I+D en el sector productivo

El Estado lidera, los privados acompañan

El MINCyT realizó una encuesta para conocer el nivel de la inversión en investigación y desarrollo en el sector productivo. Participaron del estudio 1225 firmas. Del trabajo surge que en el año 2013 este conjunto de compañías destinaron a este rubro más de 5 mil millones de pesos. Las empresas públicas encabezan, por lejos, el compromiso inversor.

14 Oct 2015 POR
De acuerdo con el relevamiento, la inversión total en I+D del sector productivo creció un 30% a precios constantes entre 2009 y 2013.

De acuerdo con el relevamiento, la inversión total en I+D del sector productivo creció un 30% a precios constantes entre 2009 y 2013.


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“Nuestro objetivo como Ministerio es lograr que las empresas del país sean competitivas. Ante el actual contexto internacional, se refuerza la idea de que ello sólo se logra a través de la innovación tecnológica y este es el punto de convergencia de intereses entre el sector productivo y el Estado nacional. Desde allí trabajamos para lograr que todas las empresas inviertan en I+D”, estas palabras fueron parte de la intervención de la secretaria de Planeamiento y Políticas del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCyT), Ruth Ladenheim, durante el acto de presentación de la encuesta I+D del sector empresario.

Del relevamiento, que se llevó a cabo durante el segundo semestre de 2014, participaron 1.225 firmas públicas y privadas, potencialmente intensivas en investigación y desarrollo, pertenecientes a los sectores agropecuario, manufacturero y de servicios. De ese total, 571 firmas declararon haber hecho inversiones en I+D durante el año 2013.

El estudio implicó un rediseño metodológico para la estimación de la inversión y el personal en investigación y desarrollo en las empresas. Con el nuevo cálculo se verifica que el monto destinado a este rubro es un 22% superior al tradicionalmente estimado, alcanzando para el año 2013 los 5.057 millones de pesos.

Algunas de los principales resultados de la encuesta son los siguientes (para más información ver recuadro al final de la nota):

■ Las empresas públicas o con participación estatal mayoritaria se destacan por su alto gasto en I+D que alcanza, en promedio, los 53 millones de pesos, triplicando y cuadruplicando la inversión de las firmas multinacionales y las grandes empresas nacionales respectivamente.

■ Se verifica un alto grado de concentración: sólo 22 empresas explican el 50% del total invertido.

■ La inversión total en I+D creció un 30% a precios constantes entre 2009 y 2013.

■ Se registraron 10.514 personas trabajando en I+D en el año 2013, lo que implica un 36% de aumento en el empleo respecto de 2009.

Con el objetivo de analizar las cifras obtenidas a partir de este trabajo, NEX dialogó con Ruth Ladenheim, a cargo de la dependencia que dispuso la realización del relevamiento.

– ¿En qué marco surge esta encuesta?

– Cuando se implementan políticas, pasado cierto tiempo, uno tiene la inquietud de ver cuáles han sido sus resultados. Uno de los objetivos centrales que se planteó desde la creación del MINCyT ha sido acercarnos más a ese comportamiento virtuoso del mundo desarrollado en cuanto a que no sea sólo el Estado el que invierte en I+D sino que también se sume el sector productivo. Es cierto que en los países en desarrollo son los estados los que realizan la mayor parte de ese esfuerzo, pero las políticas que se desarrollaron desde el Ministerio apuntaron, con distintos instrumentos, a que el privado también se interese y acompañe.

– En este trabajo se cambió la modalidad habitual para medir la inversión privada en I+D, ¿por qué tomaron esta decisión?

– Nosotros veíamos que la metodología tradicional resultaba muy insuficiente para medir la I+D privada. Se trataba de un índice demasiado centrado en las inversiones en bienes de capital. Empezamos a ver por distintos estudios que, por ejemplo, en el sector biotecnológico se creaban nuevas empresas y se hacían inversiones crecientes; que había grandes empresas que hacían inversiones interesantes en I+D; lo mismo que algunas filiales de multinacionales, y que todo eso no era captado por el índice que estábamos utilizando. Por eso decidimos generar un panel. ¿En qué consiste? Elegimos más de mil empresas que tenían un altísimo potencial para tener una I+D significativa. El panel incluye pymes, grandes empresas nacionales, empresas multinacionales y públicas. Además, no lo restringimos a la industria manufacturera, también incluimos empresas del sector servicios y agropecuarias. En la encuesta no sólo se preguntó sobre el año 2013, sino también sobre años anteriores para conocer la evolución de las inversiones. La buena noticia es que la I+D privada existe, crece y es superior a la que nosotros estábamos informando. Registramos que su monto supera los 5 mil millones de pesos tomando sólo los datos del panel. Esto significa que, sólo con los datos del panel se supera la cifra total de 4 mil millones de pesos que nosotros estábamos calculando antes.

Ruth Ladenheim. Foto: Diana Martinez Llaser. Exactas-Comunicación.

Ruth Ladenheim. Foto: Diana Martinez Llaser. Exactas Comunicación.

– También es cierto que los números revelan que la inversión en I+D de las empresas públicas triplica, en promedio, lo que invierten las grandes empresas nacionales y las transnacionales.

– Sabemos que es el Estado el que lidera la inversión en I+D. Pero hay que tener en cuenta que una cosa es el Estado como inversor en el sistema público de investigación, sea universidades o instituciones científicas, y otra cosas es el Estado como accionista de una empresa. Es cierto, sigue siendo el Estado el que está atrás, pero es un Estado empresario en el marco de una lógica distinta, donde se busca rentabilidad, porque se trata de empresas, algunas de las cuales, incluso, cotizan en Bolsa. Además, en el mundo, cuando se habla de la inversión privada, también se incluyen las empresas estatales. La distinción es entre empresas, sean públicas, privadas o mixtas, y el Estado. En Brasil por ejemplo, gran parte de la inversión privada en I+D se explica por Petrobras, entonces no es que estamos en un paradigma distinto de la región o del mundo. Ahora, hay otra cuestión que también hay que aclarar, cuando se señala que en los países desarrollados se invierte más del 1% de su PBI en I+D. En muchos países europeos existen incentivos indirectos a la I+D, esto significa sistemas de crédito fiscal, por los cuales, si una empresa declara que invierte en I+D, el Estado deja de cobrarle impuestos. Este es un tema polémico porque, si bien sabemos que puede generar una inversión mayor de los privados en I+D, al mismo tiempo, los Estados tienen ciertas dudas en torno a si es verdad que todo lo declarado es I+D. En ese marco, el tema del control es clave.

– En ese caso uno debería preguntarse qué es más eficiente en términos de inversión: la canalización directa de recursos través del Estado o de empresas estatales, o que esos recursos se dejen de percibir para impulsar la inversión privada.

– Exacto, es una gran discusión. Hasta ahora, por el nivel de maduración de la estructura productiva en actividades de innovación y de I+D en nuestro país, no es recomendable ir a un sistema indirecto por muchos motivos. Pero, fundamentalmente, porque con el sistema que hoy tenemos estamos viendo resultados muy positivos. Sabemos que no son inmediatos porque los proyectos de investigación, desarrollo e innovación tardan entre 5 y 10 años para madurar. Un proyecto biotecnológico para el agro, tiene una evolución muy lenta; lo mismo en farmacéutica, que son dos sectores fuertes en Argentina. Se han generado proyectos tanto en empresas de capital público como en consorcios público privados que han traccionado inversión privada. Por ejemplo: los anticuerpos monoclonales. Este caso fue muy claro: el Estado impulsó consorcios público privados, que posibilitaron que empresas farmacéuticas de capital nacional sean hoy capaces de producir y hasta de exportar anticuerpos monoclonales o distintas proteínas recombinantes. Eso es excelente porque es una capacidad competitiva de nuestras empresas pero, además, porque ha generado que las empresas inviertan en I+D, no sólo en los proyectos que nosotros promovemos, sino también en emprendimientos colaterales que superan ampliamente el dinero que ha puesto el Estado. Es decir que el Estado genera el primer impulso y luego la empresa sigue por su cuenta.

– Algo que surge de la encuesta, y que llama la atención, es que las grandes empresas nacionales inviertan, en promedio, menos que las empresas multinacionales. ¿Qué explicación le encuentra?

– Hay que tener en cuenta que esto es un panel, o sea que ese tipo de conclusiones nosotros no las podemos sacar porque se trata de un recorte de la realidad. Entonces, de pronto te quedó afuera un gran empresa nacional que invierte un montón en I+D y te cambia completamente el número. Pero sí te diría que hay algunas multinacionales que están acompañando esta decisión del gobierno de apostar a la I+D sobre todo en algunos sectores, como el farmacéutico, donde algunas de ellas están teniendo un comportamiento interesante, invirtiendo en proyectos en los cuales se vinculan con laboratorios biomédicos para el desarrollo de aplicaciones o de nuevas drogas, lo que significa apostar por la excelencia de nuestros laboratorios. Las grandes empresas argentinas no necesariamente están en sectores en donde la I+D es tan importante. Por ejemplo, en alimentos. Y volvemos a la idea de que esto es un panel. El panel está pensado para lo siguiente: vos tomás un número de empresas, empezás a medir, al año siguiente volvés a medir, y así sucesivamente. Entonces, el panel para lo que sirve es para registrar comportamientos y analizar su evolución. Creo que la importancia de haber generado este panel es que se haya constituido una línea de base sobre la cual se verá cómo evoluciona.

– La concentración en pocas empresas de la inversión en I+D ¿es algo particular de la Argentina o es habitual en todo el mundo?

– Esto depende de la estructura productiva de cada país. Nosotros, lamentablemente, después de lo ocurrido en los años 90, tenemos una estructura productiva excesivamente transnacionalizada, por lo tanto, es muy difícil regenerar una estructura productiva nacional en sectores ricos en I+D. De todas maneras, se ha logrado tener competitividad en sectores de alta tecnología, como la producción de satélites, de radares, energía nuclear, o también en sectores como farmacéutica, biotecnología y software. Son ámbitos que están teniendo, tanto en empresas de capital público como privado, un comportamiento virtuoso en términos de I+D.

– ¿Cómo ha evolucionado el empleo en I+D de acuerdo con los datos de la encuesta?

– El panel muestra un incremento en el personal de I+D. Esto se corrobora con algunos instrumentos de financiamiento que el MINCYT ofrece, como el programa de doctores en empresas, por el cual pagamos el sueldo de tres años de los doctores que se incorporan a una compañía. Varias de las empresas que componen el panel utilizan este instrumento. Por otro lado, existe una discusión clásica respecto de si la incorporación de tecnología genera o destruye empleo. Lo que nosotros notamos en los últimos años en Argentina es que las empresas manufactureras que han invertido en innovaciones, ya sea de productos, de procesos, organizacionales, de equipos o de software, han registrado un aumento neto del empleo y de puestos de trabajo más calificados. O sea que, en la industria manufacturera, las empresas innovadoras no sólo no destruyen si no que generan empleos. Es un dato interesante.

– ¿Qué evaluación hacen acerca de los resultados que están teniendo con las políticas impulsadas para que el sector productivo incorpore I+D?

– Sin dudas el mensaje va calando. Hemos recibido muchísimas señales positivas del sector productivo en relación con estas políticas. Un ejemplo, de los más significativos, es la creación en Sunchales, en la provincia de Santa Fe, de una aceleradora de empresas de base tecnológica, por parte del grupo Sancor Seguros. Pero tenemos muchos otros ejemplos. Ahora, esto para mí es un inicio, porque todavía el MINCyT no ha cumplido diez años desde su creación. En estos años hemos podido generar más de 100 consorcios público privados. Muchos de estos consorcios se han ido creando en la última etapa de la gestión. Por eso, el resultado de todo esto se va a ver recién en 4 ó 5 años. Son muchas las empresas que hoy en día están colaborando con el sector científico para hacer este tipo de desarrollos y, si bien hoy miden poco en el panel, en el futuro van a medir mucho más.

– ¿Cuál es el mayor desafío que tenemos hacia adelante?

– El mayor desafío es la necesidad de profundizar estas políticas. Penetrar más en el tejido productivo con estos modelos. Creo que en estas dos gestiones lo que se hizo fue demostrar que es posible, a partir de un abanico increíble de instrumentos de financiamiento, que muchas empresas se sumen a este desafío de invertir en I+D para lograr mayor competitividad. Los resultados están a la vista, aquellos que invierten obtienen mayores rentabilidades, consiguen mayores oportunidades de exportación y generan más empleo y de mayor calidad. Lo que falta es que más empresas de estos sectores intensivos en I+D, recojan el guante y realicen mayores inversiones.

Encuesta I+D del sector empresario. Fuente MINCyT. Click para ampliar.

Encuesta I+D del sector empresario. Fuente MINCyT. Click sobre la imagen para ampliar.