Cáncer de próstata

Dos proteínas que enferman

A partir de información obtenida de bases públicas de datos genéticos, un equipo de investigadores e investigadoras detectó que cuando dos proteínas particulares muestran alta expresión en pacientes afectados por el cáncer de próstata, se observa una mayor posibilidad de recaídas de la enfermedad.

29 Abr 2019 POR
Imagen microscópica de células tumorales tratadas con dos drogas, una activadora de hemo oxigenasa y otra de GR.

Imagen microscópica de células tumorales tratadas con dos drogas, una activadora de hemo oxigenasa 1 y otra de GR.

Miguel, de 66 años, sufre de cáncer de próstata, el de mayor incidencia en hombres mayores de 50 años en la Argentina, donde representa el 20 por ciento de todos los tumores malignos detectados en varones durante 2018, según el Instituto Nacional de Cáncer.

Dada su importancia, es una temática que atrae la atención de los científicos. Precisamente, investigadores de Exactas UBA, años atrás hallaron una proteína (HO-1) con una función antitumoral para esta enfermedad. Ahora, desde el mismo laboratorio sumaron a sus estudios otra proteína llamada GR. Y encontraron que cuando ambas están presentes en altos niveles de expresión en pacientes con este mal, estas personas muestran más posibilidad de padecer recaídas de la dolencia.

“Nosotros hicimos uso de bases de datos genéticos públicos para estudiar a HO-1 y GR en personas con cáncer de próstata y vimos que el estudio de la expresión de estas proteínas puede identificar un grupo de pacientes con una mala sobrevida”, señala Javier Cotignola investigador del IQUIBICEN (UBA CONICET) y profesor de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.

En otras palabras, ellos hurgaron en sitios de acceso público que guardan información genética de personas con ciertas patologías. “Nosotros seleccionamos pacientes con cáncer de próstata y decidimos ver el estado de expresión de los genes para las proteínas GR y HO-1”, detalla Daiana Leonardi, primera autora del trabajo publicado en International Journal of Molecular Sciences.

Y enseguida agrega: “Quienes presentan una expresión alta de ambas tienen más probabilidad de tener una recaída de la enfermedad. Cuando analizamos estos dos genes por separado, no vimos resultados significativos. Pero sí, al analizar los dos en conjunto”.

En la mira

Por un lado, los estudios del Laboratorio de Inflamación y Cáncer que dirige Elba Vázquez, fueron los primeros en reportar la función antitumoral en el cáncer de próstata de la proteína HO-1 o hemo oxigenasa 1. Por otro lado, más recientemente, los investigadores enfocaron su microscopio a GR, o receptor de glucocorticoides, “ya que los glucocorticoides forman parte de la medicación que se da a pacientes para paliar los síntomas asociados a la inflamación y el dolor en los estadios avanzados de esta dolencia”, detalla Leonardi.

Pero había una razón clave para centrar la mirada aquí. “En un trabajo anterior de otro grupo de científicos se señalaba que GR sería el responsable de la resistencia a algunos tratamientos antitumorales, favoreciendo la progresión de la enfermedad”, indica.

En su intento por saber si HO-1 regulaba la función de GR, llevaron los experimentos en animales, específicamente en ratones, divididos en cuatro grupos: el de control que no recibía ninguna droga, el que sólo recibía hemina (activador de HO-1), otro en el que se inducía solo GR  y, por último, el cuarto donde se inducían ambas proteínas a la vez. “No vimos una diferencia en el crecimiento tumoral, no vimos resultados significativos”, destaca Leonardi, cuya tesis doctoral es dirigida por Cotignola junto con Elba Vazquez. (Ver recuadro “El equipo”)

Si bien este resultado se suma a la investigación del caso, ellos no olvidan su objetivo principal de indagar acerca de cuál es el rol de GR y HO-1 en el cáncer de próstata. En este sentido, también llevaron adelante experimentos en cultivos celulares, in vitro, donde hallaron que “ambas proteínas interaccionan y que la inducción de HO-1 impide la señalización de GR. Estos datos confirman que hay una relación entre ambas proteínas y lo mismo se deduce de la investigación realizada a partir de la base de datos genéticos públicos”, destaca la científica.

Justamente, con respecto al estudio de base de datos genéticos, Cotignola, concluye: “Si bien los resultados son alentadores porque reflejan los resultados in vitro, el número de pacientes analizados es muy limitado. Ahora se necesita seguir estudiando un mayor número de pacientes, corroborar los resultados y, recién ahí, poder llevar a la clínica estos estudios”.

 

El equipo

Junto con Daiana Leonardi y sus directores de tesis, Elba Vázquez y Javier Cotignola, el equipo que formó parte de la investigación publicada en International Journal of Molecular Sciences, está integrado por Nicolás Anselmino, Javier Brandani, Felipe Jaworski, Alejandra Páez, Gisela Mazaira, Roberto Meiss, Myriam Nuñez, Sergio Nemirovsky, Jimena Giudice, Mario Galigniana, Adalí Pecci, y Geraldine Gueron.