Cultivos

Más hongos, menos agroquímicos

Científicas de diferentes instituciones lograron aislar e investigar a Laetisaria, un hongo nativo que estudian como potencial agente de control biológico para combatir otros hongos dañinos para los cultivos. Las pruebas in vitro fueron promisorias. Si se aplicara con éxito en las plantaciones se podría disminuir el uso de pesticidas.

6 Ago 2019 POR
En ensayos in vitro, donde se enfrenta con otros hongos patógenos, en este caso Bipolaris sorokinianase, ve que Laetisaria logra disminuir su crecimiento.

En ensayos in vitro, donde se enfrenta con otros hongos patógenos, en este caso Bipolaris sorokinianase, se ve que Laetisaria logra disminuir su crecimiento. Foto: Gentileza Laura Levin.

Es nativo, raro y poco estudiado hasta no hace mucho tiempo, pero recientemente investigadoras del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en conjunto con científicas de Exactas UBA apuntaron los microscopios hacia ellos. Se trata de un hongo, llamado Laetisaria, que fue aislado en un cultivo de cebollas en Bahía Blanca, y tiene ciertas características que lo harían apto para combatir otros hongos dañinos de cultivos. En caso de lograrse el objetivo, permitiría controlar ciertos patógenos con menor uso de agroquímicos.

“Nosotros trabajamos con hongos que producen enzimas capaces de degradar maderas, y no muchos organismos de la naturaleza pueden hacerlo. Laetisaria está muy emparentado con estos hongos, pero en vez de crecer en los árboles, lo hace sobre el pasto o en el suelo. Tiene un nicho muy peculiar y está muy poco estudiado porque es muy difícil de aislar”, relata Laura Levin, directora del Laboratorio de Micología Experimental, perteneciente al Instituto de Micología y Botánica del CONICET y UBA (InMiBo), en el Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires.

Todo comenzó alrededor de ocho años atrás, cuando las cepas del género Laetisaria fueron aisladas por Viviana Barrera, del Instituto de Microbiología y Zoología Agrícola (IMyZA) delINTA en un ensayo de rotación de cultivos en la Estación Experimental Hilario Ascasubi del INTA en la provincia de Buenos Aires. “Hay cuatro especies conocidas. Este género proviene de Australia y Países Bajos. Hasta ahora se han identificado en Estados Unidos, en Chile y, en Argentina, donde este registro hecho en Bahía Blanca fue el primero”, indica Eliana Melignani, del InMiBo.

Laura Levin y Eliana Melignani. Foto: Diana Martinez Llaser. Exactas Comunicación.

No son fáciles de aislar y tampoco de conservar. Pero en el InMiBo hacen todos los esfuerzos para mantener la colección de numerosos hongos aislados de distintos ambientes. “Requiere de mucho trabajo el mantenimiento de la colección”, dice Melignani. Y, enseguida, Levin remarca: “Es importante preservar los hongos aislados porque muchos de ellos son fuente potencial de distintas enzimas y metabolitos secundarios bioactivos con utilidad en agricultura y medicina”.

De malos y buenos

Bajo estrictos cuidados, Laetisaria es seguido de cerca por sus particularidades. Es que parece reunir todas las condiciones para competir con otros hongos que suelen enfermar a los cultivos. “En ensayos in vitro, donde este hongo se enfrenta con otros hongos patógenos, se ve que Laetisaria logra disminuir su crecimiento. Aún no se llegó a probarlo en ensayos en planta.”, señala Melignani.

Entre los hongos que suelen afectar los cultivos hortícolas, se halla Fusarium oxysporum, causante de la enfermedad conocida como “podredumbre basal”. Las hojas de la planta se tornan amarillas y se marchitan. En tanto, el bulbo se destruye en la base. “Es muy virulento y ocasiona graves pérdidas económicas en un amplio rango de especies vegetales, entre ellas cebolla y papa”, ejemplifican.

La lista de hongos dañinos que generan no pocos dolores de cabeza a los cultivadores de sembradíos de papa, tomate o morrón, es variada y están en la mira de este equipo de científicas que buscan contrarrestar a los ‘malos’ con los ‘buenos’. En ambos casos corresponden a hongos de suelo, donde se libraría la batalla.

“La idea es usar hongos como agentes biológicos de control de patógenos en el suelo. Encontrar las cualidades de Laetisaria que puedan ser potencialmente aplicadas a reducir o impedir el crecimiento de patógenos con el fin de generar formulados comerciales para aplicar en el campo, en parcelas o cultivos. De modo que los productores puedan acceder a ellos y disminuir el uso de agroquímicos”, concluyen.