Una herramienta para crear el futuro
El gobierno puso en marcha el plan Program.AR que se propone transformar la manera en que se enseña computación en los colegios. La idea es fomentar el uso de la tecnología para potenciar la expresión y la creatividad de los jóvenes. También se busca promover que más chicos sigan carreras relacionadas con la informática, lo que resulta indispensable para el desarrollo del país.
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La fecha era emblemática y no había sido elegido al azar. El 13 de abril se cumplía un siglo del nacimiento de Manuel Sadosky, el matemático que es considerado el padre de la computación en la Argentina. Tampoco el lugar: la Fundación Pupi en Remedios de Escalada, una institución creada en 2001 por iniciativa del futbolista Javier Zanetti con el objetivo de trabajar por los derechos de los chicos.
Ese día, en ese sitio, el gobierno nacional lanzó formalmente Program.AR, una iniciativa organizada por la Fundación Sadosky, Educ.ar y Conectar Igualdad, con el propósito de discutir y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de que los conocimientos relacionados con las ciencias de la computación no sean exclusivos de un conjunto pequeño de ciudadanos.
“Aprender a programar te enseña a pensar”, afirmaba el creador de Apple, Steve Jobs. Con esa misma idea de fondo, Program.AR se propone recorrer el país organizando foros para debatir, con la comunidad en general, y la educativa en particular, cuestiones como si hay que enseñar código en la escuela, de qué manera habría que hacerlo, a partir de qué edad. También se realizarán talleres piloto en los que se aplicarán nuevas metodologías para enseñar a programar. Las conclusiones que se saquen de esas experiencias podrán ser útiles, en un futuro, a la hora de llevar estas novedades al sistema educativo.
Santiago Ceria es el presidente de Fundación Sadosky y “un apasionado por la computación”, como él mismo se define. En un extenso diálogo con el Cable, el funcionario detalló los múltiples objetivos que reúne la iniciativa.
– ¿Cómo surge esta iniciativa llamada Program.AR?
– Program.AR tiene que ver con repensar la forma en la cual se está enseñando computación a los chicos y este replanteo se está debatiendo en numerosos países. Cuando aparecieron las computadoras de un tamaño tal que se podían llevar a la escuela, alrededor de los años 60, empezaron las primeras evaluaciones acerca del impacto que podían tener en la educación. Una idea muy extendida era que aprender computación afectaba positivamente la manera en la que los chicos aprendían cualquier otra cosa. Básicamente, porque la computadora es un medio para expresar ideas mucho más poderoso que el lápiz y el papel. Eso ayudaba a que los chicos desplegaran su curiosidad y su creatividad. Después, cuando las computadoras entraron en cada casa y en cada oficina, surgió la preocupación de que el chico que no supiera usar una computadora se iba a convertir en un analfabeto. Así surgió la noción de la alfabetización digital que es enseñarte a usar una computadora. Ahí se perdió un poco la idea original. Ahora están resurgiendo un poco esas ideas que sostienen que aprender computación te hace desarrollar ciertas capacidades útiles para cualquier otra cosa. Es lo que se llama “pensamiento computacional”. Entonces, por ejemplo, para programar una computadora vos tenés que desarrollar la capacidad de abstracción, porque un programa es una abstracción en sí mismo; también tus habilidades en la resolución de problemas, porque tenés que entender el problema que querés resolver; tenés que modelarlo, tenés que testearlo a ver si tiene algún error y tenés que corregirlo. Entonces el modelado, la abstracción, la resolución de problemas, la generalización, son habilidades que ganás aprendiendo a programar. Es decir que, aprendiendo a programar, vas a resolver mejor cualquier tipo de problemas, sean de medicina, de arquitectura o de biología.
– Pero hoy en día la enseñanza meramente instrumental de la computación es la que permanece vigente en las escuelas.
– Sí, claro. En Inglaterra hicieron un reporte muy interesante llamado Shut down or restart, en el que consideran que es contraproducente enseñar a los chicos a usar las computadoras tal como hoy se hace. Primero porque ya saben. Imaginate que a un chico que maneja una tablet desde los dos o tres años, vos no le podés decir: ahora te voy a enseñar a usar el Word. Y yo lo veo en mis hijos y sus compañeros. El problema es que genera percepciones incorrectas acerca de lo que es la computación. En informática dan Word, Word y más Word y pasan al secundario y ven más Word. Entonces ¡¿cómo querés que les guste la informática?! Hay que enseñar a crear con una computadora, a hacer cosas nuevas, no a usar lo que ya está hecho.
– ¿En qué consiste concretamente el plan Program.AR?
– Program.AR es un proyecto a partir del cual queremos instalar un debate alrededor del tema de la enseñanza de la computación. Creemos que es necesario concientizar a la población en general y a los ámbitos directamente relacionados con todo esto, como la comunidad docente, la comunidad profesional que rodea al mundo de la computación, las familias y los chicos, sobre esta problemática. Para eso pensamos llevar adelante varios foros regionales con actividades para discutir cómo la Argentina se tiene que subir a esta movida, cuáles serían las mejores estrategias para ir incorporando actividades de formación, en principio extracurriculares, para que los chicos vayan aprendiendo ciencias de la computación, para que vayan aprendiendo a programar. Program.AR es la estrategia nacional para repensar todo lo que tiene que ver con la enseñanza de la computación.
– En las pruebas piloto con chicos se van a aplicar nuevas formas de enseñar computación. ¿La idea sería extender, posteriormente, esta nueva metodología al conjunto del sistema educativo?
– Son pruebas para aprender. No hay demasiados consensos a nivel internacional acerca de cuál es la mejor forma de hacer estas cosas. Hay distintas posturas acerca de qué enseñar, cómo enseñarlo, a chicos de qué edad, cuándo empezar y creo que es importante que nosotros hagamos nuestro aprendizaje y elaboremos una estrategia nacional a partir de ese aprendizaje. Cada vez que das un taller y entrenás a chicos en robótica, en programación, estás aprendiendo, viendo cómo reaccionan, midiendo si una herramienta funciona mejor que la otra. Cuando hacés formación docente también, si les gusta o no, si se sienten capaces de replicar esa capacitación. Queremos pasar por ese proceso de aprendizaje y queremos generar los consensos más amplios escuchando todas las voces involucradas. Ese es el camino.
– ¿Con chicos de qué edades se va a trabajar en estos foros?
– Dentro de los foros regionales vamos a tener talleres que, en general, son para estudiantes de secundaria. Hay algunas pruebas piloto en las que estamos viendo cómo reaccionan chicos de primaria. Es fascinante ver que un chico de 10 años entiende todos los conceptos básicos de la programación: secuencia, condición, interacción; incluso conceptos un poco más complejos como subrutinas, pasaje de parámetros, generalización. Pero, respecto de cómo llevar esto al sistema educativo, creemos que todavía hay un camino largo para recorrer, todavía falta para estar discutiendo eso.
– Esta primera etapa, ¿incluye talleres con docentes?
– En principio, en los foros regionales, tenemos previstas tres actividades: todo lo que tiene que ver con foros de discusión de la comunidad educativa en general, que incluye a docentes, directivos de las escuelas, responsables de gestión pública relacionados con la educación, etc. Después están los talleres para chicos y, por último, los “hackatones” que son eventos de programación para que la sociedad vea la utilidad de todo esto. Durante una jornada se junta gente y se hace un desarrollo de software útil para la comunidad. Así, la gente ve de manera un poco más cercana lo que la industria del software puede aportar.
– Además del tema de la enseñanza en sí, ¿Program.AR también apunta a fomentar un aumento en la cantidad de personas que estudian computación?
– El tema laboral entra definitivamente en la agenda. El país tiene una necesidad enorme de tener más gente que se dedique a esto. Hay mucha gente que no lo hace por el tema de las percepciones incorrectas. La inscripción en carreras de informática está prácticamente estancada en los últimos 10 años. Hay alrededor de veinte mil chicos que se anotan, por año, en todo el país. Pero la demanda de profesionales viene subiendo muchísimo. El año pasado la Cámara de Empresas de Software estimó que le quedaron cinco mil puestos de trabajo sin cubrir. Es muchísimo si tenemos en cuenta que se gradúan alrededor de 3.600 personas por año. Pero, en realidad, el faltante es mucho mayor porque se calcula que el 70 por ciento de los trabajos de computación no se dan en las empresas de informática sino en hospitales, automotrices, fábricas, bancos, telecomunicaciones, facultades. En Estados Unidos calculan que para el año 2020 les va a faltar un millón de programadores. Encima, cuando a Estados Unidos le falta un millón de profesionales, ¿adiviná qué hacen? Vienen y se los llevan para allá.
– Este déficit de recursos humanos afecta directamente cualquier estrategia de desarrollo del país.
– Claro. Cuando vos mirás la producción moderna, la electrónica y el software están presentes en todos lados. Los autos, los aviones, los trenes, el equipamiento médico, la maquinaria industrial, la agrícola, todo tiene software. Entonces, ¿cómo vas a fabricar productos con alto valor agregado si no sos fuerte en todo esto? Si uno analiza la balanza comercial de Argentina, ve que estamos importando alrededor de nueve mil millones de dólares por año en microelectrónica, en celulares, en cámaras, otros electrodomésticos, etc. El 40 por ciento de ese monto se origina en la propiedad intelectual. Es un costo que estamos pagando los países en desarrollo a los desarrollados por cosas que ellos pueden hacer y nosotros no. Entonces, hacer una apuesta decidida para fortalecer el sector TIC es crucial. Y todo esto pasa por los recursos humanos. Es cierto, nuestra tarea es más a largo plazo, pero bueno, en algún momento hay que empezar.
– El tren del mundo avanza en una dirección determinada y la pregunta es cómo te subís.
– Totalmente. Una cosa positiva es que Argentina picó en punta entre los países que han empezado a repensar la enseñanza de la computación. En Estados Unidos el debate recién está empezando, también en Inglaterra. Hay algunos pioneros como Finlandia, Nueva Zelanda, Israel, pero son casos aislados. De todas maneras, yo no veo un futuro donde no se enseñen bien las ciencias de la computación. Para mí la discusión pasa simplemente por definir cuándo y cómo te vas a subir a este tren. Al revés, yo me imagino a una persona dentro de varias décadas mirando para atrás y diciendo: no entiendo por qué demoraron tanto.