Marcha, reunión ¿y después?
Luego de la histórica marcha en defensa de la universidad pública y de reunirse con representantes del gobierno, el presidente del CIN, Víctor Moriñigo en diálogo con NEXciencia reconoció un mejor clima de negociación pero afirmó que todavía no se recibieron propuestas concretas para solucionar de manera definitiva la crisis presupuestaria que mantiene al sector en estado de emergencia.
“La marcha cambió el escenario, marcó un antes y un después. Y hablo de la marcha de Buenos Aires y de las 70 ciudades en todo el interior de la Argentina, que fueron dándole forma a algo bien federal que le demostró al Presidente de la Nación que, más allá del apoyo que seguramente sigue teniendo, la gente no firma cheques en blanco y que muchos de sus seguidores no están dispuestos a que su presidente haga lo que quiera con la educación pública. Por lo tanto, creo que ahí hay un quiebre en la manera de llevar adelante las políticas públicas que tiene el gobierno”, sostiene Víctor Moriñigo, presidente del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) y rector de la Universidad Nacional de San Luis.
Evidentemente la enorme marcha que se extendió a lo largo y a lo ancho de todo el país provocó una serie de reacciones en el gobierno nacional. Por un lado, destrabó los recursos correspondientes al 70 por ciento de aumento para gastos de funcionamiento que habían sido prometidos a mediados de marzo. Los fondos se depositaron, sugestivamente, la noche anterior a la movilización. También generó que el Poder Ejecutivo prometiera un nuevo aumento del 70 por ciento para el mes de mayo. Pero además, convocó a una nueva reunión con los representantes del CIN, que esta vez fueron recibidos por la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello y por el secretario de Educación, Carlos Torrendell. Ya no fue de la partida el subsecretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, quien se había mostrado muy agresivo y había tenido varios enfrentamientos con algunos rectores en encuentros anteriores.
Lo cierto es que si bien la reunión se llevo a cabo en un clima de mayor cordialidad, los rectores no se llevaron respuestas concretas que pudieran llevar tranquilidad al sector. Y así lo dieron a conocer en un comunicado posterior, donde afirmaron: “Avanzamos en el diálogo pero sin resultados concretos inmediatos, y seguimos bregando por soluciones de corto plazo”.
“Me parece muy bueno que la sociedad argentina está dispuesta a defender la educación pública y creo que la marcha ha provocado un cambio en el comportamiento del gobierno”.
“Me parece muy bueno saber que la sociedad argentina está dispuesta a defender la educación pública -sostiene Moriñigo- y creo que la marcha ha provocado un cambio en el comportamiento del gobierno en relación con aquel que piensa distinto en el tema universitario. Uno entiende que el gobierno nacional va a tener que dejar de perseguir al que piensa distinto, porque te tenés que sentar con el que piensa distinto y tenés que acordar pautas mínimas de convivencia. Me parece que eso es lo que viene de cara al futuro”.
– ¿Cómo siguen ahora las negociaciones luego de la impresionante muestra de apoyo que significó la marcha?
– Ahora tenemos el enorme desafío de hacer conducente una marcha de un millón de personas con un gobierno que generó la mitad del problema por un gran prejuicio que tiene respecto de que todo lo que hace el Estado lo hace mal y, la otra mitad porque tiene un gran desconocimiento de cómo gestionar el Estado. Por lo tanto, todo llega tarde, las designaciones de los directores nacionales vienen tarde, fijar políticas públicas en torno a la universidad viene tarde, el conocimiento de lo público a la hora de gestionar en el exministerio de Educación viene tarde, no entender que el sistema científico tecnológico de la Argentina tienen mucho que ver con las universidades también viene tarde. Se va enterando de las cosas a medida que las va descomponiendo, y eso es una pérdida de tiempo enorme.
– ¿Qué impresión te llevaste de la reunión que tuvieron con la ministra Petovello y el secretario Torrendel?
– Me llevo la impresión de que el trato ha cambiado. El trato es mejor, más cordial. Me llevé la sensación de que todavía no comprenden los problemas particulares de la gestión universitaria que son bien difíciles. Mi impresión, también, es que las personas con las cuales estamos conversando no son quienes deciden con cuánto dinero están dispuestos a financiar a la Universidad. Ese es un gran problema. Debo reconocer que nos hubiera encantado tener algún tipo de oferta sobre la mesa, pero no la tuvimos.
– El aumento del 70% para gastos de funcionamiento, ¿hasta dónde estira las posibilidades de funcionamiento de las universidades?
– Vale recordar que ese desembolso, anunciado en marzo, recién se concretó la noche anterior a la marcha. Lo cierto es que estira un poco la agonía. También estamos a la espera de otro aumento del 70% desde el 1º de mayo. Es un aliciente para aquellos que tenían graves problemas y llegaban hasta julio, agosto. Ahora podrán llegar hasta septiembre y así sucesivamente. Pero lo que le explicamos a la ministra es que para gestionar la educación superior se necesita previsibilidad y eso no lo podemos obtener de esta manera. Nosotros necesitamos un cronograma de pagos que se extienda de aquí a diciembre, para poder planificar este 2024. Y también advertimos sobre un grave problema que ya aparece en el horizonte que es la confección del presupuesto 2025. Porque si el presupuesto 2025 se hace sobre un 2024 muy inferior vamos a tener un grave problema todo el año que viene.
– ¿En la reunión se ratificó la promesa de otro aumento del 70% para el mes de mayo?
– Sí, volvimos a hacer referencia a eso. Se nos dijo que existía la voluntad del gobierno de llevarlo adelante pero no pudieron mostrarnos ninguna resolución, ningún papel firmado, y esto tiene que ver con lo que ya te dije en cuanto a que uno sospecha que las personas que están allí no tienen la palabra final sobre financiamiento.
– Para aclarar bien las cuentas, esas nuevas partidas no alcanzan para emparejar el ajuste por inflación de los recursos otorgados el año pasado al sistema universitario, ¿verdad?
– Es verdad. Nosotros decimos que 70 más 70 no da 140 porque al llegar en distintas épocas del año con esta situación inflacionaria tenemos problemas de empalme. Nosotros estamos pidiendo una actualización de alrededor del 300%, mientras que ahora algebraicamente estaríamos en un 140%, que rinde alrededor de 105% si se incluye lo de mayo.
– ¿Cómo queda planteada la situación de aquí en más? ¿Hay nuevas reuniones en agenda?
– En la reunión se comprometieron a llamarnos para conformar, en las próximas semanas, mesas de trabajo que aborden cada uno de los temas presentados. El tema presupuestario, el tema hospitales, el tema de resoluciones todavía impagas del año anterior. Ojalá que pronto tengamos algún tipo de solución que nos permita iniciar el segundo cuatrimestre con otra iniciativa, con otra capacidad de planificación.
– ¿Sos optimista en relación a que el gobierno acerque los recursos necesarios para solucionar estos problemas?
– Yo soy optimista. Creo que ellos han entendido que somos un problema que podría haber sido solucionado sin que le cueste, en términos relativos, mucho dinero al Estado. Creo que cuando alguien que tenga poder de decisión acceda a esos números se va a dar cuenta de que todo este conflicto se podría haber evitado con muy pocos recursos.
“Las personas con las cuales estamos conversando no son quienes deciden con cuánto dinero están dispuestos a financiar a la Universidad. Ese es un gran problema”.
– ¿Crees que alguna solución en relación con el presupuesto universitario puede pasar por el Congreso, donde hay distintas iniciativas tanto en Diputados como en Senadores?
– Sin ningún lugar a dudas lo que origina este problema es que no hay Ley de Presupuesto y si este vacío se puede solucionar este año con una ley ad hoc, para nosotros claramente sería una buena noticia. Desde el punto de vista político creo que para la democracia argentina sería una muy buena noticia que se construyan nuevas mayorías que vayan de la mano de temas y no de partidos. Yo soy de los que creen que los derechos humanos, la democracia, y la educación pública, no son un tema ni peronista, ni radical, ni de izquierda, sino de todos los argentinos. Y me parece que cuando está en juego la democracia, los derechos humanos, la educación pública, todos los partidos políticos deben dejar un poquito de lado la coyuntura y abocarse a defenderla.
– Cómo analizás los intentos reiterados de descalificación que llevó adelante el propio presidente y un ejército de trolls en relación al sistema universitario, acusándolo de adoctrinamiento y muchas otras cosas?
– Me parece que es una pérdida de tiempo, una distracción buscada para ganar tiempo y dirigirse a su propia tribu, en esta cosa de que me enfrento y estigmatizo todo aquello con lo que no estoy de acuerdo. Lo veo como una práctica que ojalá se abandone rápidamente. Es un un rave problema. Creo que es una mala práctica que ojalá el presidente abandone rápido.
– ¿Qué le dirías a una persona que no conoce el tema, que no cursó en la universidad pública, en relación a esta sospecha de malversación de fondos que cometerían las universidades por falta de auditorías?
– Le diría lo que le dije a la ministra. Le dije que administrar una universidad es bastante aburrido porque el noventa y pico por ciento del gasto se destina a sueldos, y del resto, la mitad es tarifas, pagar la luz y el gas, y la otra mitad se destina al funcionamiento de las facultades que hacen muchísimo con muy poco. La Universidad pública no es una simple fábrica de graduados, también son los hospitales, los institutos de Investigación, las becas, los comedores universitarios, las facultades en los barrios, es un activo tan pero tan importante que por eso cala hondo en el ADN de la gente. Seguramente hay muchas cosas para mejorar pero tenemos mucho prestigio bien ganado.