TICs y educación

Libre, nacional y popular

A partir del mes de marzo todas las computadoras del Plan Conectar Igualdad contarán con un sistema operativo propio. Se trata de Huayra, un desarrollo basado en software libre, que será el responsable de arrancar, por defecto, cada una de las netbooks del Programa.

12 Nov 2012 POR

Sus creadores eligieron el vocablo Huayra para denominar al sistema operativo desarrollado sobre software libre para las computadoras del Progama Conectar.

Entrevista a Javier Castrillo

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Soplan nuevos y buenos aires en el mundo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) aplicadas a la educación en la Argentina.  Es que Huayra es una palabra que proviene del quechua y significa “viento”. Vientos de cambio, vientos de libertad, vientos de soberanía tecnológica, según sus creadores, que eligieron ese vocablo para denominar al sistema operativo desarrollado sobre software libre por el Estado nacional que estará presente, desde el próximo mes de marzo, en todas las computadoras del Programa Conectar Igualdad.

Conectar Igualdad es una política de inclusión digital que distribuirá tres millones de netbooks (ya entregó más de dos millones) entre alumnos y docentes de escuelas secundarias públicas, educación especial e institutos de formación docente de todo el país. Semejante cantidad de máquinas constituyó, desde el principio, un mercado sumamente atractivo para cualquier empresa, y más aún, si se trata de Microsoft Corporation, cuyo máximo deseo es lograr que Windows se convierta en el sistema operativo de cada una de las PC del planeta. La inclusión de Windows en las computadoras de Conectar Igualdad despertó fuertes críticas de parte de los impulsores del software libre; uno de sus principales gurúes Richard Stallman rebautizó irónicamente el programa como “conectar a maldad”.

En el marco de esta polémica, el Estado optó por una solución que, a primera vista, podía parecer intermedia: el doble booteo. Sin embargo, esta situación estaba lejos de poder ser considerada como una “libre elección”, ya que para que los estudiantes elijan usar software libre también tienen que aprender a usarlo sus profesores, lo que depende no sólo de la voluntad individual sino también de que alguien les enseñe. Y además, resulta indispensable vencer a la costumbre reforzada a diario por una repetitiva parafernalia publicitaria que destaca las “virtudes” del software privativo.

Para empezar a emparejar la situación desde mediados de este año el Estado dispuso primero que todas las netbooks arrancaran por defecto con Ubuntu –sistema operativo basado en GNU/Linux- y posteriormente reemplazar Ubuntu por una distribución propia desarrollada especialmente por el Centro Nacional de Investigación y Desarrollo en Tecnologías Libres (CENITAL). “Nuestra intención es hacer un producto estable, potente, seguro, lindo, agradable de usar, 100% libre. Ser la opción por defecto nos abre la puerta para que nos conozcan y luego por elección de los propios usuarios sea ésta la partición que siempre se use”, se entusiasma Javier Castrillo, viejo militante del software libre y director del CENITAL.

Pero, ¿por qué es importante que los chicos se acostumbren a utilizar software libre en las escuelas? “Hoy por hoy las corporaciones usan a las escuelas como semilleros de consumidores. Supuestamente, regalan su software pero en realidad están formando futuros consumidores de ese software. Entonces estás usando a la educación pública para promocionar un producto”, sostiene Castrillo y ejemplifica, “es como si una empresa de autos ‘regalara’ motores a las escuelas de mecánica, y los alumnos sólo aprendieran a arreglar motores de esa marca”.

Este equipo de desarrolladores se encuentra trabajando a toda velocidad con el objetivo de que en el mes de marzo Huayra se encuentre en los discos rígidos de cada una de las máquinas del Programa. Según afirman, Huayra será un sistema operativo con identidad nacional porque muchas de sus características surgirán teniendo en cuenta las necesidades relevadas a partir de cientos de entrevistas realizadas con alumnos, docentes, directivos y padres de más de setecientas escuelas de todo el país. “Con el equipo de seguimiento y evaluación visitamos, durante un año y medio, 700 colegios de todo el país. Desde establecimientos ubicados en el microcentro porteño hasta la última escuelita en el norte de Formosa”, cuenta Castrillo y agrega, “toda la información que recogimos, sobre problemas y necesidades, vamos a volcarla en Huayra”.

El nuevo sistema operativo servirá de plataforma para descargar unas 25 mil aplicaciones libres, los contenidos especialmente diseñados por Educ.ar, Pakapaka, Encuentro y Conectate. Además, las netbooks contarán con sintonizador y antena para la TV Digital Argentina, con lo cual se podrán ver 35 canales de televisión en sus computadoras. Por otro lado, dado que el conocimiento y el convencimiento de los docentes resultan claves para que la implementación de Huayra sea masiva y exitosa, el Programa tiene previstas varias instancias de capacitación, tanto presenciales como virtuales.

El sueño de Castrillo, sin embargo, va más allá del objetivo inmediato de proveer de un sistema operativo confiable para el ámbito educativo. “El de máxima es que Huayra sea usado por toda la administración pública nacional”, se entusiasma y recuerda, “si en el 2001 cuando nuestra escuela era básicamente un comedor,  me decías que 10 años después íbamos a estar desarrollando la distribución de un programa que se iba a repartir en 3 millones de computadoras, nunca me lo hubiera podido imaginar. La realidad ya me superó una vez, y por mucho. Tal vez me sorprenda de nuevo”.