Ciencia revolucionada
Autoridades e integrantes de 245 institutos del CONICET de todo el país llevaron a cabo una jornada de lucha en la que volvieron a denunciar el desmantelamiento del sector y exigieron un aumento de recursos inmediato para evitar la parálisis del sistema. El Plenario busca convertirse en interlocutor con los distintos partidos para ubicar a la política científica en el centro del debate electoral.
Directoras y directores de institutos del CONICET concretaron el miércoles 22 un “Cabildo Abierto en Defensa de la Ciencia y la Tecnología”, con el objetivo de denunciar ante la ciudadanía la magnitud del desmantelamiento que sufre el sistema científico argentino, explicar por qué las medidas anunciadas el martes por el gobierno nacional son un muy insuficiente paliativo respecto de la sangría presupuestaria que afecta al sector, e impulsar, además, un acuerdo programático que instale la cuestión de la ciencia en el centro del debate electoral. Puesto que, “sin ciencia no hay futuro”, tal la consigna del encuentro, la Mesa Coordinadora del Plenario Nacional de Directoras y Directores de Institutos del CONICET se instituyó así como un interlocutor central para discutir la política científica y anunció públicamente que pedirá reunirse con los distintos candidatos.
El Cabildo Abierto, que se replicó con diversas actividades en laboratorios y centros de investigación de 24 ciudades de todo el país y se cerró con una nutrida movilización a la sede del ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, en el Polo Científico Tecnológico de la calle Godoy Cruz, tuvo su epicentro en la conferencia de prensa que el Plenario ofreció en el auditorio del Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”, sitio emblemático del conocimiento científico en el país.
Frente a un centenar de directores, vicedirectores y miembros académicos de los institutos, Juan Pablo Paz, director del Instituto de Física de Buenos Aires (IFIBA), repasó las conclusiones de la primera reunión del Plenario, los días 12 y 13 de abril, expresadas en el Manifiesto de Córdoba, firmado por 245 responsables de institutos, más del 90 por ciento del total de las autoridades, lo que da cuenta cabal del pluralismo ideológico del colectivo. En pocas líneas, volvió a denunciar la brutal caída de la inversión estatal en ciencia y tecnología, el vaciamiento presupuestario del CONICET y de los otros organismos científicos, la pulverización del poder de compra de los subsidios y la expulsión del sistema de miles de jóvenes doctores, marginados por el recorte de los ingresos a la carrera de investigador.
El día anterior, anticipándose a la movida de los científicos, el gobierno había anunciado una serie de medidas que, en palabras del ingeniero Jorge Aguado, subsecretario de Planeamiento de la ahora Secretaría de Ciencia y Tecnología, “van a llevar tranquilidad a la comunidad científica”. El núcleo del anuncio fueron los mil millones de pesos adicionales que el gobierno aportaría al presupuesto del sector. Tras la presentación de Paz, su colega Jorge Aliaga, ex decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, desgranó las cifras que ilustran la real dimensión del deterioro presupuestario propiciado por la gestión Cambiemos, demostrando cuán exiguos son, en el actual contexto, esos fondos extra. “Los funcionarios de Ciencia y Tecnología están mintiendo descaradamente –había dicho Paz–. Los desafiamos a debatir públicamente estos números”.
Aliaga mostró cómo, de 2015 a 2018, el presupuesto para ciencia y tecnología se redujo del 0,35 por ciento al 0,26 por ciento del PBI. La proyección fijada para 2019 lo deja en 0,23 por ciento. Calculando los fondos asignados en cada período según el Índice de Precios Implícitos (IPI), que es el que utiliza el Ministerio de Hacienda –y que, aclaró el físico, es un cálculo muy conservador, que proyecta apenas un 34,2% de inflación para este año–, Aliaga comparó los presupuestos año a año en millones de pesos constantes a valores de 2019. Si en 2015 ese monto equivalía a 70.175 millones de pesos, la partida de este año para CyT es de sólo 47.174 millones.
La merma presupuestaria es, por lo tanto, del 33%, y equivale a unos 23 mil millones de pesos menos a valores actuales. Ese es el monto adicional que verdaderamente equipararía la inversión en ciencia con los niveles de cuatro años atrás, lo que pone de manifiesto el limitado efecto que tendría, de concretarse, el nuevo aporte anunciado por el gobierno como una panacea.
En su exposición, Aliaga cuantificó el déficit presupuestario a valores actuales de cada organismo. En pesos de 2019, el CONICET recibe 4.300 millones menos que en 2015, una caída presupuestaria del 20 por ciento. Si se tiene en cuenta que los gastos de funcionamiento del organismo se desplomaron del 10 por ciento del total al 4 por cientgo, es sencillo explicar la virtual parálisis de la investigación. El financiamiento interno de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnólogica también se derrumbó, y aun la caída más leve del financiamiento externo se vuelve significativa si se considera que esos fondos provienen de subsidios que organismos de crédito multilaterales adjudican en dólares. Parte del anuncio del gobierno, unos 300 millones para incrementar el Programa de Mejora de Equipamiento (además de algunas facilidades en el régimen de importaciones de insumos para la investigación), se revelan claramente insuficientes, en la medida en que su poder de compra se redujo a una tercera parte, devaluación mediante, desde la fecha de otorgamiento del crédito correspondiente, que otorgó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Respecto de los mil millones extra anunciados, tampoco se sabe si incluyen los 500 millones que por una ley del Congreso ya habían sido asignados previamente al CONICET y cuya reasignación aún no fue efectivizada por una decisión administrativa. “Si no los incluyen, el impacto sigue siendo bajísimo en términos del total del sistema. Si los incluye, es la nada misma”, dijo Aliaga.
Aquel vago anuncio, lejos de llevar tranquilidad a la comunidad científica, terminó de confirmar algunos de los fundamentos del deterioro. Por ejemplo, congeló en 450 la cifra de ingresos a la Carrera de Investigador del CONICET, en una convocatoria que habitualmente se abría en abril y que este año comenzará el 3 de junio.
Otra de las promesas oficiales se concretó inmediatamente, aunque con casi un año de demora. El gobierno no quiso arriesgarse a repetir el fiasco de la no designación de Roberto Salvarezza como miembro del directorio del CONICET y el mismo miércoles se avino a designar, por el decreto N°371/19, a Alberto Kornblihtt y Mario Pecheny, electos por sus colegas en mayo del año pasado como representantes de las grandes áreas de Ciencias Biológicas y de la Salud, y de Ciencias Sociales y Humanidades, respectivamente, poniendo una tardía nota de razonabilidad con vistas a la normalización política del organismo, sumido durante la gestión Cambiemos en una grave crisis institucional.
El pliego de demandas ya contenidas en el Manifiesto de los directoras y directores de institutos es conocido: la declaración de emergencia presupuestaria para el sector, la restitución del área al rango de Ministerio, la duplicación de las partidas asignadas a la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y al CONICET, y la aprobación de una ley de financiamiento para la ciencia y la tecnología. Por lo pronto, el martes 28 los recibirá el secretario Lino Barañao.
Pero, pasado el Cabildo Abierto, queda claro que el reclamo de los científicos no se agota en las declaraciones, en el álgebra contrariada de las cifras presupuestarias, en la sugestiva foto del final, a las puertas del Museo, bajo una bandera que le dice “No a la extinción de la ciencia argentina”, o en la posterior movilización. Lo que hubo este miércoles fue, en realidad, un fuerte llamamiento a la ciudadanía y a las fuerzas políticas. A partir de ahora, los científicos buscarán reunirse con los distintos candidatos. El objetivo manifiesto es instalar definitivamente la política de inversión y desarrollo en ciencia y tecnología como una de las claves del debate electoral.