuesto antiviral, mejores fueron los resultados. El trabajo está basado en el estudio de las propiedades de la anisomicina, un compuesto de bajo costo y que no resulta tóxico para las células.
No salían de su asombro en el Laboratorio de Virología. “Normalmente, uno prueba una gran cantidad de compuestos y no muestran actividad antiviral o resulta muy baja. Pero, de pronto, éste presentaba una potente inhibición frente al dengue y Zika. Entonces, dijimos: ‘Este compuesto es prometedor’”, dice Verónica Quintana, becaria posdoctoral de CONICET, junto con su directora Viviana Castilla del Departamento de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA sobre la anisomicina, tras largos años de estudio y su reciente trabajo en Antiviral Research.
Si bien falta un largo camino a recorrer antes de probar su eficacia en seres humanos, los primeros pasos de esta investigación empezaron satisfactoriamente en líneas celulares con el dengue. Entonces, como siguiente desafío, decidieron probarlo en Zika. “Vimos que los resultados eran muy similares, así como también el mecanismo de acción”, dice Quintana, y enseguida Castilla agrega: “Ambos virus son del género Flavivirus y tienen características similares. Además, circulan en las mismas regiones y son transmitidos por el mismo tipo de mosquitos, principalmente Aedes aegypti, por lo cual. las infecciones con ambos virus son muy frecuentes”.
Su parecido es tal que también comparten síntomas como fiebre acompañada de dolor de cabeza, malestar general, cansancio intenso y manchas en la piel o erupción, entre otras posibles señales en la persona infectada. Mientras la infección del virus de Zika durante el embarazo puede causar microcefalia y otras malformaciones congénitas en el feto, el dengue grave o -hemorrágico, como se lo conocía en el pasado-, puede ser letal. “En las últimas décadas ha aumentado enormemente la incidencia de dengue. Alrededor de la mitad de la población del planeta corre el riesgo de contraer esta enfermedad”, advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El virus del dengue tiene cuatro variantes o serotipos. Los casos de dengue grave son más frecuentes en personas que ya padecieron dengue por un serotipo y, posteriormente, se infectan de nuevo pero con un serotipo distinto al que le ocasionó el primer cuadro. Justamente, el compuesto puesto a prueba en Exactas UBA, demostró ser efectivo contra todos los serotipos en líneas celulares.
“Cuando vimos que el compuesto inhibía a los cuatro serotipos del dengue, lo probamos en Zika -que tiene un solo serotipo pero diferentes linajes- y vimos que también era activo”, precisa con entusiasmo Quintana. “No es habitual encontrar compuestos que inhiban con esta potencia. No es algo que observemos de manera frecuente en cultivos celulares”, destaca Castilla, con más de veinte años buscando antivirales en el laboratorio.
A Francia y Estados Unidos
Tras comprobar la potente actividad de la anisomicina como antiviral en líneas celulares, se abrían nuevos interrogantes. ¿Cómo actuaba? ¿Cuál era el blanco de acción del compuesto en el caso del dengue? Para responder parte de las preguntas, el equipo de investigación requería de la colaboración de otros laboratorios del mundo como el dirigido por Bruno Canard en la Universidad de Aix-Marsella, en Francia.
Entonces, Quintana debió presentarse y obtener el premio 2017 ISAR CFF Scholarship for Women Scientists otorgado por la Sociedad Internacional de Investigación en Antivirales. También consiguió ayuda económica del programa The Company of Biologists´ Journals Travelling Fellowship que le otorgó una beca. Estos logros le permitieron viajar para profundizar la investigación.
Antes de partir a Francia, la sospecha residía en que el compuesto actuaba sobre una determinaba proteína viral e inhibía así la multiplicación del dengue. Pero, allí observaron que no pasaba por ahí el mecanismo para frenar al virus. No era ése el blanco de acción. Este dato si bien es útil porque descarta una de las suposiciones, obliga a continuar en la búsqueda de cómo funciona. “Un poco desilusionados -confiesa Quintana-, pero igual es un resultado muy importante. Por otro lado, vemos que el compuesto también inhibe cuando lo probamos en distintas líneas celulares humanas y que su efecto es muy potente. Entonces, resulta prometedor para avanzar a la siguiente etapa de estudio, que es el modelo en animales”.
En tanto, la investigación en modelos de animales de laboratorio es un paso que ya se ha dado en el caso de Zika. Para lograrlo, el equipo de Exactas UBA contactó expertos del Instituto de Investigación Antiviral de la Universidad Estatal de Utah, Estados Unidos, donde tienen ratones modificados genéticamente para estudiar esta enfermedad.
Nuevamente, Quintana requería el pasaporte de fondos para lograr avanzar en sus estudios. “Gracias a una beca Fulbright pude trasladarme al laboratorio de Justin Julander, donde me entrenaron y obtuvimos resultados muy interesantes. Vimos que a menores concentraciones del compuesto, los síntomas de la enfermedad por infección con Zika se retrasaban y también disminuía la carga viral. Eso fue como redondear el trabajo y nos permitió considerar, para el futuro, distintas estrategias en modelos animales”, subraya.
Por último, sobre la importancia de este hallazgo, Castilla subraya que “no es trivial. Y, además, las dosis del compuesto son muy bajas y no son tóxicas para la célula”. Si bien queda un largo camino por desandar en modelos animales antes de ser probado en humanos, en caso de que la anisomicina resultara efectiva para uso médico tiene otra ventaja, “no es un compuesto costoso”, concluyen desde el Laboratorio de Virología, dirigido por Elsa Damonte.
El equipo
Verónica Quintana, Barbara Selisko, Jesús Brunetti, Jean-Claude Guillemot, Bruno Canard, Elsa Damonte, Justin Julander y Viviana Castilla son quienes firman el trabajo recientemente publicado en Antiviral Research