Aedes aegypti

Los huevos porteños se la bancan

Un experimento efectuado durante el invierno en la provincia de La Pampa mostró que los huevos del mosquito transmisor del dengue, zika, chikunguña y fiebre amarilla recolectados en la Ciudad de Buenos Aires pueden adaptarse exitosamente a las condiciones más adversas de la estación fría pampeana.

24 Jun 2022 POR

El mosquito Aedes aegypti parece no tener límites. Oriundo del África occidental, invadió las zonas tropicales de todo el mundo acompañando a los seres humanos en sus desplazamientos. Con el correr de los siglos, empezó a conquistar las zonas templadas. Su capacidad de adaptación le está permitiendo establecerse en latitudes cada vez mayores. En la Argentina, ya conquistó ciudades de la costa atlántica bonaerense, como San Bernardo.

Se lo encontró más al sur, hace unos veinte años, en Neuquén. Y una vez, en San Antonio Oeste. Pero, después, en esos lugares no se lo volvió a ver. Se cree que sus huevos habrán llegado durante el comienzo del verano en algún medio de transporte y que algunos habrán eclosionado y generado larvas. Y, posiblemente, las hembras que pudieron llegar a adultas habrán puesto huevos que, probablemente, no soportaron el invierno. Pero, considerando el historial adaptativo de este insecto, no podría descartarse que algún día logre establecerse en esas ciudades.

De hecho, un experimento llevado a cabo recientemente en las ciudades de Santa Rosa y General Acha, en la provincia de La Pampa, indica que el mosquito todavía tiene margen suficiente para seguir avanzando hacia el sur y quedarse.

En Santa Rosa, el mosquito Aedes aegypti está instalado desde hace varios años. También, se confirmó su presencia estable en ciudades situadas más al norte, como General Pico, Realicó y Rancul.

La pampa tiene el mosquito

En Santa Rosa, el mosquito Aedes aegypti está instalado desde hace varios años. También, se confirmó su presencia estable en ciudades situadas más al norte, como General Pico, Realicó y Rancul. Son localidades ubicadas en la zona más cálida de la provincia de La Pampa, donde el insecto dispone de condiciones climáticas amigables para su desarrollo.

Pero, hace relativamente poco tiempo, se registró la presencia del Aedes aegypti en General Acha, una ciudad emplazada más al sur que, en comparación con Santa Rosa, tiene temperaturas medias un poco más frías y menos humedad y precipitaciones. Es decir, condiciones adversas para la supervivencia del mosquito, que se desarrolla mejor con calor, humedad y lluvias.

Todavía no se confirmó que el Aedes se haya establecido en General Acha. Pero un grupo de investigación se preguntó si podría ser posible que lo haga.

Gisella Obholz, Germán San Blas y Adrián Díaz, de las Universidades Nacionales de La Pampa y de Córdoba, decidieron hacer un experimento para responder ese interrogante. Fue así que expusieron los huevos del mosquito al invierno de General Acha y de Santa Rosa. Después, evaluaron si los huevos sobrevivían a la estación fría en esas ciudades. Y se llevaron una sorpresa. O varias.

Huevos porteños

En el Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA estudian desde hace muchos años al Aedes aegypti. Es un laboratorio de vanguardia a nivel mundial en la investigación de la dinámica espacio temporal de los mosquitos en climas templados. Sus trabajos vienen advirtiendo sobre la gran capacidad adaptativa del Aedes y del riesgo que significa la expansión de este mosquito -transmisor del dengue, zika, chikunguña y fiebre amarilla- por nuestro territorio.

Nos sorprendió comprobar que ni en Santa Rosa ni en General Acha hubo una mortalidad alta”, confiesa Sylvia Fischer.

Entre sus actividades está incluido el monitoreo de las poblaciones de Aedes en los distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires: ponen trampas en múltiples sitios de la metrópolis para que las hembras pongan sus huevos. Después, se llevan las ovitrampas (así se llaman) al laboratorio y cuentan los huevos. Con esos huevos, también, hacen sus experimentos.

Ahora, interesados en el trabajo que se estaba realizando en la provincia de La Pampa, se integraron colaborativamente con el grupo de investigación conformado por Obholz, San Blas y Díaz con el objetivo de determinar si el mosquito podía ser capaz de establecerse en General Acha. El GEM aportó el “know how” de la metodología experimental y, también, los huevos de los Aedes porteños.

Huevos con sorpresas

Usaron huevos colectados en marzo, abril y mayo en la Ciudad de Buenos Aires. Los pusieron en tres sitios distintos de la ciudad de Santa Rosa y, también, en tres lugares apartados entre sí de General Acha. Los dejaron ahí durante los meses de julio, agosto y septiembre. Después, los llevaron al laboratorio del GEM. Allí, les dieron agua y nutrientes para que, si seguían vivos, pudieran eclosionar y producir larvas.

“Nos sorprendió comprobar que ni en Santa Rosa ni en General Acha hubo una mortalidad alta”, confiesa Sylvia Fischer, investigadora del CONICET en el GEM. “En General Acha, en los tres lugares, la supervivencia fue mayor al 50%, y en dos de los tres sitios fue superior al 70%, o sea, comparable con la que tenemos en la Ciudad de Buenos Aires”, revela. “En Santa Rosa la supervivencia fue alta, superior al 70%”, completa.

– ¿Los resultados de los experimentos responden la pregunta inicial acerca de si es posible que el Aedes aegypti se establezca en General Acha?

– Sí. La supervivencia de los huevos es suficiente como para asegurar que en la primavera siguiente haya huevos para iniciar un nuevo ciclo reproductivo.

Hubo otro resultado experimental -que no tuvo que ver con la pregunta inicial que dio lugar a este trabajo- que también sorprendió al equipo de investigación: “Lo que fue bastante inesperado fue la eclosión de esos huevos. Lo que uno espera es que los huevos más jóvenes tengan mayor predisposición a eclosionar. Y acá lo que vimos fue lo contrario. O sea, los huevos de mayo eclosionaron muy poquitito, y los de abril y marzo eclosionaron bastante más”, cuenta Fischer.

El hecho de que los huevos porteños hayan prosperado en General Acha habla del riesgo de que más temprano que tarde el mosquito se instale en esa localidad.

Según la investigadora, una explicación posible de este resultado inesperado estaría relacionada con un descubrimiento que hizo el GEM hace poco más de un año, que cambió un paradigma que era sostenido a rajatabla por la comunidad científica internacional.

Dicho muy sintéticamente, aquel hallazgo demostraba que los huevos del Aedes aegypti eran capaces de entrar en un estado de vida latente, denominado “diapausa”, que les permitía “aguantar” durante meses un contexto hostil (por ejemplo, un invierno). La diapausa es un fenómeno que está ligado a las horas de luz solar que tenían las hembras al momento de poner los huevos. Y, obviamente, la cantidad de horas de luz en marzo, abril y mayo son diferentes.

“Nosotros creemos que esto es una evidencia indirecta de lo que demostramos el año pasado”, comenta Fischer.

Finalmente, la científica explica que el hecho de que los huevos porteños hayan prosperado en General Acha habla del riesgo de que más temprano que tarde el mosquito se instale en esa localidad: “Dado que el Aedes aegypti se dispersa por transporte pasivo, o sea, por personas que mueven mercaderías de un lado al otro a lo largo de las principales rutas comerciales, no sería descabellado pensar que los huevos de los mosquitos de Buenos Aires colonizaran las localidades de La Pampa”.

Al mismo tiempo, advierte un riesgo adicional para General Acha: “Si repitiéramos este experimento con huevos de mosquitos de la ciudad de Santa Rosa, probablemente la supervivencia en General Acha sería aún mayor, porque esos huevos podrían tener algún tipo de adaptación particular para tolerar mejor la baja humedad”.

 

Este es el momento

El invierno es la estación en la que las poblaciones de Aedes aegypti están, mayormente, en estadio de huevo, pegados a todo tipo de recipiente. Por eso, para prevenir que en la próxima primavera esos huevos eclosionen hay que eliminarlos. Según los especialistas, la fumigación de los parques y veredas durante el verano no resuelve el problema. Porque el insecticida no mata los huevos y porque el mosquito está en las viviendas.

El Ministerio de Salud de la Nación aconseja:

– Eliminar todos los recipientes en desuso que puedan acumular agua (como latas, botellas, neumáticos).

– Dar vuelta los objetos que se encuentran en el exterior y pueden acumular agua cuando llueve (baldes, palanganas, tambores, botellas).

– Cambiar el agua de bebederos de animales, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, dentro y fuera de la casa, cada tres días.

– Rellenar los floreros y portamacetas con arena húmeda.

– Mantener los patios y jardines limpios, ordenados y desmalezados.

– Limpiar canaletas y desagües de lluvia de los techos.

– Tapar los tanques y recipientes que se usan para recolectar agua.

– Verter agua hirviendo en las rejillas y colocarles tela mosquitera.