Primavera caliente
Expertas y expertos en climatología de diferentes instituciones elaboraron un documento con las previsiones sobre lo que ocurrirá en la Argentina para los meses de septiembre, octubre y noviembre próximos. El pronóstico indica que se espera una primavera con temperaturas más altas que las habituales y lluvias poco frecuentes.
Días atrás tuvo lugar el encuentro de expertos en climatología organizado por el Servicio Meteorológico Nacional para consensuar el pronóstico climático de toda la Argentina para los meses de septiembre, octubre y noviembre próximos. Las doctoras en Ciencias de la Atmósfera Matilde Rusticucci y Soledad Collazo fueron parte de esa reunión vía Zoom. Ellas están más que satisfechas porque sus previsiones para este invierno se cumplieron en gran medida. Ahora, acaban de presentar sus estimaciones para esta primavera. El foco de sus miradas está puesto, particularmente, en lo que ocurrirá con las temperaturas extremas, es decir, cómo serán las máximas y mínimas durante el próximo trimestre en relación con las tres últimas décadas de registros.
“Hay una alta probabilidad de que en esta primavera se superen en varias ocasiones las más altas temperaturas registradas en los últimos 30 años para esta época. Se espera mucho calor, en especial durante el día”, precisa Rusticucci, especialista en cambio climático, y profesora de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. En este sentido, Collazo, quien hizo su doctorado en esta temática, agrega: “Tras aplicar distintos modelos estadísticos, varios de ellos arrojan resultados de temperaturas máximas que se ubican en categorías superiores a las normales para gran parte del país, que comprende la zona centro, norte y litoral de la Argentina”.
Hay una alta probabilidad de que se superen en varias ocasiones las más altas temperaturas registradas en los últimos 30 años para esta época.
Collazo, precisamente, elaboró el informe sobre temperaturas extremas presentado en el encuentro que dio lugar al último pronóstico climático trimestral del SMN, basado en los principales modelos globales de simulación del clima y modelos estadísticos nacionales, sumado al análisis de la evolución de las condiciones oceánicas y atmosféricas. En este documento, participan profesionales del SMN, del Instituto Nacional del Agua (INA), de la Cátedra de Climatología Agrícola de la Facultad de Agronomía de la UBA, del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de Exactas UBA, personal del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), de la Autoridad Interjurisdiccional de las Cuencas de los Ríos Limay, Neuquén y Negro (AIC), del CONICET, de la Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación (SSRH), y de la Comisión Regional del Río Bermejo (COREBE).
“Nuestro aporte se basa en análisis sobre datos de pronóstico de temperaturas extremas, que es de gran utilidad a la hora de estimar la demanda de recursos energéticos”, ejemplifica Collazo.
Qué será, qué será
Antes de discutir el futuro informe, los especialistas en climatología verifican si el pronóstico anterior anticipó o no lo ocurrido, para chequear “si estamos haciendo bien las cosas”, dice Collazo, docente de Exactas UBA. “Fueron un mayo y junio bastante fríos para gran parte del país, julio no tanto. El otoño y principio de invierno tuvieron temperaturas mínimas más bajas de lo normal, tomando los últimos 30 años”, compara, y sonríe satisfecha porque ella obtuvo una alta tasa de aciertos.
El anterior fue “un buen pronóstico”, dice Collazo, quien espera lograr lo mismo para este trimestre. “A partir de 30 años de registros de temperaturas máximas en primavera se estima el valor extremo para cada localidad. No es un valor fijo para todo el trimestre, sino que varía para cada día. Con los diez más altos de la distribución de los datos se establece el umbral. Y se evalúa -dice Collazo- si esta primavera superará ese umbral y cuántas veces la hará”.
Estamos bajo la influencia del fenómeno de La Niña y, bajo esas condiciones, suelen darse máximas elevadas junto con escasas precipitaciones.
Rusticucci, en base a estos resultados, vaticina que “ese límite o umbral se superará varias veces en esta primavera, que tendrá temperaturas máximas muy altas”. De este panorama probabilístico no escapa la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de acuerdo con sus estimaciones. “Estamos -coinciden- bajo la influencia del fenómeno de La Niña hace ya más de dos años y, bajo esas condiciones, suelen darse máximas elevadas de temperatura junto con condiciones a la seca. La poca precipitación favorece las temperaturas máximas elevadas. El SMN pronostica baja precipitación en especial para el litoral, y también para el AMBA, donde las temperaturas mínimas estarían dentro de valores normales”.
El calor extremo que se vive ahora en Europa, ¿puede ser un anticipo de lo que vendrá en la Argentina? “No. Las máximas que se esperan para esta primavera no tienen relación con las altas temperaturas del verano europeo, pero sí tienen que ver, en el largo plazo, con el proceso de cambio climático, con el aumento de temperatura global. Esto no quiere decir que nuestro verano será un calco del europeo”, concluye Rusticucci.