Sacarle jugo a las piedras
A partir de diciembre de 2010 un nombre extraño, Vaca Muerta, empezó a tener cada vez mayor protagonismo en los medios de comunicación. Es que, según se lee, este yacimiento de gas y petróleo no convencional ubicado en la provincia de Neuquén promete ser el inicio de una nueva era energética en Argentina ¿Cuánto de verdad y cuánto de fantasía encierran estas informaciones?
Vaca Muerta es una formación geológica que cubre aproximadamente 30 mil km2 y constituye la roca madre más importante de la cuenca neuquina. Desde hace años funciona en esa área uno de los yacimientos de hidrocarburos más importantes del país. Pero ese nombre se hizo famoso a partir de diciembre de 2010 cuando sucesivos anuncios revelaron que allí se habían hallado reservorios monumentales de gas y petróleo no convencional.
A partir de ese momento se fueron conociendo una serie de informes con números que abruman. De acuerdo con un documento del Departamento de Energía de Estados Unidos, Argentina se ubica en el tercer lugar mundial por sus recursos de shale gas que alcanzan los 774 TCF (billones de pies cúbicos). Para tomar dimensión de esta cifra basta señalar que las reservas totales de gas natural en el país llegan hoy a 13,4 TCF. Por otro lado, en febrero de 2012 YPF estimó que los recursos recuperables de Vaca Muerta ascenderían a 22.500 millones de barriles de hidrocarburos.
La posibilidad de recuperar el autoabastecimiento energética parece muy cercana pero nada es tan fácil. Se sabe que el potencial es enorme pero todavía es necesario confirmar estos estudios preliminares. Además, la explotación de yacimientos no convencionales requiere de tecnología de punta, inversiones millonarias y plazos prolongados.
Para tener una visión más clara acerca del panorama que se le abre a nuestro país en materia energética Noticias Exactas dialogó con Luis Stinco, geólogo de Exactas-UBA, profesor del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires), del Instituto del Gas y del Petróleo y consultor de empresas en el área de petróleo y energía.
– ¿Qué son los yacimientos no convencionales?
– Empecemos por los reservorios convencionales. Son aquellos que pueden ser explorados y puestos en producción mediante técnicas que son las que tradicionalmente se utilizan en la industria y que tienen más de cien años. Los típicos pozos, las cigüeñas, etc. Por otro lado, los no convencionales, son así calificados porque requieren de una alta tecnología para extraer el hidrocarburo. Se llaman no convencionales porque su explotación en vez de costarte diez te cuesta cien dado que no se puede aplicar la tecnología convencional. Esta clasificación no toma en cuenta características intrínsecas de las rocas sino los costos asociados. Por eso uno podría decir que es una bolsa de gatos porque la clasificación no es de tipo genética o por alguna característica distintiva producida por la naturaleza.
– ¿De que tipo son los recursos no convencionales en los que Argentina tiene mayor potencionalidad?
– El primero de ellos es el que se conoce como shale gas o shale oil. Se trata, básicamente, de petróleo, de gas, o que está entrampado dentro de una roca sedimentaria de grano fino, muy pequeño, que nosotros conocemos con el nombre de pelitas. La característica que suelen tener es que hay una interacción muy importante entre los fluidos y la roca por el tamaño del grano. Las técnicas de explotación son diferentes de los tradicionales porque para movilizar ese hidrocarburo es necesario romper la roca –fracturar es el término que utilizamos-, de manera tal de proveer una vía de escape para el fluido. La fractura es una operación sencilla, hace más de 50 años que se practica en la industria. El tema es que necesitás mucha agua porque la fractura de la roca se efectúa, precisamente, con agua a la que se le agrega una cierta cantidad de materiales químicos y lo que se conoce como un agente de sostén que es una especie de arena especial. No todo el material que yo envío hacia la profundidad, y que efectivamente rompe la roca, queda en ella, sino que hay material que se devuelve a superficie; entonces, en lo que hay que tener cuidado, es en cómo tratás esa agua, porque es agua que tiene componentes químicos más el material que proviene de la roca. No es complicado pero hay que hacerlo.
– El uso intensivo de agua en este tipo de explotaciones ya ha despertado voces de alerta de parte de grupos ambientalistas.
– Es muy importante que la sociedad sepa que estas cosas no son nuevas. Hay una gran cantidad de reservorios convencionales que utilizan enormes volúmenes de agua en lo que se conoce como recuperación secundaria. En ellos se inyecta agua para movilizar el hidrocarburo. Eso no ha generado fenómenos de aridez ni ninguna cosa rara. Se ha aprendido muchísimo sobre cómo manejar el agua para no contaminar. Los diseños de los pozos contemplan esos fenómenos. La legislación argentina establece un sistema de regulación y las empresas están obligadas a cumplirlo. Y las empresas lo cumplen porque, además, si se termina generando un inconveniente ambiental eso implica un perjuicio económico gigantesco que va a provocar que no puedan seguir trabajando. Lo que es imposible descartar es que pueda haber un accidente, pero se trata de minimizar los riesgos. Una cosa interesante es que los no convencionales tienen más de 40 años de historia, entonces tampoco es algo nuevo. Estamos hablando de algo en donde las metodologías, las tecnologías aplicadas, ya han sido probadas con éxito.
– Quedaron pendientes otros tipos de reservorios no convencionales para detallar.
– Sí, habíamos hablado de los shale. Nuestro país cuenta con este tipo recursos. El otro de los no convencionales en los que Argentina puede tener un papel preponderante es lo que se conoce como reservorio Tight o reservorio de baja permeabilidad. Se trata de un reservorio en el cual al fluido le cuesta movilizarse porque la permeabilidad es la capacidad que tienen los fluidos de moverse en un medio poroso. En Argentina diría que hace 20 ó 30 años que se están desarrollando lentamente este tipo de reservorios. El tercer tipo, dentro de los no convencionales, es el que se conoce como coalbed methane, o mantos o lechos de carbón. Fundamentalmente es metano que queda absorbido en carbón. Hay otros, por supuesto, pero esos son los tres casos en los que Argentina tiene potencialidad.
VM, dentro de los no convencionales, es un reservorio de shale gas y shale oil. A su vez, dentro de los reservorios convencionales, VM cumple el rol de ser lo que se conoce como roca generadora o roca madre. Es aquella roca que tiene alto contenido de materia orgánica y que luego de una serie de procesos se transformaría en hidrocarburos. VM es una de las rocas generadoras de lo que se conoce como Cuenca Neuquina, que geográficamente involucra a las provincias de Neuquén, Mendoza, La Pampa, Río Negro. Ahora bien, ¿qué característica distintiva tiene? Si uno lo compara con reservorios no convencionales de otros lugares del mundo, está dentro de las mejores desde el punto de vista de sus propiedades como roca, porque tiene una muy buena extensión areal, tiene un excelente espesor, un importante contenido de esa materia orgánica que debería trasformarse en hidrocarburo; además no se encuentra a mucha profundidad, entonces los costos no son tan altos y está ubicado en un área donde a las empresas les resulta de fácil acceso, porque tenés rutas y caminos. Por otro lado, es un área en la cual ya se estaban explotando reservorios convencionales. La gran diferencia es que ahora se mira a VM como un objetivo no convencional. Dentro de la cuenca neuquina tenés otras rocas generadoras que también empiezan a ser miradas con los mismos objetivos. Una que se conoce genéricamente como Precuyano; otra como Los Molles; está la más joven que se conoce como Formación Agrio. Todos ellos son objetivos no convencionales. Lo que pasa es que VM es la más parecida a lo que ya se explota en Estados Unidos y Canadá, entonces las empresas fueron en su busca. La otra característica que tiene la cuenca neuquina es que, al tener muchas empresas trabajando sobre rocas parecidas, eso fomenta la competencia y facilita el desarrollo de tecnologías y de conocimiento.
– ¿Entonces hay elementos reales como para ilusionarse con las posibilidades que ofrece VM?
– Sí, pero hay que ser cuidadoso. Por un lado hay que informarle a la sociedad que no solamente está VM. Por otro, sería imprudente sobrevenderlo porque como objetivo no convencional tiene apenas un año y medio o dos años. Recién se está en la curva de aprendizaje. Es importante darle tiempo. Porque lo peor que te puede pasar es que por un error de apreciación se terminen generando unas expectativas que después no se cumplen y entonces después lo dejamos de lado.
– Circuló en los medios de comunicación que una agencia de Estados Unidos ubicó a la Argentina en el tercer lugar en el mundo en cuanto a la presencia de recursos no convencionales en nuestro territorio. ¿Esto es así?
– En abril del 2011 el Departamento de Energía de Estados Unidos hizo circular un informe en donde se analizaban los recursos no convencionales de cerca de 40 países pero fundamentalmente haciendo hincapié en el shale gas. De ese análisis surge que, como recursos, el primer país es China; el segundo, Estados Unidos, y el tercero, Argentina. El informe es real y cuando ves los volúmenes asociados, si fueras una empresa, no querrías quedarte afuera de Argentina. Hay un enorme volumen de gas como recurso, falta todavía un trabajo muy importante para transformarlo en reserva.
– ¿Qué diferencia hay entre recurso y reserva?
– Recurso es la existencia del hidrocarburo. Reserva significa que la explotación de ese recurso es viable geológica y económicamente. Además, la reserva tiene dentro del concierto de las naciones un significado económico, con lo cual, está muy legislado qué se define como reserva. Cuando certificás la reserva podés ir a un banco y con ese papel obtener una determinada cantidad de dinero para comenzar a explotarlo. Argentina, en cuanto a no convencionales, lo que tiene por ahora son recursos. ¿Por qué hago la salvedad? Porque, si no se transforman en reserva, ninguna empresa se va a preocupar por extraerlo.
– ¿La posibilidad de alcanzar el autoabastecimiento energético argentino, a mediano plazo, descansa en la extracción de los recursos no convencionales?
– Es uno de los caminos pero creo que también hay que llevar a cabo otro tipo de actividades. Por un lado hay que desarrollar los no convencionales, definitivamente. Hoy en día un porcentaje muy importante del consumo interno de Canadá y Estados Unidos se cubre con los no convencionales. Nosotros podríamos hacer lo mismo. Por otro lado, en el marco de los convencionales, Argentina tiene muchos yacimientos denominados “maduros” porque son yacimientos en los cuales la explotación no sólo se realiza por producción primaria, que es perforar los pozos y extraer hidrocarburos, sino también por recuperación secundaria, que implica inyectar agua para desplazar el hidrocarburo. Pero hay otros procesos, dentro de lo que se conoce como recuperación terciaria, que incluye distintas alternativas como inyectar dióxido de carbono, bacterias, polímeros; calentar, para movilizar todo el hidrocarburo que está quedando ahí adentro. Mirá, de todo lo que vos tenés en un yacimiento, la producción primaria extrae entre un 20% y un 25%. Con la secundaria, tu factor de recuperación pasa a un 35%, y con la terciaria, se pasa a un 60% o 70%. Entonces, tenemos los no convencionales, los convencionales mejorando sus factores de recuperación y siempre está la tercera pata que es la exploración.
– ¿La primera explotación no convencional de tipo comercial será en VM?
– Yo te diría que sí porque es donde se han focalizado los mayores intereses de parte de distintas empresas. Hay empresas que ya han puesto en marcha la producción el año pasado. Eso ya está. Lo que pasa es que todavía no se sabe bien si los volúmenes de producción van a justificar el monto de dinero a invertir para llevarlo a cabo.
– Qué países han desarrollado la mejor tecnología para este tipo de emprendimientos?
– Los que tiene las mejores tecnologías son Estados Unidos, Canadá y Europa. Y, en general, las empresas que están en nuestro país con ese conocimiento son también de esos países. Tanto operadoras como de servicios. Yo creo que habría que apuntar hacia ellos para aprovechar su experiencia, reducir la curva de aprendizaje y evitar cometer algún tipo de daño por desconocimiento.
– Hoy en día, ¿cierra la ecuación económica de este tipo de yacimientos?
– Eso depende mucho de cada empresa pero para algunas la ecuación ya está dando. En un reservorio convencional vos perforás el pozo hoy y en un mes ese petróleo está saliendo para la refinería. En un reservorio no convencional te va a llevar un período más importante, tal vez seis meses o un año para empezar a movilizar el recurso y, además, la inversión es mucho mayor. Eso también trae aparejado que los plazos para que todos estos volúmenes sean vistos por la sociedad sean más prolongados. No serán cincuenta años pero tampoco son dos meses. En año y medio, dos años, podemos empezar a ver cosas.
– ¿Creés que nuestro país aprovechará esta oportunidad?
-Las perspectivas son muy buenas. Simplemente hay que ser lo suficientemente inteligente y cuidadoso en las medidas que se toman. Argentina necesita crecer y para crecer necesita energía. Tenemos un mercado interno, tenemos profesionales, geocientistas, ingenieros, más todo el personal de apoyo en los aspectos legales, medioambientales y tecnológicos asociados. Hacen falta más, pero son recursos que, planificados, pueden crecer en el corto o mediano plazo. Por eso sería muy interesante aprovechar esta situación. Y así como nuestro país se ha destacado en algunas ramas y en algunos desarrollos tecnológicos, éste es otro ámbito en el que podemos hacerlo sin ningún problema. Se puede desarrollar conocimiento, el know how, los técnicos y después, incluso, exportarlo a otros países. Es muy interesante. Está en nosotros como país aprovechar esta oportunidad.