Un premio de 100 K
La empresa Microsoft distinguió al investigador de Exactas, Diego Fernández Slezak, junto a otros seis científicos jóvenes de todo el mundo con el Microsoft Research Faculty Fellowship. De acuerdo con el gigante mundial de la informática, el premio apunta a reconocer a especialistas con potencial significativo en el área de las ciencias de la computación.
El profesor de la Facultad e investigador del CONICET, Diego Fernández Slezak, acaba de ser distinguido con uno de los siete premios que la empresa Microsoft concede cada año, desde 2005, a jóvenes científicos de todo el mundo que desarrollen investigaciones innovadoras en el área de la informática. Fernández Slezak es el único científico latinoamericano que obtuvo este reconocimiento en la edición 2014.
Para seleccionar a los investigadores que recibieron la distinción, Microsoft tuvo en cuenta el “potencial de desarrollar avances significativos en el estado del arte” de cada uno en su disciplina. El premio incluye un monto de cien mil dólares en efectivo, acceso a software e invitaciones a conferencias y permite que los científicos dediquen su tiempo a la investigación, liberándolos de la búsqueda de financiamiento para su trabajo.
“Es un honor haber ganado este premio. Creo que no es sólo un reconocimiento a mi trabajo, sino a la Facultad y a la ciencia argentina”, indica Fernández Slezak, quien actualmente es, además, director del Departamento de Computación de Exactas UBA.
– ¿Cuáles son las características del premio?
– Microsoft tiene una serie de premios que se llaman Fellowships que, básicamente, buscan reconocer temas de investigación que les interesan. Tienen uno para la etapa de doctorado y una versión igual para profesores que se llama Faculty Fellowship, que es el que yo gané. Ellos no te piden un proyecto definido, sino lo que llaman, el statement de investigación, tu idea de lo que querés hacer. La convocatoria es anual y a nivel mundial. El Departamento de Computación podía mandar un candidato y yo fui el único que se presentó.
– ¿Cómo hace Microsoft el proceso de selección?
– La presentación se hizo hacia fines del año pasado y en marzo me avisaron que había sido seleccionado como finalista y que me iban a hacer una entrevista de 5 minutos por Skype. Una semana antes tenía que mandar mi PPT o lo que quisiera enviarle al jurado y yo podía asumir que el jurado iba a tener todo leído. El día de la entrevista te sentás, te preguntan si estás listo, empieza a correr el cronómetro y a los 5 minutos se corta la comunicación. Es decir que, en 5 minutos, yo tenía que convencerlos de que mi proyecto servía. Es una suerte de stand up. Obviamente esas cosas se ensayan.
– Una vez concluida la entrevista, ¿qué pasó?
– A los dos o tres días me avisaron que el Comité de Evaluación me había elegido como uno de los ganadores. Eso fue para fines de marzo o abril y, en el mail, decía explícitamente que el aviso a la prensa se iba a hacer oficialmente en junio, por lo que me pidieron que sólo compartiera la información con mis colaboradores y mi familia hasta que saliera el aviso oficial. Estuve tres meses guardando el secretito entre amigos y ahora, finalmente, ya podemos festejar libremente.
– De todos los premiados vos fuiste uno de los dos únicos investigadores que no trabajan en Estados Unidos.
– La gran mayoría de estos premios son para investigadores de universidades estadounidenses. Y de las mejores: Standford, Carnegie Mellon, Princeton, MIT. Hace un tiempo abrieron algunas, de lo que ellos llaman “vacantes latinoamericanas” o “vacantes para minorías”, pero no necesariamente son para personas que están haciendo su trabajo en Latinoamérica, sino para latinoamericanos que pueden estar trabajando en universidades estadounidenses. Entonces, lo que vos decís es cierto, son muy pocos los científicos que ganan estando en universidades fuera de Estados Unidos.
– Contamos brevemente, ¿en qué consiste el proyecto en el que estás trabajando?
– El proyecto consiste, básicamente, en lo siguiente: hoy tenemos información, disponible a través de Internet, de todo tipo y color. Facebook, Twitter, LinkedIn, páginas web, blogs, lo que sea. Todas esas redes sociales o repositorios de datos no son otra cosa que productos del pensamiento humano. O sea, cuando vos escribís un blog estás transformando ideas producidas en tu cerebro en texto escrito que queda en un dispositivo digital que yo puedo bajar. Mi investigación se concentra en ver si es posible hacer alguna inferencia de lo que estaba pasando en tu cabeza en el momento en que lo escribiste solamente leyendo lo que escribiste. Trato de hacer una inferencia de cómputo humano a partir de repositorios digitales.
– ¿Cómo se hace ese link entre lo escrito en la web y lo que estaba pasando en la cabeza de la persona al momento de escribirlo?
– Esas dos investigaciones están un poquito separadas. Lo que tenemos son algunos experimentos de laboratorio donde a los participantes se les colocan electrodos en la cabeza para lograr correlacionar lo que sucede con las ondas cerebrales cuando realizan algunas operaciones o cómputos sencillos. Después pasamos a ver qué pasa cuando tenemos masividad de datos. La transferencia de “cómputo a rolete” a lo que realmente pasa en el cerebro no la podemos hacer. Ahí no podés hacer el camino directo. Lo que hacemos, en general, es tener hipótesis preestablecidas que podemos evaluar con millones de datos. Nosotros lo que estamos haciendo es verificando hipótesis que sin millones de datos no podrían verficarse.