El virus del tiempo
La Organización Meteorológica Mundial advirtió que, por efecto de la pandemia, se está deteriorando la calidad de los pronósticos meteorológicos en todo el planeta. La directora del Servicio Meteorológico Nacional explica cuál es el estado de situación en la Argentina.
Que las aerolíneas comerciales dejaron de volar en casi todo el mundo por efecto de la pandemia no es ninguna novedad. Pero, lo que tal vez para muchos puede ser novedoso es que, durante el despegue, a lo largo del vuelo y mientras aterrizan, las computadoras de los aviones que circulan por el globo terráqueo registran, diariamente, más de 800.000 observaciones de alta calidad de la temperatura y la humedad del aire, y la velocidad y dirección del viento de los cielos por los que transitan.
Esas observaciones, junto con las que proveen las estaciones terrestres y marítimas de todo el mundo y, también, los satélites meteorológicos, nutren al Sistema Global de Observaciones de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) con miles de millones de datos diarios, que están disponibles para los servicios meteorológicos de sus 193 estados miembros. Con esos datos, hora tras hora, los meteorólogos alimentan los modelos matemáticos que ayudan a analizar las perspectivas climáticas y a predecir cómo estará el tiempo.
Durante el mes de mayo, la OMM emitió un comunicado en el que manifiesta su preocupación por el impacto creciente que tiene la pandemia en la cantidad y la calidad de las observaciones y de los pronósticos.
Según la OMM, la preocupación obedece a que los datos provistos por los aviones “se desplomaron, en promedio, un 75-80%”, y a que “en el hemisferio sur la pérdida es cercana al 90%”.
La OMM, además, está preocupada porque están declinando los datos provenientes de las estaciones terrestres, “especialmente en África y partes de América Central y del Sur, donde muchas estaciones son operadas manualmente más que automáticamente”.
Es porque el coronavirus está afectando la salud del personal técnico y profesional de las estaciones de observación y, también, porque las restricciones impuestas por la pandemia dificultan el desplazamiento de quienes deben efectuar el mantenimiento y la reparación de los equipos. En este sentido, la OMM se esperanza con que los sistemas automáticos de observación continúen funcionando, porque, advierte, “si la pandemia se prolonga más allá de algunas semanas, las labores de reparación, mantenimiento y aprovisionamiento que se dejarán de hacer, así como la falta de nuevos despliegues, serán cuestiones cada vez más preocupantes”.
Tiempo argentino
“Más allá de la falta de datos de los aviones, que afecta a todo el mundo, en la Argentina, hasta ahora, logramos mantener un 95% de efectividad en las observaciones que efectúan nuestras estaciones”, informa Celeste Saulo, directora del Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
Según la titular de ese organismo púbico, que además es investigadora del CONICET, el logro está vinculado a la implementación del teletrabajo y a un protocolo que dispone que en las estaciones haya una sola persona por turno y que no haya cruces entre los relevos: “Tuvimos un solo caso de COVID-19 en la estación del aeropuerto de Corrientes, lo que condujo a cerrar esa oficina por 14 días para que el personal permanezca en cuarentena”, cuenta. “Por suerte, la estación de Resistencia, que está muy próxima, nos ayudó a sobrellevar esa circunstancia”.
No obstante, Saulo advierte que los que se están empezando a ver afectados son los trabajos de mantenimiento y reparación del instrumental cuando no se cuenta con técnicos o meteorólogos locales: “Aunque estamos incluidos en el grupo de trabajadores esenciales, si el trabajo debe realizarse en un lugar distante, la falta de vuelos comerciales para trasladarse impide su realización. Esto está pasando en muchos países”, explica. “Esperamos que en algún momento se habilite algún tipo de viaje de mantenimiento, porque está todo en un nivel de sostenimiento muy básico”, avisa.
Cuando todo funciona bien, la globalización de la información meteorológica beneficia a todos los países. Pero, de la misma manera, la significativa reducción mundial de datos de observaciones climáticas que ocurre actualmente, afecta directa o indirectamente a todas las naciones: “La falta de datos en África afecta a Europa y la falta de datos en Europa afecta a Estados Unidos”, ejemplifica Saulo. “Creo que en la medida en que Europa está yendo a una menor restricción, la situación en el hemisferio norte se va a normalizar bastante”, opina, y considera: “En cambio, América Latina va a tener más problemas”.
Saulo reconoce que la merma de datos de los aviones “impactó en la calidad de nuestros pronósticos como en los del resto del mundo”. No obstante, afirma que “si bien tenemos un poco más de incertidumbre, todavía estamos por encima del estándar aceptable”.
De todos modos, la directora del SMN admite su preocupación: “Si el nivel de contagios se incrementa y tenemos que empezar a licenciar trabajadores y a sus contactos estrechos va a ser muy difícil dar respuesta a todos los requisitos que tenemos que cumplir para brindar adecuadamente los servicios que proveemos. No ha pasado aún. Pero podría pasar”.