Regreso con gloria
La Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales distinguió con el Premio Consagración al matemático de Exactas Pablo Ferrari. El investigador, que desarrolló la mayor parte de su carrera científica en la Universidad de San Pablo, regresó al país en 2009 para impulsar un grupo dedicado a trabajar sobre “probabilidad” en la Facultad.
– ¿De qué manera recibís este premio?
– Es realmente un gran honor porque este premio, en general, se otorga a gente que ha trabajado la mayor parte o toda su vida en Argentina. Mi caso es distinto porque yo, en el año 76, me fui exiliado a Brasil e hice prácticamente toda mi carrera científica allá.
Creo que, si bien yo tengo un currículum compatible con el premio, la decisión de la Academia es una especie de reconocimiento a la decisión de regresar y, sobre todo, es un apoyo a nuestra actividad reciente de formación de un grupo de Probabilidad y Procesos Estocásticos en Argentina, cosa que antes no había.
– ¿Qué te llevó, después de tantos años, a evaluar la posibilidad de volver?
– Es que yo tuve siempre mucha atracción por estar aquí, en mi país. Pero motivos familiares me impedían regresar. Recién hace unos ocho o diez años empecé a tomar más contacto con algunos matemáticos de acá. Y bueno, hace unos cuatro años Pablo Groisman me dice: “mirá va a haber un concurso en el Departamento impulsado por la directora, Ursula Molter, y al Departamento le interesaría mucho que vos participaras”. Acepté y así llegué acá. Fue una gran alegría venir porque se juntó gente que había hecho el doctorado en otros lugares, como Mariela Sued, Inés Armendáriz, más recientemente Matthieu Jonckheere, que viene de Francia. Son personas de entre 30 y 40 años. Y, además, hay un grupo de estudiantes que se interesó en la probabilidad.
– ¿Cuándo empezaste a trabajar en Exactas?
– Yo me instalé aquí en marzo de 2009. Me dieron un cargo de investigador en el Conicet y gané un concurso de profesor regular en el Departamento. Entonces, formamos un pequeño grupo de probabilidad que tiene seis o siete integrantes. El grupo es bastante exitoso, en el sentido de que se están haciendo tesis de doctorado, se están escribiendo artículos, hay bastante actividad.
– El cambio de la situación de la ciencia en el país, ¿pesó en la decisión de regresar?
– Sí, porque antes volver era económicamente imposible. Ahora, los salarios son razonables. Hay financiamiento para la ciencia. Vale aclarar que a diferencia de otras áreas de la ciencia, la matemática es muy barata. Sólo se necesitan fondos para los salarios de los investigadores y un poco para viajar, para encontrarse con investigadores de otras partes del mundo para discutir los problemas. Por otra parte, hay una buena oferta de becas de doctorado, entonces uno puede tener alumnos, cosa que también es importante. Sí, todo eso influyó. También recibí un subsidio del programa Raíces, que te otorga fondos para instalarte.
– ¿Qué diferencias encontrás entre la política científica de Brasil y la de Argentina?
– En Brasil, a pesar de los distintos regímenes políticos que hubo, inclusive durante la dictadura, la ciencia siempre estuvo bastante bien financiada. Cuando yo me instalé allá, en el año 77, todavía estaba la dictadura, pero yo llegué un 13 de diciembre y el 1ro. de enero ya tenía una beca para hacer un curso de verano en el IMPA (Instituto Nacional de Matemática Pura y Aplicada). A partir de marzo obtuve otra beca para trabajar en la Universidad de San Pablo. Y después, a los dos años, conseguí un cargo de profesor asistente y ya hice toda mi carrera ahí. Era muy fácil conseguir becas y los valores de esas becas eran compatibles con una vida razonable en una ciudad como San Pablo. Esa es una primera diferencia con lo que ocurrió con muchos compañeros míos acá, que tenían que anotarse en cargos simples dando clases en distintos lugares para poder vivir. Eso dificulta bastante el estudio del doctorado porque es muy absorbente.
– Es decir que la ciencia en Brasil no sufrió, en los últimos 30 años, los avatares que tuvo en Argentina.
– Exactamente, el financiamiento fue más constante. Acá hubo épocas en las que la situación era dramática. Yo creo, sinceramente, que en los últimos años las cosas mejoraron bastante. Pero, otra diferencia que yo quería marcar es que los estudiantes argentinos están increíblemente motivados y son muy inquietos. Hay una gran diferencia comparados con los estudiantes de otras partes del mundo. No solamente con los brasileños. Es difícil dar una clase, cometer un error y que ninguno te lo marque. Es muy satisfactorio para un profesor tener estudiantes de grado de ese nivel. Después, los estudiantes de doctorado también tienen una formación extraordinaria, lo que facilita mucho la realización de las tesis.
– ¿Qué planes tenés para el futuro cercano?
– La idea principal es formar a los alumnos que tenemos ahora y tratar de abrir nuevos grupos en esta área de producción en otras universidades. En Santa Fe, estamos pensando en dar algunos cursos “Inter-U”, que es un programa que promueve el intercambio académico y la articulación interuniversitaria. Por otro lado vamos a ver si nos conectamos con gente que haga cosas aplicadas.
– ¿La probabilidad es un área poco trabajada en el país?
– En el país, el nivel de la estadística en general es excelente pero por alguna razón los pocos probabilistas que hubo se fueron.
– O sea que están abriendo un camino.
– Sí, exactamente.