Esa te la debo
El proyecto de presupuesto elaborado por el gobierno nacional para el año próximo trae aparejado un nuevo ajuste para el sistema nacional de ciencia y tecnología. Un estudio reciente calcula que entre 2015 y 2019 los fondos para el sector caerán un 30% en términos reales. También señala que de no producirse modificaciones, la inversión en el área en relación con el PIB, retrocederá 14 años hasta ubicarse en los mismos niveles del 2005.
Todavía no pasaron cuatro años pero en términos subjetivos el tiempo transcurrido parece mucho mayor. Es que quedaron muy, muy lejos aquellas promesas que formulaba al entonces candidato a presidente Mauricio Macri en plena campaña electoral, cuando afirmaba que, si él era elegido, durante su presidencia iba a aumentar la inversión en ciencia y tecnología hasta el 1,5% del PIB.
Luego de tres años de mandato y con el proyecto de presupuesto para el último año de su presidencia ya presentado ante el Congreso Nacional, el panorama se trastrocó de manera radical: de las promesas venturosas se pasó a la realidad del ajuste permanente. El recorte ya se llevó puesto al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, hoy devaluado al nivel de secretaría; también provocó una reducción en el número de ingresantes a la carrera de investigador del CONICET; disminuyó los montos de los subsidios y demora su entrega; puaperizó salarios y becas de investigación; redujo drásticamente los gastos de funcionamiento de los institutos; interrumpió de manera unilateral numerosos convenios de cooperación internacional; congeló algunos de los emprendimientos tecnológicos más importantes para el país, y muchos más etcéteras.
A lo largo de todo el 2018, estudiantes, becarios, tecnólogos, científicos llevaron a cabo una amplia variedad de medidas de protesta para visibilizar la crisis que atraviesa el sector, alertar a la sociedad sobre las graves consecuencias que generará este ajuste y reclamar al gobierno que modifique sus políticas. Más allá de cualquier promesa o justificación, la respuesta de la actual administración a estos pedidos puede observarse con claridad en la propuesta del presupuesto para el año próximo. El contenido es inequívoco: el ajuste continuará. El objetivo del “déficit cero” se intentará alcanzar con una nueva vuelta de tuerca que profundizará los recortes en el sistema científico nacional.
Ahora bien, dado que este presupuesto corresponde al último año de la administración Cambiemos, se abre la posibilidad de comparar el resultado final de la actual gestión en el ámbito de la ciencia y la tecnología en relación con la situación que heredaron del gobierno anterior.
En esa línea se inscribe el trabajo llevado a cabo por el físico Jorge Aliaga, publicado recientemente en el Cohete a la Luna. Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y actual Secretario de Planificación de la Universidad Nacional de Hurlingham, tomó los recursos devengados del presupuesto 2015 para la función “Ciencia y Técnica”, los ajustó por el Indice de Precios Implícitos (IPI – elaborado por el INDEC para comparar presupuesto y Producto Interno Bruto) y luego lo comparó con las cifras del presupuesto 2019, asumiendo que su ejecución será del ciento por ciento.
Lo primero que salta a la vista es que los recursos globales que la función Ciencia y Técnica recibirá en 2019 serán, en términos reales, un 30% inferiores a los que obtuvo en 2015. Sólo para equiparar ambos presupuestos habría que adicionar a lo dispuesto por el PEN para el año próximo una suma cercana a los 20 mil millones de pesos.
Por otro lado, si se toma el subtotal que agrupa al conjunto de los organismos de ciencia y técnica, la caída, en promedio, para estos cuatro años, alcanza al 34,4%. Al mirar más en detalle, se podría armar una suerte de ranking con las instituciones que resultaron más perjudicadas. La Comisión Nacional de Actividades Espaciales perdió el equivalente al 66,2% de sus recursos; el MINCyT (ahora secretaría) el 58,8%; el Instituto Nacional del Agua, 39,5%; el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) 38,7%; el Instituto Geográfica Nacional, 37,7%; y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), 35,0%. En el otro extremo, el CONICET fue el organismo que menos recursos resignó, con un descenso de “sólo”, el 17,7%.
En relación con el CONICET, Aliaga precisa que ya en 2015 su presupuesto estaba asignado, mayormente, al pago de salarios. “Desde entonces el gasto de CONICET sumó una jerarquización anunciada el 30/11/2015 y al menos 1.000 investigadores netos, descontando bajas. Aun con los pocos ingresos de investigadores concretados, el presupuesto 2019 debió ser aproximadamente un 10% mayor al devengado en 2015 ajustado por IPI”. Y añade: “En lugar de crecer un 10% se observó una baja de 17,7% y esto sólo se puede explicar como consecuencia de un gran ajuste en los gastos de funcionamiento y, salvo en 2017, una pérdida salarial. Por eso casi la totalidad de los directores de unidades ejecutoras, sin grietas, manifestaron que tenían serios problemas para seguir funcionando”.
En el resto de los organismos, Aliaga explica que el recorte se realizó apelando a distintas modalidades, “despidiendo contratados, como en el INTI; suspendiendo programas, como en CNEA y CONAE, o con perdida salarial, particularmente en 2016 y 2018”.
Respecto del desplome del 58,8% en las partidas del ex MINCyT, se llega a esa cifra a partir de una baja del 66,1% en fondos del propio ex Ministerio y una disminución del 52,2% en los recursos de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCyT). Este último dato es particularmente grave dado que la “Agencia” es, en la actualidad, la principal fuente de financiamiento para los proyectos de investigación.
“Esta reducción en pesos en el financiamiento de la ANPCyT, que no tiene en cuenta el efecto adicional que ha tenido la devaluación en la compra de insumos y equipos, explica por qué el reconocido investigador Alberto Kornblihtt ha dicho que ‘la situación actual nos lleva a la muerte de la investigación experimental en la Argentina’”, se preocupa Aliaga.
Un dato adicional que subraya este análisis y que resulta clave a la hora de revelar en los hechos cuáles han sido las prioridades adoptadas por la actual administración es el monumental aumento de recursos que en estos 4 años el gobierno dispuso para el pago de la deuda pública. En efecto, utilizando la misma metodología para comparar 2015 con el presupuesto 2019, la finalidad “Deuda Pública”, exhibe un aumento de recursos equivalente al 116%, lo que significa que los fondos para este ítem aumentan más de de 400 mil millones de pesos.
El trabajo incluye una figura (ver abajo) en la que puede observarse la evolución de la función Ciencia y Técnica y de la Deuda Pública en relación con el PIB. De esta manera puede apreciarse visualmente un comportamiento exactamente inverso de ambas variables a partir de 2015.
Finalmente, Aliaga recuerda que cuando Macri asumió la presidencia la inversión total en ciencia y tecnología alcanzaba al 0,65 del PIB y que él había prometido llevarla al 1,5% del PIB. Sin embargo, con los datos disponibles del presupuesto 2019, se puede calcular que esa cifra se ubicará en torno al 0,58% del PIB para el año próximo. Una cifra similar a la tenía la Argentina en el año 2005.
“Volver a un financiamiento del sistema científico similar al del año 2005 no solamente es un enorme retroceso. Además, implica un gran perjuicio porque en el ínterin la cantidad de científicos y tecnólogos del sistema se incrementó en más de 33.000 personas. Asignar menos recursos a una comunidad mayor limitará seriamente las posibilidades de seguir trabajando en CyT y estimulará el éxodo de los más jóvenes”, cierra Aliaga con amargura.
Una firma para la ciencia
Para hacer frente a este escenario de profundización del ajuste la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA está impulsando la firma de un petitorio que será entregado al presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, Luciano Laspina, en el que se le solicita que habilite el inmediato tratamiento al proyecto de Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Tecnología.
La iniciativa, aprobada por el Senado 23 de agosto de 2017, establece metas para elevar de manera escalonada la inversión en el sector hasta el 3% del PBI en el año 2030. “La aprobación de esta Ley permitirá que el sistema científico se desarrolle y sea la herramienta que el país necesita para su futuro”, sostiene el texto.
El petitorio, además, reclama que se “les transmita a los demás miembros de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados la necesidad de que la ley de presupuesto para el año 2019 incorpore aumentos de las partidas asignadas a la función Ciencia y Técnica de modo de evitar la parálisis del sistema”.
Todos los interesados en adherir al petitorio y conocer el texto completo del proyecto de ley pueden ingresar a: https://sosciencia.net.ar/petitorio/