Fumadores de película
Un estudio realizado en la Argentina muestra, por primera vez, que los jóvenes adolescentes que han visto escenas de tabaco en filmes tienen más chances de iniciarse como fumadores. Lo mismo sucede en Europa, Estados Unidos y México. En este sentido, la Organización Mundial de la Salud propone filtrar el tabaquismo en el cine.
Un adolescente de 13 años en la Argentina vio, en promedio, dos horas de escenas de tabaco en películas, y corre más riesgo de iniciarse como un fumador, según un estudio longitudinal realizado por científicos argentinos con la colaboración de investigadores de Estados Unidos y México a unos 2500 estudiantes de los primeros años de escuelas secundarias en Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Las películas aptas para niños contienen la mayor cantidad de imágenes con cigarrillos.
«Ver imágenes de cigarrillos en películas influye en los jóvenes adolescentes para iniciarse en el tabaco. Esto ya se observó en estudios realizados en Europa, Estados Unidos y México. Nuestro estudio es el primero realizado en la Argentina», destaca la investigadora Adriana Pérez de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), sobre la investigación publicada en The Journal of Pediatrics junto con Raúl Mejía, Lorena Peña, Christy Kollath-Cattano, Paola Morello, Sandra Braun, James Hardin, James Thrasher y James Sargent.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su documento «Películas sin tabaco: De la evidencia a la acción», ya no duda de la relación causal entre el cine con imágenes de cigarrillos y su influencia en los chicos a la hora de empezar a fumar, sino que propone medidas para contrarrestarla. La misma postura comparten los investigadores. «En la Argentina -señala Pérez- salió hace varios años la ley de control del tabaco que prohíbe la publicidad explícita de cigarrillos. La industria tabacalera lo que hace acá y en el mundo es filtrarse en pequeños reductos que quedan donde aún no está regulado. Y para esto, el cine es genial».
Un protagonista encendiendo un cigarrillo en un film que se reproducirá en la pantalla grande, televisión, celulares, computadoras, y todos los soportes posibles es una promoción asegurada por años. «El cine brinda una oportunidad de transformar un producto letal en un símbolo de estatus o en una señal de independencia. En contraposición a la publicidad tradicional, las películas de Hollywood, Bollywood y otros centros de producción suministran información potente acerca de las ‘ventajas’ de fumar. No se trata solo del hecho de que fumen los personajes ‘positivos’ que emulan los adolescentes: un malo que fuma puede tener incluso más influencia en los adolescentes que el bueno de la película», señala la OMS.
Platea nacional
Más de 3.100 chicos de primer año de colegios secundarios de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán completaron un cuestionario anónimo, y unos 2.500 dijeron no fumar. Además se le preguntó si habían visto alguna de unas cincuenta películas seleccionadas en una lista de 500 títulos. Se trataba de los filmes más vistos en los últimos cinco años, que podían contener o no escenas de tabaco. ¿Viste alguna de estas películas? ¿Cuántas veces? eran algunas de las preguntas. «Como previamente se había medido la cantidad de segundos con imágenes de tabaco que contenía cada película, en base a las respuestas de los chicos se estimaba la duración de escenas con cigarrillos que habían mirado», describe Pérez.
¿El resultado? Un total de 128 minutos, algo más de dos horas, es lo que en promedio un adolescente de 13 años vio de cine sin filtro de tabaco. «Si tenemos en cuenta que un comercial de televisión dura en promedio 25 segundos aproximadamente, esta exposición equivaldría a ver más de 280 avisos publicitarios», remarcan Pérez, María Salgado, Erika Abad-Vivero, Thrasher, Sargent y Mejía, del CEDES, la UBA, la Universidad de South Carolina (Estados Unidos), y del Instituto Nacional de Salud Pública en Cuernavaca (México), entre otros.
Un dato llamativo es que la mayor cantidad de escenas con tabaco se ubicaron en las películas calificadas aptas para todo público o para mayores de 13 años. Justamente esta edad tenían, en promedio, los estudiantes consultados. «Se elige encuestar a chicos de 13 años porque son los más sensibles, los más susceptibles a ser influenciados. Cuanto antes o más joven se inicie -marca Pérez-, más probable es que sea consumidor de tabaco como adulto». En caso de que esto ocurra, ellos quizás tengan el mismo futuro que el 22% de la población adulta que hoy fuma en la Argentina, y sean uno de los 40 mil muertos al año en el país por esta causa, según la Encuesta Mundial del Tabaquismo.
Audiencias con humo
De ese total de 2.500 estudiantes secundarios de primer año que inicialmente no fumaban, muchos cambiaron su situación 17 meses más tarde, cuando se los volvió a consultar. «Nuestro estudio prueba que cuanto más tiempo un joven adolescente esté expuesto a la vista del tabaco en el cine, hay más chances de que pase de ser no susceptible a ser susceptible; de no ser fumador a probar tabaco, y de no ser fumador a ser fumador actual», remarca Pérez y agrega: «Estos resultados en la Argentina coinciden con los estudios realizados en Estados Unidos, Europa y México».
Como la mayor parte de las escenas de tabaco estaban en las películas aptas para todo público o para mayores de 13 años, una de las propuestas de los investigadores para combatir esta epidemia es seguir la recomendación de la OMS. Se trata de reducir el contenido de tabaco en las películas y de calificar como «no aptas para menores» a los filmes que contengan imágenes de cigarrillos. Si bien este es uno de los pasos, hoy los adolescentes ven cine en celulares, computadoras o en plataformas donde poca importancia se otorga a la recomendación por edad.
En este sentido, Pérez suma otra iniciativa que también apoya la OMS. «Otra forma de presión, sería eliminar los subsidios del Estado a películas que contienen imágenes de tabaco. En Estados Unidos, el dinero que se da a subsidios de filmes con escenas de cigarrillos, es mayor al que se destina a programas del control de tabaco. En la Argentina, el INCAA subsidia la producción nacional de cine y no hay recomendación en este sentido», concluye.