egresadoenindustria
Científicos para la industria

Egresado, modelo para armar

Como parte de las actividades de la Escuela Giambiagi 2014, organizada por el Departamento de Física de Exactas, un grupo de investigadores que trabajan en empresas públicas y privadas debatió sobre diversos aspectos relacionados con la inserción de los graduados en ciencias, en particular físicos y matemáticos, en el ámbito productivo.

22 Oct 2014 POR
Las características de la formación académica, la conveniencia de completar o no un doctorado antes de ingresar a la industria, la necesaria adaptación que tiene que realizar un científico para desempeñarse con éxito en el sector productivo, fueron algunos de los temas que estuvieron presentes durante la charla.

Las características de la formación académica, la conveniencia de completar o no un doctorado antes de ingresar a la industria, la necesaria adaptación que tiene que realizar un científico para desempeñarse con éxito en el sector productivo, fueron algunos de los temas que estuvieron presentes durante la charla.

No resulta un hecho para nada habitual que estudiantes de licenciatura y doctorado de Exactas tengan la posibilidad de participar de una actividad que les permita dialogar con cinco científicos, egresados de la UBA y otras universidades nacionales, cuya principal actividad laboral no pasa por la enseñanza ni por la investigación sino que, desde hace muchos años, se desempeñan en el ámbito de la industria.

El acontecimiento tuvo lugar en el marco de la Escuela Giambiagi 2014, organizada por el Departamento de Física de la Facultad. En esta oportunidad, el evento estuvo orientado a estudiantes con inquietudes relacionadas con aplicaciones de las ciencias duras, especialmente física, química, computación y matemáticas, en la solución de problemas surgidos del sector productivo.

Convocados bajo el lema “Científicos para la industria”, participaron de la mesa redonda Esteban Anoardo, encargado de la División Física e Industria de la Asociación Física Argentina; Gustavo Bianchi, director general de Y-TEC; Gabriel Carcagno, director R&D de TENARIS Argentina; Angel Marzocca, gerente de I&D de Fate y Carlos Vignolo, Head of Colormanagement Coatings de BASF. El rol de moderador fue cubierto por Nicolás Bonadeo, jefe del Departamento de Física Aplicada, TENARIS R&D. Durante casi 90 minutos los estudiantes escucharon atentamente las exposiciones y, posteriormente, pudieron hacer preguntas a los panelistas.

Las características de la formación académica, la conveniencia de completar o no un doctorado antes de ingresar a la industria, la necesaria adaptación que tiene que realizar un científico para desempeñarse con éxito en el sector productivo, las expectativas que depositan en ellos los empresarios, fueron algunos de los temas que estuvieron presentes durante la charla.

Formaciones especiales

Uno de los primeros ejes sobre los que giró el debate se centró en conocer la opinión de los panelistas acerca de si la formación que recibían los estudiantes de Exactas era adecuada para un posterior trabajo en la industria. Al respecto, Angel Marzocca señaló que en Fate trabajan grupos integrados por matemáticos, físicos, químicos e ingenieros y dijo: “Yo les diría que, por lo menos la formación de Exactas, es más que adecuada. Es más, muchas veces me encuentro con que, para resolver problemas, son mucho más abiertos los físicos, los químicos y los matemáticos que los ingenieros. Eso lo veo día a día”.

En el mismo sentido, Carcagno aclaró: “Si lo que queremos saber es si el licenciado en física o matemática está capacitado, en general, para las tareas para las cuales se lo ha contratado, la respuesta es: definitivamente sí. Después empieza a haber otros factores que tienen que ver, no tanto ya con la formación puramente académica, sino con las aptitudes de la persona: su visión, su capacidad innovadora que, muchas veces, no está directamente relacionada con la formación”.

“No quiero ser la oveja negra de la mesa, pero me toca”, dijo Anoardo con picardía provocando una sonrisa entre los asistentes. Y disparó la polémica: “Guste o no, la formación del físico en Argentina está netamente orientada hacia la academia. Peor, es academicista. La supervivencia de una empresa tecnológica, hoy en día, está basada fuertemente en la innovación. Como se dan las carreras acá, no se enseña a ser innovador, a tener creatividad, es más, se la aniquila”. Y agregó: “Yo creo que es importante que aparezca una carrera de grado en física orientada hacia la tecnología”.

En seguida, Bianchi salió al cruce de esta opinión. “Para mí, si un egresado hace caos cuántico, química orgánica o matemática aplicada, no importa. Lo importante es que tenga una muy buena formación básica. Yo soy físico químico. Los tipos que están bien formados desde el punto de vista físico químico, no importa si los meto a hacer termodinámica o electroquímica, en muy poco tiempo me van a dar la respuesta que yo estoy buscando, en un grupo de trabajo que es multidisciplinario”, sostuvo y remató: “Si hacemos una carrera de física orientada a la tecnología, el egresado no va a saber nada de tecnología y nada de física. Hay que tener cuidado con estos planteos porque si no vamos a crear miles de carreras anexas en las cuales van a recibirse profesionales que después no van a saber dónde meterse”.

En esa misma línea Carcagno afirmó: “Yo también creo fervientemente que la formación básica condiciona la vida laboral de las personas. Yo soy ingeniero aeronáutico de Universidad de La Plata. En su momento yo me quejaba de esa carrera porque era muy dura, tenía una carga muy fuerte en aerodinámica, en mecánica de los fluidos, en estructuras. Somos varios de esa camada que estamos en Tenaris y creo que ninguno baja de director, y no sólo en departamentos técnicos. Es decir, que esa formación básica es un cierto seguro de éxito, independientemente de la rama donde después uno se pueda desarrollar”.

Frente a estas respuestas, Anoardo se vio en la necesidad de precisar sus opiniones. “Yo no dije que hay que reemplazar el perfil del físico que tenemos hoy por un físico técnico. Simplemente marco las diferencias entre una formación y otra. Una es orientada hacia la cuestión técnica, y la otra, hacia la académica. A juzgar por lo que yo oigo acá nos tendríamos que conformar con lo que hay. La pregunta es: ¿Podemos hacer algo mejor? Nada más”.

Doctor o licenciado, esa es la cuestión

Otro de los temas sobre el que los invitados expresaron su parecer estuvo referido a si las empresas preferían incorporar licenciados recién recibidos o doctores, es decir, personas con un mayor nivel de formación. Marzocca relató su experiencia: “Dependiendo del expertise que busques podés tomar a un doctor o a un licenciado. Pasa lo mismo con los ingenieros. Te diría que el cincuenta por ciento de los ingenieros que tomé son recién recibidos y el objetivo es formarlos en una especialidad. Eso te va a llevar uno o dos años. Pero, para otros problemas mucho más acuciantes, necesitás un profesional senior con una cierta experiencia”.

En la misma línea Carcagno aportó: “En general, cuando se busca personal, no se sale a buscar doctores específicamente. De hecho, el porcentaje de gente con doctorados es relativamente bajo. El punto es que, generalmente, los doctores son más buscados cuando hay algún objetivo específico como un área que se quiere desarrollar o, a veces, para ciertas posiciones intermedias, que requieren de un mix entre especialista y management tecnológico”.

En el caso de Y-TEC, Bianchi relató: “A nosotros nos urge tener especialidades que no hay en el mercado, como biomecánicos o geofísicos. Entonces, elegimos doctores para que se incorporen porque ya tienen formación científica, tienen una visión distinta para encarar un problema que la de alguien que recién empieza. Eso no quiere decir que no tomemos licenciados o ingenieros. Sí, los tomamos, pero para formarlos. A lo que estoy apuntando es a que no puedo, en dos años, convertir a un recién recibido en un especialista en geofísica”.

En este aspecto, Carlos Vignolo introdujo una perspectiva diferente: “Esta discusión la tuve recién con un estudiante de grado. Él me decía que iba a obtener su licenciatura y a empezar a trabajar. ‘Si es tu visión, hacelo’, le dije. ‘Ahora, si pensás en la remuneración, te diría que hagas la inversión de un doctorado porque te dedicás cuatro años y la diferencia de dinero que vas a ganar en los 25 años que vas a trabajar, te aseguro que paga varias tesis’. Pero además, hay ciertos puestos en la estructura de la empresa, sobre todo en el área de investigación y desarrollo, que están reservados para doctores. Por lo menos eso es lo que ocurre en BASF y en Alemania. Entonces, si uno empieza como licenciado se limita automáticamente en las posibilidades de crecimiento. Por eso, yo le diría a la gente: mejor hagan la tesis y después súmense a la empresa”.

Carcagno retomó la palabra para avanzar en la descripción de las bondades del modelo alemán. “En Alemania la simbiosis industria/academia se da en una forma natural, eso ya viene genéticamente incorporado en la gente. Esa situación se plasma en hechos concretos: nadie evoluciona en su carrera profesional, en una compañía privada alemana, si no alcanzó un alto grado académico. Por ejemplo, nadie ocupa un mando medio o superior si no alcanzó un grado de doctor. De la misma manera, nadie es jefe de departamento en una facultad de ingeniería alemana si no pasó diez años por la industria”.

Científicos “on demand”

¿Existe una demanda real de científicos por parte de las industrias? ¿Qué tipo de empresas son las que buscan investigadores para que se incorporen a sus plantillas? ¿Cómo evolucionará esta situación en los próximos años? Estas fueron algunas de las cuestiones que se plantearon para disparar la última parte de la charla.

Marzocca detalló el presente de Fate: “Nosotros estamos en una etapa de crecimiento en la absorción de científicos. Conozco algunas otras empresas que están en la misma búsqueda. Ahora bien, a las pymes se les dificulta un poco más la incorporación de investigadores. Además, en una pyme, un científico tiene que hacer un poco de todo”.

El tema de las pequeñas y medianas empresas fue retomado con mayor crudeza por Anoardo. “La pyme no tiene ninguna posibilidad de emplear a un doctor, ni siquiera a un licenciado. La realidad de la pyme es muy cruel, sobre todo si se trata de desarrollo de hardware.  En software o consultoría es un poquito menos dura. Entonces, si vamos a estar esperando que nos toquen el timbre para que nos pidan que los ayudemos a resolver problemas, estamos muertos”, sentenció y, en seguida, propuso: “Está la posibilidad de que ustedes sean emprendedores. Es un desafío y uno es el dueño de ese proyecto. Es un enfoque que hay que tener en cuenta porque también eso es industria”.

Finalmente, Bianchi trazó un diagnóstico más esperanzado. “El derrame del conocimiento a la sociedad no se produce en el corto plazo y depende de un plan de gobierno. ¿Y cómo se produce ese derrame a la sociedad? Se produce cuando las pymes tienen la capacidad de contratar a algunos de estos doctores que salen de la universidad para mejorar su sistema de producción. Pero no podemos pedir que esto ocurra de un día para el otro. Actualmente, hay algunas pymes que se animan a eso. No son todas, será un dos por ciento del conjunto de las pymes en el país las que sí tienen doctores, las que sí pagan becarios, las que sí hacen desarrollos. Esto se dio gracias a que hay un plan armado que ojalá siga por muchos años. Es cuestión de constancia. Yo pienso que, de aquí a diez años, si continúan estas líneas, seguramente se duplicarán. Nosotros tenemos que apostar a eso”.

No resulta un hecho para nada habitual que estudiantes de licenciatura y doctorado de Exactas tengan la posibilidad de participar de una actividad que les permita dialogar con cinco científicos, egresados de la UBA y otras universidades nacionales, cuya principal actividad laboral no pasa por la enseñanza ni por la investigación sino que, desde hace muchos años, se desempeñan en el ámbito de la industria.

El acontecimiento tuvo lugar en el marco de la Escuela Giambiagi 2014, organizada por el Departamento de Física de la Facultad. En esta oportunidad, el evento estuvo orientado a estudiantes con inquietudes relacionadas con aplicaciones de las ciencias duras, especialmente física, química, computación y matemáticas, en la solución de problemas surgidos del sector productivo.

Convocados bajo el lema “Científicos para la industria”, participaron de la mesa redonda Esteban Anoardo, encargado de la División Física e Industria de la Asociación Física Argentina; Gustavo Bianchi, director general de Y-TEC; Gabriel Carcagno, director R&D de TENARIS Argentina; Angel Marzocca, gerente de I&D de Fate y Carlos Vignolo, Head of Colormanagement Coatings de BASF. El rol de moderador fue cubierto por Nicolás Bonadeo, jefe del Departamento de Física Aplicada, TENARIS R&D. Durante casi 90 minutos los estudiantes escucharon atentamente las exposiciones y, posteriormente, pudieron hacer preguntas a los panelistas.

Las características de la formación académica, la conveniencia de completar o no un doctorado antes de ingresar a la industria, la necesaria adaptación que tiene que realizar un científico para desempeñarse con éxito en el sector productivo, las expectativas que depositan en ellos los empresarios, fueron algunos de los temas que estuvieron presentes durante la charla.

Formaciones especiales

Uno de los primeros ejes sobre los que giró el debate se centró en conocer la opinión de los panelistas acerca de si la formación que recibían los estudiantes de Exactas era adecuada para un posterior trabajo en la industria. Al respecto, Angel Marzocca señaló que en Fate trabajan grupos integrados por matemáticos, físicos, químicos e ingenieros y dijo: “Yo les diría que, por lo menos la formación de Exactas, es más que adecuada. Es más, muchas veces me encuentro con que, para resolver problemas, son mucho más abiertos los físicos, los químicos y los matemáticos que los ingenieros. Eso lo veo día a día”.

En el mismo sentido, Carcagno aclaró: “Si lo que queremos saber es si el licenciado en física o matemática está capacitado, en general, para las tareas para las cuales se lo ha contratado, la respuesta es: definitivamente sí. Después empieza a haber otros factores que tienen que ver, no tanto ya con la formación puramente académica, sino con las aptitudes de la persona: su visión, su capacidad innovadora que, muchas veces, no está directamente relacionada con la formación”.

“No quiero ser la oveja negra de la mesa, pero me toca”, dijo Anoardo con picardía provocando una sonrisa entre los asistentes. Y disparó la polémica: “Guste o no, la formación del físico en Argentina está netamente orientada hacia la academia. Peor, es academicista. La supervivencia de una empresa tecnológica, hoy en día, está basada fuertemente en la innovación. Como se dan las carreras acá, no se enseña a ser innovador, a tener creatividad, es más, se la aniquila”. Y agregó: “Yo creo que es importante que aparezca una carrera de grado en física orientada hacia la tecnología”.

En seguida, Bianchi salió al cruce de esta opinión. “Para mí, si un egresado hace caos cuántico, química orgánica o matemática aplicada, no importa. Lo importante es que tenga una muy buena formación básica. Yo soy físico químico. Los tipos que están bien formados desde el punto de vista físico químico, no importa si los meto a hacer termodinámica o electroquímica, en muy poco tiempo me van a dar la respuesta que yo estoy buscando, en un grupo de trabajo que es multidisciplinario”, sostuvo y remató: “Si hacemos una carrera de física orientada a la tecnología, el egresado no va a saber nada de tecnología y nada de física. Hay que tener cuidado con estos planteos porque si no vamos a crear miles de carreras anexas en las cuales van a recibirse profesionales que después no van a saber dónde meterse”.

En esa misma línea Carcagno afirmó: “Yo también creo fervientemente que la formación básica condiciona la vida laboral de las personas. Yo soy ingeniero aeronáutico de Universidad de La Plata. En su momento yo me quejaba de esa carrera porque era muy dura, tenía una carga muy fuerte en aerodinámica, en mecánica de los fluidos, en estructuras. Somos varios de esa camada que estamos en Tenaris y creo que ninguno baja de director, y no sólo en departamentos técnicos. Es decir, que esa formación básica es un cierto seguro de éxito, independientemente de la rama donde después uno se pueda desarrollar”. 

Frente a estas respuestas, Anoardo se vio en la necesidad de precisar sus opiniones. “Yo no dije que hay que reemplazar el perfil del físico que tenemos hoy por un físico técnico. Simplemente marco las diferencias entre una formación y otra. Una es orientada hacia la cuestión técnica, y la otra, hacia la académica. A juzgar por lo que yo oigo acá nos tendríamos que conformar con lo que hay. La pregunta es: ¿Podemos hacer algo mejor? Nada más”.

(De izq. a der.) Gabriel Carcagno, Gustavo Bianchi, Angel Marzocca, Gabriel Anoardo y Carlos Vignolo.

(De izq. a der.) Gabriel Carcagno, Gustavo Bianchi, Angel Marzocca, Gabriel Anoardo y Carlos Vignolo.

Doctor o licenciado, esa es la cuestión

Otro de los temas sobre el que los invitados expresaron su parecer estuvo referido a si las empresas preferían incorporar licenciados recién recibidos o doctores, es decir, personas con un mayor nivel de formación. Marzocca relató su experiencia: “Dependiendo del expertise que busques podés tomar a un doctor o a un licenciado. Pasa lo mismo con los ingenieros. Te diría que el cincuenta por ciento de los ingenieros que tomé son recién recibidos y el objetivo es formarlos en una especialidad. Eso te va a llevar uno o dos años. Pero, para otros problemas mucho más acuciantes, necesitás un profesional senior con una cierta experiencia”.

En la misma línea Carcagno aportó: “En general, cuando se busca personal, no se sale a buscar doctores específicamente. De hecho, el porcentaje de gente con doctorados es relativamente bajo. El punto es que, generalmente, los doctores son más buscados cuando hay algún objetivo específico como un área que se quiere desarrollar o, a veces, para ciertas posiciones intermedias, que requieren de un mix entre especialista y management tecnológico”.

En el caso de Y-TEC, Bianchi relató: “A nosotros nos urge tener especialidades que no hay en el mercado, como biomecánicos o geofísicos. Entonces, elegimos doctores para que se incorporen porque ya tienen formación científica, tienen una visión distinta para encarar un problema que la de alguien que recién empieza. Eso no quiere decir que no tomemos licenciados o ingenieros. Sí, los tomamos, pero para formarlos. A lo que estoy apuntando es a que no puedo, en dos años, convertir a un recién recibido en un especialista en geofísica”.

En este aspecto, Carlos Vignolo introdujo una perspectiva diferente: “Esta discusión la tuve recién con un estudiante de grado. Él me decía que iba a obtener su licenciatura y a empezar a trabajar. ‘Si es tu visión, hacelo’, le dije. ‘Ahora, si pensás en la remuneración, te diría que hagas la inversión de un doctorado porque te dedicás cuatro años y la diferencia de dinero que vas a ganar en los 25 años que vas a trabajar, te aseguro que paga varias tesis’. Pero además, hay ciertos puestos en la estructura de la empresa, sobre todo en el área de investigación y desarrollo, que están reservados para doctores. Por lo menos eso es lo que ocurre en BASF y en Alemania. Entonces, si uno empieza como licenciado se limita automáticamente en las posibilidades de crecimiento. Por eso, yo le diría a la gente: mejor hagan la tesis y después súmense a la empresa”.

Carcagno retomó la palabra para avanzar en la descripción de las bondades del modelo alemán. “En Alemania la simbiosis industria/academia se da en una forma natural, eso ya viene genéticamente incorporado en la gente. Esa situación se plasma en hechos concretos: nadie evoluciona en su carrera profesional, en una compañía privada alemana, si no alcanzó un alto grado académico. Por ejemplo, nadie ocupa un mando medio o superior si no alcanzó un grado de doctor. De la misma manera, nadie es jefe de departamento en una facultad de ingeniería alemana si no pasó diez años por la industria”.

Científicos “on demand”

¿Existe una demanda real de científicos por parte de las industrias? ¿Qué tipo de empresas son las que buscan investigadores para que se incorporen a sus plantillas? ¿Cómo evolucionará esta situación en los próximos años? Estas fueron algunas de las cuestiones que se plantearon para disparar la última parte de la charla.

Marzocca detalló el presente de Fate: “Nosotros estamos en una etapa de crecimiento en la absorción de científicos. Conozco algunas otras empresas que están en la misma búsqueda. Ahora bien, a las pymes se les dificulta un poco más la incorporación de investigadores. Además, en una pyme, un científico tiene que hacer un poco de todo”.

El tema de las pequeñas y medianas empresas fue retomado con mayor crudeza por Anoardo. “La pyme no tiene ninguna posibilidad de emplear a un doctor, ni siquiera a un licenciado. La realidad de la pyme es muy cruel, sobre todo si se trata de desarrollo de hardware.  En software o consultoría es un poquito menos dura. Entonces, si vamos a estar esperando que nos toquen el timbre para que nos pidan que los ayudemos a resolver problemas, estamos muertos”, sentenció y, en seguida, propuso: “Está la posibilidad de que ustedes sean emprendedores. Es un desafío y uno es el dueño de ese proyecto. Es un enfoque que hay que tener en cuenta porque también eso es industria”.

Finalmente, Bianchi trazó un diagnóstico más esperanzado. “El derrame del conocimiento a la sociedad no se produce en el corto plazo y depende de un plan de gobierno. ¿Y cómo se produce ese derrame a la sociedad? Se produce cuando las pymes tienen la capacidad de contratar a algunos de estos doctores que salen de la universidad para mejorar su sistema de producción. Pero no podemos pedir que esto ocurra de un día para el otro. Actualmente, hay algunas pymes que se animan a eso. No son todas, será un dos por ciento del conjunto de las pymes en el país las que sí tienen doctores, las que sí pagan becarios, las que sí hacen desarrollos. Esto se dio gracias a que hay un plan armado que ojalá siga por muchos años. Es cuestión de constancia. Yo pienso que, de aquí a diez años, si continúan estas líneas, seguramente se duplicarán. Nosotros tenemos que apostar a eso”.