Regreso de investigadores

Córdoba, Sagan y Saturno

César Bertucci es astrónomo. Viajó al exterior para hacer su doctorado porque quería trabajar en ciencias planetarias. Estuvo en Francia e Inglaterra. Luego de ocho años decidió retornar cuando tenía todo dado para quedarse. En esta entrevista cuenta de su temprana vocación y su encuentro con Carl Sagan, relata sus vivencias en Europa y expresa su satisfacción por su vuelta a la Argentina.

2 Oct 2012 POR

Entrevista a César Bertucci
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– ¿Cuándo empezaste tu carrera?

– Empecé en el año 92 la licenciatura en Astronomía en la Universidad Nacional de Córdoba. Ya en el último año del secundario me había inscripto, junto con un compañero, en un certamen de la Sociedad Planetaria, una organización que dirigía Carl Sagan, el famoso director de la serie Cosmos. Ganamos el concurso y al año siguiente viajamos a Washington, al Congreso Mundial del Espacio, donde conocimos a Sagan en persona. Fue espectacular. Ahí ya me encaminé derechito para la astronomía.

– ¿Por qué decidiste hacer tu doctorado en el exterior?

– Como yo quería hacer ciencias planetarias sabía que indefectiblemente me iba a tener que ir porque en Argentina no existía esa posibilidad. Dos años antes de recibirme ya había decidido que el lugar para hacer mi doctorado debía ser Francia y, en particular, un grupo de la Universidad de Toulouse. Obtuve una beca y en octubre del 2000 ya estaba allá.

– ¿Cómo era tu trabajo científico allí?

– Yo dejé de hacer el trabajo de astrónomo propiamente dicho, con telescopios y observaciones remotas, y pasé a hacer física espacial. Al mismo tiempo, era muy impresionante encontrarme hablando con un tipo que había diseñado un instrumento que estaba orbitando alrededor de Marte en ese momento. También empecé a trabajar mucho con ingenieros. Había un lindo clima de trabajo pero, por otro lado, era muy intenso. Mi director de tesis era primerizo, entonces, quería hacer todo bien. Encima yo estaba en su misma oficina, con lo cual era terrible (risas).

– Cuando terminaste el doctorado ¿cuáles eran tus planes?

– Terminé en diciembre de 2003. Evalué la posibilidad de volver pero todavía las noticias que recibía de Argentina no eran muy buenas. Entonces, la mejor posibilidad era quedarse en Europa para hacer un posdoc. Me presenté  para un puesto en el Imperial College de Londres y lo conseguí.

– ¿Cómo viviste tu posdoc?

– Muy bien. Empecé a trabajar para el equipo del magnetómetro de la sonda Cassini, en todo lo que es la observación del satélite Titán de Saturno. Era un área de vacancia en donde mi expertise era justo lo que se necesitaba. Mi directora responsable me instó para que me presentara a un cargo de profesor en el Imperial porque realmente querían que me quedara allí. Al mismo tiempo la gente de Francia quería que volviera a Toulouse. A los dos les bajé la persiana porque la verdad es que yo quería volver a Argentina.

– ¿Cuándo te empezó a dar ganas de volver?

– Más o menos para el 2006. Ya empezaba a ver que las cosas estaban mejorando en Argentina. Me enteré que se lanzaba el programa Raíces y, en 2007, me vine con una beca Milstein para trabajar por un mes en el IAFE. Ahí ya me entusiasmó la idea de volver. Al mismo tiempo, empecé a avisar allá que iba a volver a Argentina. Era una decisión muy importante porque una vez que uno dice no, la gente que estaba pensando en emplearte empieza a buscar otra persona. Mucha gente no lo entendía. Me decían: “Estás loco. ¡Cómo te vas a ir de Europa para volver a este país!”.

– ¿Cómo fuiste armando tu regreso?

– Tomó su trabajo. Me informé y para mí el programa de repatriación que tenía el CONICET era el mejor. Te daba la posibilidad de venir con una beca, presentar el ingreso a carrera y, a la vez, te pagaba la mudanza y otras cosas. Me presenté en el 2007 desde el exterior, en la convocatoria permanente, con lugar de trabajo en el IAFE. Presenté todos los papeles y esperé. Llegó primero la beca y, al tiempo, la aprobación del ingreso a carrera. Regresé en septiembre de 2008 y empecé a trabajar casi de inmediato. Tenía oficina, tenía computadora, tenía un grupo, ya estaba bien articulado con los subsidios. Desde el punto de vista de la organización fue todo impecable. Desde el trámite de importación de mis posesiones hasta el reembolso. Después concursé en Exactas y obtuve un cargo de JTP.

– ¿Cómo ves la evolución del sistema científico argentino en los últimos años?

– La jerarquización de la actividad científica ha sido notable. En lo personal, desde que volví, mi sueldo como investigador creció mucho y a nivel de subsidios me salió todo lo que pedí. Por otro lado, hay una receptividad de parte del MINCYT frente a inquietudes que realmente me pone muy contento. Lo que me parece a mí es que habría que insistir con esta política. Yo estuve en países en los cuales se piensa mucho a diez o veinte años. Y creo que, pasada la época de reconstrucción, habría que empezar a fijarse objetivos de largo plazo y pensar en la expansión del sistema científico no sólo con más presupuesto sino más articulado al sector productivo.

– Los instrumentos de repatriación, ¿te parecen útiles?

– Me parece muy bien que Argentina haya puesto en marcha este tipo de políticas. Los mecanismos están bien.  Me parece que habría que unificar los programas que ofrecen las distintas instituciones. Y lo otro que está bien es que se están generando redes con investigadores argentinos que están en el exterior y que no van a volver.

– ¿Contento con el regreso?

– Sí, no me equivoqué. Parece que no estaba tan loco (risas).