Seguir la Corriente
Financiado por instituciones francesas y nacionales se llevará a cabo un proyecto que permitirá, por primera vez, registrar parámetros físicos a lo largo del talud y la plataforma continental argentina durante dos años. El objetivo es entender la influencia que tiene la Corriente de Malvinas en un área clave en múltiples aspectos, desde la conservación de la biodiversidad hasta la mitigación del cambio climático.
Descargar archivo MP3 de Martín Saraceno
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La plataforma continental patagónica es una extensa planicie sumergida, que se extiende desde la costa hasta los 200 metros de profundidad y termina en un talud muy pronunciado que, en sólo algunas decenas de kilómetros, desciende hasta los 5 mil metros. A lo largo de unos 1.800 kilómetros, desde el pasaje de Drake hasta, aproximadamente, la latitud de Mar del Plata, ese talud es recorrido por una corriente oceánica que transporta agua subantártica: la Corriente de Malvinas (CM). El flujo persistente de aguas frías a lo largo del talud genera condiciones ambientales y oceanográficas únicas en el hemisferio sur: se combinan la alta disponibilidad de nutrientes que caracteriza a las regiones subpolares, con la alta disponibilidad de luz, típica en regiones subtropicales. Particularmente, la zona del borde exterior de esa plataforma, donde comienza el talud, se caracteriza por una abundante concentración de fitoplancton en la superficie del mar, que es la base de la cadena alimentaria, lo que la convierte en una ecorregión marina con una riquísima diversidad biológica. Por otro lado, esa abundante presencia de biomasa vegetal transforma a la plataforma continental y el talud en uno de los mayores sumideros de dióxido de carbono del planeta, uno de los gases responsables del cambio climático.
A pesar de su papel biogeoquímico relevante, el conocimiento de cómo los nutrientes suministrados por la CM se aprovechan en la plataforma continental argentina, así como la naturaleza general de las interacciones entre la plataforma y el talud, es poco conocida. Esa limitación se debe, en gran medida, a la escasez de observaciones realizadas in situ. “Hacer mediciones es difícil y muy costoso”, explica Martín Saraceno, investigador del CONICET y profesor del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de Exactas. Y agrega, “por esta razón, hasta ahora, no contamos con mediciones que involucren series temporales largas. Sólo contamos con modelos numéricos basados en datos puntuales”.
Afortunadamente, esta situación está a punto de dar un vuelco favorable. A partir del año 2010, un convenio de colaboración científica entre Francia y Argentina se materializó en la creación de la unidad mixta de investigación UMI-IFAECI (Instituto Franco-Argentino sobre Estudios de Clima y sus Impactos) que integran CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique), CONICET y UBA. De esta manera, quienes forman parte de este organismo pueden presentar iniciativas para ser financiadas por Francia como si se tratara de un laboratorio más de ese país.
Para aprovechar esta oportunidad, Saraceno elaboró un proyecto con el objetivo de conocer más acerca del rol de la CM en los ambientes marinos del talud y la plataforma continental argentina, para lo cual resulta indispensable fondear durante dos años un conjunto de instrumentos para medir parámetros físico químicos a lo largo de la región. “Por primera vez contaremos con un registro extenso de datos como temperatura, salinidad, altura del mar, dirección e intensidad de las corrientes, que resultan claves para determinar el grado de influencia que tiene la CM en la región. Nuestra hipótesis sostiene que es decisivo”.
La iniciativa ya fue aprobada. Francia prestará el instrumental necesario por un lapso de 3 años y, además, aportará insumos por un valor cercano a los 100 mil euros. A su vez, en Argentina, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), el Servicio de Hidrografía Naval (SHN) y el CONICET contribuirán con equipos y, fundamentalmente, el crucero oceanográfico Puerto Deseado, crucial para realizar los fondeos.
El proyecto prevé la colocación del instrumental a lo largo de 7 posiciones a la altura de Mar del Plata. Tres fondeos se realizarán sobre la plataforma, otros tres en el talud, entre los 1.000 y los 3.500 metros de profundidad. Y, el restante, se hará justo en el borde del talud. Allí se colocará una boya del SHN que es el único instrumento que permitirá transmitir las mediciones en tiempo real. La primera campaña de fondeo está prevista para octubre de 2014. Un año después se retirarán los equipos, se recuperarán los datos y se los vuelve a fondear durante otro año, mucho más al sur, en una zona cercana a Comodoro Rivadavia.
En esta etapa del proyecto se están realizando los complejos trámites de importación del instrumental y se está buscando apoyo para sumar, en los fondeos, equipos que permitan medir variables biológicas como nutrientes, carbono y oxígeno, entre otras.
La información que surja de esta investigación será de fundamental importancia a la hora de la toma de decisiones referidas a la conservación de especies autóctonas, el desarrollo de una industria pesquera sustentable y la mitigación de los efectos del cambio climático.
Finalmente no puede dejar de subrayarse que este proyecto despierta un interés geopolítico particular dado que la Corriente de Malvinas, en su avance hacia el NE rodea las islas cuya soberanía reclama nuestro país. Existe una voluntad del gobierno argentino de mostrar una mayor presencia en la región dado que la generación de conocimientos sobre una zona determinada constituye una afirmación indirecta de soberanía.