La memoria tiene sus vueltas, que desde hace años la ciencia intenta develar. Pero no está sola, las emociones también juegan, y aún más, dejan huellas que sólo un ansiolítico puede calmar, por lo menos en crustáceos. Un grupo de investigación que utiliza cangrejos como modelo animal en sus experimentos busca echar luz en los vericuetos del cerebro a la hora de recordar.
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Qué ocurre a la hora de recordar es una tarea que desde hace décadas numerosos grupos investigan en profundidad. Ahora, un estudio reciente permite conocer en detalle, en tiempo real, qué sucede en el interior del cerebro, con la actividad neuronal, durante el proceso de reconsolidación de la memoria a largo plazo en un modelo animal bien argentino: el cangrejo de las costas bonaereneses.
Con casi un centenar de participantes, un experimento tradicional mostró resultados inesperados. Un equipo de investigación halló que la intervención de componentes emocionales alteran la memoria a la hora de recordar.
Un equipo interdisciplinario de investigadores exploró lo que sucede dentro del cerebro humano cuando se recuerda algo aprendido y reforzado días atrás. Descubrieron que el método de refuerzo empleado determina el tipo de “huellas” que quedarán en la mente. El hallazgo permitiría explicar el mecanismo neural a través del cual se fortalece la memoria.
En Exactas UBA diseñaron un modelo experimental para estudiar la relación entre la memoria y los trastornos de ansiedad.
Investigadores de Exactas UBA efectuaron experimentos con 153 adultos jóvenes de ambos sexos y pudieron determinar que el significado de un vocablo nuevo se aprende inmediatamente, pero que nombrar la palabra demora varios minutos en ser aprendido. También descubrieron que la integración de un término novedoso a la red de palabras conocidas puede tardar 48 horas.