Innovación para problemas latinoamericanos
Se llevó a cabo en Ciudad Universitaria la primera reunión de TECNOx, una competencia en la que grupos interdisciplinarios de estudiantes de distintos países de América Latina presentaron proyectos que buscan soluciones, utilizando tecnologías disruptivas, para problemas concretos que sufren sus sociedades. El evento, que contará con sucesivas ediciones, promueve, además, la conformación de una comunidad de innovación en la región.
Luego de una semana de intenso trabajo, en la que se sucedieron numerosas charlas, mesas redondas, presentación de proyectos, exposiciones de posters y un fluido intercambio entre los participantes, todo estaba listo, en el el Aula Magna del Pabellón I de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, para que se iniciara la ceremonia final y entrega de premios cuando un sorpresivo corte de luz dejó a oscuras el salón. Lo que en cualquier otro evento hubiera obligado a suspender la actividad, aquí no hizo más que aguzar el ingenio. Aparecieron algunas lámparas para el escenario y con una tenue iluminación sobre las escaleras, lo que permitía a las personas bajar y subir desde la platea al escenario sin temor a tropiezos, las condiciones para seguir adelante estaban dadas porque nadie de los presentes, ni organizadores, ni participantes, estaban dispuestos a que les arruinen el momento. Y la ceremonia se llevó a cabo. La luz volvió sobre el cierre del encuentro para que todos pudieran mirarse a los ojos mientras se dedicaban un aplauso final y prometían volver a encontrarse el año próximo. Este hecho puso de manifiesto el clima de entusiasmo y pasión con el que se vivió toda la semana la primera edición de TECNOx.
TECNOx es una competencia destinada a estudiantes de grado de Latinoamérica de diversas disciplinas que quieran abordar problemas de su entorno, usando nuevas tecnologías y enfoques interdisciplinarios en áreas como robótica, biología sintética, tecnologías de la información e impresión 3D, entre otras.
“Para nosotros el gran objetivo de esta actividad es formativo, queremos aprovechar para sembrar en los estudiantes un montón de capacidades y habilidades que a nosotros nos faltaron a lo largo de nuestras carreras, para que los ayuden a hacer trabajos más interdisciplinarios y más efectivos”, explica Alejandro Nadra, profesor e investigador de Exactas UBA y uno de los organizadores de esta primera edición de TECNOx.
La convocatoria se lanzó hacia mediados del año pasado. Cada equipo debía contar con un instructor graduado (docente o investigador) para dar marco institucional y contención a un grupo interdisciplinario de estudiantes de grado para que desarrollen un proyecto que aborde un problema regional. La idea es que los estudiantes elijan el problema, diseñen el proyecto y lo ejecuten en un plazo de sólo seis meses. Para esta primera edición, se inscribieron doce equipos de Argentina, Brasil, Colombia y México que agruparon a 198 personas.
“No esperamos que inventen la rueda, ni que generen mucho conocimiento nuevo, pero sí que apliquen el conocimiento que ya tienen de manera novedosa en busca de resolver problemas concretos. Queremos desarrollar en los estudiantes la idea de que son gente muy capacitada”, afirma Ignacio Sánchez, también investigador y profesor de Exactas UBA y organizador del evento.
De la totalidad de los inscriptos fueron diez los equipos que pudieron llegar hasta Exactas para presentar sus iniciativas e intercambiar sus experiencias. Uno de los elementos que vale la pena subrayar es que, en la mayoría de los casos, los grupos trabajaron sobre proyectos dirigidos a aportar soluciones a graves problemáticas que afectan a su entorno social. Como muestra, bien vale detallar algunas de las iniciativas (la lista completa en http://tecnox.exp.dc.uba.ar).
Récord argentino
El síndrome urémico hemolítico (SUH) es una enfermedad endémica grave causada por la bacteria Escherichia coli , que suele estar presente en los alimentos y en el agua. Afecta principalmente a los niños pero también a los adultos. Es una enfermedad grave que trae muchas complicaciones y puede producir la muerte. Argentina mantiene, desde hace décadas, el triste récord de ser el país con más casos de SUH.
“Nos preguntamos: ¿Cómo podemos ayudar a resolver esta problemática?”, cuenta Mariana Sacerdoti, una de los nueve estudiantes de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA que formaron el grupo COLIFINDERS. Y relata: “Un inconveniente es que la enfermedad se presenta como una diarrea común y, debido a la demora en el diagnóstico por confundirla con otra afección, se hace un mal tratamiento, el cuadro empeora y ahí se llega al SUH. Nosotros queremos evitar que los chicos que se enferman lleguen a esta condición más grave”.
Actualmente, se demora unas 72 horas en llegar a un diagnóstico presuntivo, pero la confirmación tarda más, dado que se tiene que trasladar la muestra a centros de referencia lo que puede prolongar hasta por una semana el diagnóstico certero. Frente a esta situación, los estudiantes se propusieron desarrollar un kit rápido, de bajo costo y sencillo de utilizar, basado en una herramienta de la biología sintética llamado “toehold switches” vehiculizados en virus bacteriófagos, para detectar la Escherichia coli.
“Creemos que cuando este kit esté terminado, si llega un chico con diarrea, vamos a poder confirmarle en cuestión de horas si tiene una bacteria que puede ser peligrosa y, así, adecuar el tratamiento para evitar que se llegue al SUH”, asegura Agustina Toscanini, otra de las integrantes del equipo. Y completa: “Además, el kit, por su bajo costo y por requerir conocimientos mínimos para su uso, está pensado para que llegue a todas las salitas de salud del país”.
¡Que no se corte!
Pocas cosas afectan la vida cotidiana e irritan tanto a la población como los cortes de luz generalizados que se producen en vastas zonas del área metropolitana de Buenos Aires cada vez que aumenta mucho la temperatura. ¿Es posible que, más allá de la necesaria renovación del antiguo cableado y los viejos transformadores, se pueda desarrollar una aplicación que coordinando una acción de los ciudadanos, ayude a evitar las interrupciones del suministro de energía eléctrica?
«Luego de asesorarnos con un especialista en infraestructuras eléctricas de alto consumo, llegamos a la conclusión de que, para evitar los cortes, hay que reducir el consumo en los momento pico. Con eso en mente pensamos: ¿Qué pasa si le pedimos a la gente que, cuando se está por cortar la luz, apague por un rato los equipos de aire acondicionado?», rememora Martín Labate estudiante de Computación en Exactas UBA y miembro del equipo Tecnotic@s, que reúne a cinco estudiantes de Computación, Física y Diseño Industrial.
El equipo determinó que las horas pico se extienden entre las 18.00 y las 21.00, cuando la temperatura es superior a los 30 grados. Luego de realizar un estudio, concluyeron que, apagando los equipos de aire acondicionado en la mitad de las casas, es suficiente para evitar el corte. «Ahí nos planteamos el tema de la acción comunitaria para coordinar el uso de los aires acondicionados porque no puede ser que sean siempre los mismos los que tengan que apagarlos. Entonces, si durante el momento crítico , logramos reducir el consumo en un 50 por ciento, evitamos el corte y todos estamos felices», se esperanza Labate.
El equipo se encuentra avanzado en el desarrollo de una aplicación para Android, de uso simple e intuitivo, que permitirá la asignación de turnos rotativos para la suspensión del uso de equipos de alto consumo durante las horas pico, pero además, tendrá otros interesantes beneficios como un mapa para visualizar las zonas que sufren cortes en la ciudad y la posibilidad de realizar, con sólo apretar un botón, una denuncia por falta de suministro tanto a la empresa distribuidora como al ente regulador.
¿Y, dónde está el mercurio?
Uno de los equipos que viajó muchos kilómetros para llegar hasta Exactas vino desde Colombia y está conformado por estudiantes de Biología, Medicina, Microbiología, Ingeniería Biomédica y Diseño de la Universidad de los Andes, en Bogotá.
La contaminación por mercurio es un gran problema en la actualidad. La minería es una de sus principales fuentes dado que se utiliza ese metal pesado para separar el oro y la plata de cualquier otra impureza. Luego de utilizarlo, los sobrantes se arrojan a la atmósfera o a las fuentes de agua y su consumo resulta tóxico para el ser humano, aun en muy bajas cantidades. Se estima que unas 300 toneladas de mercurio son arrojadas a los ecosistemas colombianos cada año y que esto afecta, por lo menos, a 18 departamentos de ese país.
Con la idea de enfrentar este problema, el equipo lanzó el proyecto bacuit, que implica el desarrollo de una tecnología que detecta la presencia de mercurio en fuentes hídricas por medio de un sistema mitad biológico y mitad electrónico que, no sólo muestra el estado actual del agua que mide, sino que también toma los datos obtenidos de manera individual para alimentar una red nacional de sensado de mercurio que puede visibilizarse en otras plataformas.
“El mercurio está en el agua de los ríos donde se lava el oro. El problema es que, con esa misma agua, se riegan los alimentos y, como el mercurio permanece mucho tiempo, termina en una lechuga que se vende en Bogotá, Lima o incluso Buenos Aires”, describe Alejandro Losada, estudiante de Física y de Biología. Y añade: “Hoy, además, falta información porque para detectarlo hay que hacer un análisis químico que cuesta mucha plata y demora bastante”.
El dispositivo es de uso fácil para cualquier persona con un mínimo conocimiento en el tema y demorará alrededor de 300 minutos en obtener un resultado. “La idea es que se formen redes de información compuestas por ciudadanos comunes, campesinos e instituciones que quieran mantener actualizado el estado de las fuentes hídricas del país”, ilustra Sofía Alfonso, estudiante de Microbiología, y completa: “También, al ser éste un dispositivo que tiene componentes biológicos, Bacuit cumple la función de promover la biología sintética en la vida cotidiana”.
Balance y proyecciones
“Para nosotros fue una grata sorpresa ver las presentaciones -comenta Nadra-, el entusiasmo con el que los equipos, todos, presentaban sus trabajos. Casi todos ellos están muy convencidos de que lo que plantearon vale la pena ser continuado y están buscando la forma de concretar sus ideas. Esa fue una de las cosas que quisimos promover de entrada: que los grupos eligieran una idea en la que creyeran y que tuvieran ganas de hacerla realidad. El entusiasmo de los pibes cuando hacen algo con ganas no tiene límites”.
“Los equipos tuvieron la posibilidad de exponer sus proyectos, de ver las otras presentaciones, de conocerse, de entusiasmarse y de empezar a colaborar entre ellos. Lo cual demuestra que se cumplió con la idea de que TECNOx no fuera una competición sino una comunidad. Y ya empezó una colaboración entre un equipo de la UBA y otro de México”, relata Sánchez con satisfacción.
Tanto Nadra, como Sánchez están muy contentos con el hecho de que TECNOx se les está yendo de las manos y empieza a tomar vida propia. En ese sentido, ya está casi asegurado que le edición 2.0 del certamen se llevará cabo, el próximo año, en Guadalajara y, luego, se van perfilando Chile y Ecuador como futuras sedes. TECNOx avanza y va reformulando la antigua frase: “América Latina para los latinoamericanos”.