Control de la población de mosquitos

A dar vuelta todo

En el invierno, el mosquito Aedes aegypti no se ve y parece que no está, pero en verdad sus crías están diseminadas por doquier esperando salir al mundo cuando suban las temperaturas. La estación fría constituye el mejor momento para llevar a cabo una limpieza profunda de objetos que elimine los huevos de esta especie que transmite distintas enfermedades como dengue, chikungunya, y zika.

10 Jul 2018 POR

Foto: Archivo Exactas Comunicación.

En estos días fríos, al conocido mosquito de rayas blancas y negras en el dorso así como en sus patas, no se lo ve volar cerca, pero en verdad está. Es que las hembras del Aedes aegypti, principales transmisoras del dengue, chikungunya, y zika, ya han dejado su descendencia en distintos recipientes donde se suele acumular agua, a la espera de tiempos más cálidos para eclosionar. “Desde ahora y hasta la primavera es el mejor momento para controlar el mosquito porque como están en la fase de huevos, no se pueden ir a ningún lado”, señala Sylvia Fischer, investigadora del Grupo de Estudio de Mosquitos (GEM) del Instituto de Ecología, Genética y Evolución (UBA CONICET).

En el verano se acostumbra hablar de las enfermedades que transmite este insecto porque se registran casos y su presencia es notoria. En esa época, suelen proliferar los consejos de dar vuelta los recipientes que acumulan agua, lavarlos, taparlos o eliminarlos para evitar los criaderos de estos insectos. Si bien a estas recomendaciones conviene llevarlas adelante todo el año, el invierno ofrece ciertas ventajas. “Ahora es el momento ideal porque como el mosquito sólo está como huevo, si se lo elimina a través de la limpieza, no tiene posibilidades de escapar volando”, detalla Fischer.

De menos de un milímetro, este huevo que ojos avezados logran ver a simple vista, se pega a las paredes de sitios acumuladores de agua, como floreros, baldes, neumáticos, y cualquier otro recoveco oportuno que hace las veces de criadero. “Sale fácilmente si se le pasa un cepillo común o se arroja agua hirviendo sobre las paredes del recipiente, que luego no debe quedar disponible al aire libre, para que las hembras del mosquito no vuelvan a poner huevos”, especifica.

Como en una búsqueda del tesoro, cada uno en su hogar puede hacer la recorrida con las consignas del Ministerio de Salud de la Nación: evitar juntar recipientes en lugares como patios, terrazas, calles y baldíos, en los que pueda acumularse agua; mantener el patio o jardín desmalezado y destapar los desagües de lluvia de los techos;  eliminar recipientes inservibles como latas, llantas y demás objetos que puedan almacenar agua; ordenar los recipientes útiles que puedan acumular agua, poniéndolos boca abajo o colocándoles una tapa; mantener tapados los tanques y recipientes que se usan para recolectar o almacenar agua; eliminar el agua de los platos y portamacetas, colectores de desagües de aire acondicionado o lluvia, dentro y fuera de tu casa; e identificar junto a vecinos posibles criaderos en el barrio para informar a las autoridades municipales.

Justamente, la tarea de empezar por casa, y las que la rodean resulta clave a criterio de la especialista. “Pensamos que se puede trabajar a nivel local. Si en la manzana donde vivo y en la de al lado logramos reducir la cantidad de criaderos, vamos controlando la situación”, plantea Fischer, y enseguida finaliza: “La idea no es erradicar el mosquito porque es algo muy difícil de lograr, casi imposible diría yo, pero sí bajar la abundancia poblacional lo suficiente para que la transmisión sea menos probable”. Ya es el momento de romper los huevos, antes de que se conviertan en larva, pupa y finalmente en adultas que volarán como todos los veranos, en busca de sangre para perpetuar su especie con el riesgo de transmitir distintas enfermedades, además, de provocar las molestas picaduras.