Ecología de poblaciones
Un grupo de investigadores liderado por María Busch estudia varias especies de roedores en su propio entorno. La idea es tratar de entender su dinámica poblacional y estudiar aspectos vinculados al control de plagas. Para eso realizan muestreos periódicos en ambientes agrícola-ganaderos y en cuatro reservas naturales.
¿Será cierto que el olor a gato ahuyenta a los ratones? Es probable que muchos de nosotros hayamos escuchado con igual frecuencia tanto anécdotas que confirman esta hipótesis, como otras que la refutan. Los investigadores del grupo de Ecología de poblaciones no sólo se hicieron esta misma pregunta sino que intentaron responderla mediante experimentos.
Es que este grupo de investigación, dirigido por la Dra. María Busch, se dedica, justamente, a estudiar las relaciones de varias especies de roedores con su entorno. “Nuestros estudios abarcan aspectos teóricos de dinámica poblacional y el efecto de factores ambientales, físicos y de predación”, comenta la investigadora. “También abarcamos aspectos aplicados al control de plagas -principalmente en establecimientos productivos de cerdos, aves y tambos- y de prevención de enfermedades, mediante el estudio de reservorios de hantavirus, coriomeningitis linfocitaria, salmonelosis, leptospirosis y triquinosis”, agrega.
El trabajo de investigación se basa en la realización de muestreos periódicos, con captura de roedores, en distintos ambientes, sobre todo en los agrícola-ganaderos y en cuatro áreas protegidas como lo son el Parque Nacional Iguazú, el Parque Nacional Palmar, el Parque Nacional Pre Delta y la Reserva Natural Otamendi.
“Realizamos toma de datos para estudios demográficos, de tamaño, sexo, peso y condición reproductiva, y tomamos muestras para detectar anticuerpos o la presencia de los agentes etiológicos de las enfermedades”, explica Busch. Los investigadores detectaron roedores con anticuerpos para hantavirus en todos los lugares donde se sacaron muestras para el análisis; sin embargo, no todas las especies portaban genotipos del virus que estén asociados a casos humanos.
“También realizamos experimentos para probar algunas hipótesis particulares, como por ejemplo, evaluar si la presencia de ratones en galpones de pollos, pese a que se aplican venenos, se debe a que ingresan desde afuera”, detalla Busch. El experimento consistió en rodear algunos galpones con chapas, de manera que no pueda haber ingreso de roedores. Posteriormente -después de efectuar una remoción intensiva de ratones- el equipo monitoreó la abundancia de roedores en los galpones experimentales a lo largo del tiempo y la comparó con lo que sucedió en galpones donde también se removieron los ratones pero no fueron clausurados con chapas. “Nuestro objetivo era ver si las poblaciones en los galpones se mantenían debido a la inmigración, por eso removimos a los roedores y después vimos qué pasaba en lugares clausurados y sin clausurar”, dice Busch. La experiencia mostró que prácticamente fue posible eliminar de los galpones clausurados a los ratones (ratas y lauchas domésticas), pero al cabo de unos meses la población de lauchas se recuperó en los dos grupos. No así la de las ratas. “La conclusión es que no alcanza con impedir que vengan de afuera, los pocos que quedan se reproducen y regeneran la población”, afirma la bióloga.
Otros estudios que el grupo está realizando están dirigidos a evaluar la resistencia a venenos anticoagulantes presentada por algunos roedores de establecimientos productivos donde aplican rodenticidas en forma sistemática.
Otro tipo de experimentos realizados fueron para evaluar el papel de claves químicas sobre el éxito reproductivo y la actividad de forrajeo de los ratones. Los investigadores deseaban probar que los olores que generan ratones hacinados causan fallas en la reproducción, especialmente en cuanto al éxito de apareamiento y supervivencia de crías durante los primeros días. “El trabajo sobre olor a hacinamiento, se basa en la teoría de la densodependencia, que sostiene que el tamaño poblacional se regula mediante una disminución del éxito reproductivo cuando hay muchos individuos. El mecanismo sería el efecto de los olores. Pusimos a reproducir parejas de ratones en dos grupos: uno con olor propio de la especie en condiciones de hacinamiento y un grupo control con mucha ventilación para que no haya olor. Observamos el éxito de preñez y supervivencia de crías. Hubo poco éxito de preñez en los dos grupos, la única diferencia fue una mayor agresión en el grupo con olor (un adulto mató al otro, y varias hembras a las crías)”, explica Busch.
Y si de evaluar el papel jugado por los olores se trata, acá es donde el equipo de investigadores decidió verificar la presencia del gato como ahuyentadora de ratones. “Queríamos poner a prueba el famoso mito de que el olor a gato ahuyenta los ratones” –comenta Busch–. “Para ello se pusieron ratones en corrales y se les ofreció comida en comederos con y sin olor a gato doméstico y a gato montés” agrega la especialista. Sin embargo, y a pesar de que los comederos fueron rociados en un caso con un aerosol con orina de gato doméstico alimentado con roedores, y en otro con heces de gato doméstico y de gato montés, que es el predador natural del área, en ningún experimento los investigadores encontraron diferencias significativas en el consumo de alimento servido en recipientes con olor a gato y en los recipientes sin olor. Dicho de otro modo, el olor a gato no pareció molestar a los roedores en el momento de elegir dónde comer.
Grupo de Ecología de poblaciones (Departamento de Ecología, Genética y Evolución)
Laboratorios 63 y 106 bis, 4to. piso, Pabellón II, 4576-3300, interno 219.
Dirección: María Busch
Responsables de proyectos: Isabel Gómez Villafañe y Regino Cavia
Integrantes: Nora Burroni, Francisco García Erize, Vanina Andrea León, Rosario Lovera, Mariela Miño.
Tesistas de doctorado: Jimena Fraschina, Juan Santiago Guidobono, Emiliano Muschetto, María Victoria Vadell, Juliana Rojas Herrera, Maria Soledad Fernandez
Tesistas de grado: Victoria Firmenich