Cómo cuidar a los animales de la humanidad
Está confirmado que los seres humanos pueden transmitir el SARS-CoV-2 a mascotas y a animales en zoológicos o en centros de rescate. También está presente el riesgo de contagiar a fauna silvestre. Un documento oficial brinda una serie de pautas para evitar la propagación del virus entre especies con el objetivo de disminuir su circulación y minimizar las chances de que surjan nuevas variantes.
Las personas somos el principal reservorio del virus SARS-CoV-2. Ya en el mundo, y en la Argentina en particular, se han detectado animales contagiados por seres humanos. En nuestro país, hay registros de siete casos en total. Corresponden a dos gatos, cuatro perros y un puma. «Los perros y gatos convivían con personas con diagnóstico positivo de COVID-19», indica el informe de los Ministerios de Ciencia, Salud y Ambiente de la Nación, junto con Senasa.
Además de mascotas, se han infectado ciertos animales silvestres que, así como se enferman, podrían también convertirse en reservorios del virus y generar, con el tiempo, nuevas variantes que agraven la actual pandemia. “En un contexto mundial con un elevado número de personas infectadas, muchas de ellas asintomáticas o presintomáticas que podrían propagar inadvertidamente el SARS-CoV-2 a la fauna silvestre, las medidas precautorias en el manejo de fauna resultan esenciales», indica el documento oficial.
Como el virus SARS-CoV-2, que causa COVID-19, parece tener un origen animal y se sospecha que habría atravesado la barrera entre especies hasta llegar a las personas, pasando por un hospedador intermedio, el temor es que sigan ocurriendo estos pasajes entre especies. Por eso, las autoridades aconsejan extremar la prevención.
“Para minimizar las chances de generar nuevas variantes y evitar que el virus encuentre reservorios silvestres de este lado del mundo -lo que además de obstaculizar las estrategias de control de la enfermedad, podría ser un problema para la conservación de la biodiversidad-, se han elaborado recomendaciones ante los nuevos desafíos que provoca la pandemia», indica Marcela Orozco, investigadora del CONICET en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, una de las científicas que participó de esta iniciativa del gobierno nacional y mereció un reconocimiento del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación por su trabajo “Detección del Coronavirus en Animales”.
Aquí y allá
De los focos detectados en la Argentina, el puma fue diagnosticado en un centro de rescate de animales silvestres en Santiago del Estero y, aparentemente, había tenido contacto con personas infectadas de COVID-19, lo que pudo haber dado lugar a la transmisión. En tanto, de la totalidad de casos registrados, sólo dos gatos y un perro presentaron síntomas.
“No hay evidencia de que los perros y gatos tengan un rol importante en la epidemiología de la transmisión. Sabemos que los humanos podemos contagiarlos, pero la transmisión de vuelta de los animales a las personas solamente está comprobada en el caso de los visones en Europa. Allí, el virus circulaba en una enorme población de estos animales en cautiverio y se generó una nueva variante que pasó al ser humano. Esto ocurrió en Dinamarca y motivó una cuarentena estricta de la población humana, así como la eutanasia del total de visones de criadero.
“La cría de animales para la peletería está asociada a este tipo de riesgo”, precisa Orozco, doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Puntualmente, en Dinamarca, más de 15 millones de visones fueron sacrificados y se prohibió la cría de estos animales hasta principios de 2022.
Otras especies, si bien no se ha demostrado que puedan contagiar al ser humano, sí se ha comprobado que pueden portar el virus, ya sea por infección natural o en experimentos hechos en laboratorio. “Se sabe que la fauna silvestre es susceptible al SARS-CoV-2 y algunas especies lo son especialmente. Tal es el caso de los primates, los felinos y los murciélagos. Partiendo de esa base, es que se alerta a todos los que trabajamos con animales silvestres que debemos tener cuidado a la hora de hacer investigaciones de campo o trabajar en ambientes naturales”, señala Orozco.
Si bien los lineamientos están dirigidos a investigadores y/o rescatistas de animales silvestres, no olvidan que numerosas personas de distintas actividades pueden ponerse en contacto con la fauna local, como los trabajadores agrícolas, forestales, ganaderos e incluso turistas. Todas estas situaciones pueden propiciar el intercambio de patógenos entre diferentes especies, incluidas las personas, según el informe oficial, que busca prevenir efectos indeseados.
“Las recomendaciones buscan evitar, en la medida de lo posible, el contacto con la fauna, así como dejar desechos humanos en ambientes naturales. Es conveniente extremar las precauciones, en especial, con los mamíferos silvestres. La idea es minimizar las chances de que el virus vuelva a encontrar un nuevo hospedador, donde podría mantener y amplificar la actividad viral”, concluye Orozco.
Mascotas en la mira
Cuando una persona padece COVID-19, conviene que evite el contacto con su mascota para protegerla del contagio. “Si hay sospechas de que el perro, el gato, u otro animal conviviente con el enfermo pueda haberse contagiado y muestra síntomas respiratorios, existe la posibilidad de testearlos para determinar si están infectados por el SARS-CoV-2”. Es importante destacar que los animales domésticos no son un riesgo para las personas, sino al revés, por lo cual tenemos que protegerlos. En la Argentina, el diagnóstico del virus en mascotas se realiza en el marco de proyectos de investigación financiados por la convocatoria Ideas Proyecto COVID-19 de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación en diferentes instituciones del país”, indica Marcela Orozco, al tiempo que añade: “En Rusia están formulando una vacuna para mascotas. El gobierno ruso informó que no solo se intenta proteger a los animales domésticos, sino que el fin último es una cuestión de salud pública, orientada a disminuir la circulación del virus y minimizar las chances de que ocurran nuevas variantes”.