Neurociencia

Estrés, memoria y evocación

Un trabajo experimental realizado con sujetos humanos confirma lo hallado previamente en cangrejos: el estrés antes de un recordatorio inhibe la expresión de la memoria, pero ésta puede reactivarse. Se confirma así que, aunque no se exprese, la memoria está.

22 May 2017 POR
En el experimento, los voluntarios debían, primero, aprender una tarea para realizar en la computadora. En la sesión siguiente, eran sometidos a un estrés leve: se les pedía que colocaran su antebrazo en una palangana con agua, durante un minuto o minuto y medio. Para uno de los grupos, el agua estaba muy fría, lo que constituía un evento estresante.

En el experimento, los voluntarios debían, primero, aprender una tarea para realizar en la computadora. En la sesión siguiente, eran sometidos a un estrés leve: se les pedía que colocaran su antebrazo en una palangana, durante un minuto o minuto y medio. Para uno de los grupos, el agua estaba muy fría, lo que constituía un evento estresante.

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Muchas veces, el estrés que genera un hecho  impactante, como el ataque a las torres gemelas, hace que recordemos en detalle qué estábamos haciendo en ese mismo momento. Pero el estrés también produce dificultad para evocar. Es lo que nos sucede frente a una mesa examinadora, cuando nos parece que no recordamos nada de todo lo estudiado.

Ahora, una investigación muestra que, cuando el estrés parece haber impedido el acceso a la memoria, en realidad el recuerdo está. Este hecho, que había sido probado en cangrejos, acaba de ser mostrado en humanos, según el trabajo que se publica en Neurobiology of Learning and Memory, cuyo primer autor es Nicolás Fernández Larrosa, investigador del CONICET en el Laboratorio de Neurobiología de la Memoria, en la  Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

Se sabe que el estrés mejora la memoria cuando ambos hechos ocurren al mismo tiempo, es lo que se denomina consolidación, proceso por el cual una memoria de corto plazo se convierte en un recuerdo duradero. La parte negativa de ello es que, muchas veces, resulta muy difícil borrar ese recuerdo perturbador. Pero también se sabe que el estrés empeora la evocación de la memoria, lo que sucede en la típica situación de examen.

“Antes, todos creíamos que esas memorias no se podían activar: el estrés impedía o inhibía la evocación. Pero lo que ahora sabemos es que, aunque el sujeto afirme no recordar nada, esa memoria puede pasar por la etapa de reconsolidación, es decir, se reactiva”, señala Alejandro Delorenzi, investigador del CONICET y director del grupo de investigación en Exactas UBA.

La hipótesis de la reconsolidación postula que una memoria consolidada puede devenir nuevamente lábil y susceptible a la acción de agentes amnésicos o facilitadores, durante un período de tiempo luego de la reexposición a un recordatorio.

“En este trabajo mostramos que es posible reactivar y poner lábil un recuerdo durante los efectos de un estrés suave, que antes creíamos que inhibía la evocación, la reactivación de las memorias”, explica Delorenzi.

Agua fría

En el experimento, los voluntarios debían, primero, aprender una tarea para realizar en la computadora. En la sesión siguiente, eran sometidos a un estrés leve: se les pedía que colocaran su antebrazo en una palangana con agua, durante un minuto o minuto y medio. Para uno de los grupos, el agua estaba muy fría, lo que constituía un evento estresante.

Para el otro grupo, en cambio, el agua estaba tibia, lo cual brindaba una sensación agradable.

Nicolás Fernández Larrosa.

“Luego medimos, a través de la saliva, el nivel de cortisol, hormona que aumenta con el estrés”, explica Fernández Larrosa, y agrega: “A los veinte minutos del evento estresante, se produce el pico de cortisol, y es lo que confirma el nivel de estrés de los sujetos”.

Al producirse el pico de estrés, se realizó el examen de la memoria. En ese momento los investigadores observaron que la evocación de la memoria estaba disminuida con respecto a los sujetos que no habían pasado por el evento estresante (grupo control).

A los veinte minutos, los investigadores intentaron reactivar la memoria. “Esa reactivación se realiza mediante una ruptura de la expectativa de los sujetos: ellos creían que iba a pasar algo que finalmente no sucedía”, señala Larrosa. Esa interrupción de la expectativa introducía la sorpresa, y daba inicio la reconsolidación. Este proceso no se  inició en el grupo control.

“Nuestro estudio muestra que, si hay una ruptura de expectativa, aunque  la memoria no se exprese, se reconsolida, es decir, se reactiva y puede vuelve lábil”, afirma Delorenzi, y destaca: “Esto sugiere que habría una disociación entre los mecanismos neurobiológicos de la reactivación de la memoria y aquellos aspectos del comportamiento que subyacen a su expresión”.

Lo que mostraron los  investigadores es que la memoria se pone lábil aunque el sujeto diga que no se acuerda. Y la información que contiene ese recuerdo es usada por el sujeto para evaluar si el recordatorio tiene alguna novedad. Lo importante es que reactivar la memoria bajo condiciones de estrés puede hacer que el sujeto pierda la expresión de la memoria en el largo término, que la olvide más rápidamente.

“Tenemos evidencia de que, cuando a un sujeto le preguntan en situación de estrés, y afirma que no recuerda, esas memorias se ponen lábiles de nuevo, de tal manera que el sujeto tampoco las va a recordar si uno le pregunta unos días después”, subraya Delorenzi, y agrega: “No va a recordar porque esa memoria se reactivó bajo estrés y, además, hubo una situación de sorpresa, que hizo que la  memoria se labilizara. Y eso le produce un efecto de largo término”.

Pero es importante el momento en que se sufre el estrés. Si el estrés se produce antes de la reactivación, se inhibe su expresión. En cambio, si el estrés se sufre luego de la  evocación, la memoria puede mejorar, y al otro día se va a hacer más fuerte y se va a expresar mucho mejor.

Lo importante, es que “hay una memoria que no se expresa, pero juega un papel importante en la toma de decisiones o en el comportamiento a largo plazo”, sintetiza Fernández Larrosa.

Memoria y  evolución

Desde hace muchos años, en el Laboratorio de Neurobiología de la Memoria se realizan experimentos con cangrejos, y lo interesante es que los investigadores encuentran similitudes en los mecanismos de la memoria de estos animales y los seres humanos.

“Algo fantástico de los procesos de memoria es que suceden igual en cangrejos, peces y humanos; una hipótesis es que el circuito base, las áreas donde se vinculan las muchas modalidades de los procesos de memoria, se estableció una sola vez a lo largo de la evolución de los animales bilaterales”, concluye Delorenzi.