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Matemática o matemáticas

¿Una cuestión de número?

¿En singular o en plural? ¿Por qué la variación? Algunos matemáticos, como Adrián Paenza, prefieren la forma en singular. Otros no le asignan mucha importancia al tema y consideran que ambas formas son equivalentes. Pero ¿hay alguna razón que justifique la diferencia? ¿Se trata de una sola ciencia o de varias? La clave podría estar en los orígenes mismos de esta ciencia.

7 Ago 2013 POR
¿Matemática o matemáticas?

Matemáticos y profesores de matemática siguen alternando ambas formas, incluso en el interior de los libros de texto.

El Diccionario de la Real Academia Española define la matemática como: “Ciencia deductiva que estudia las propiedades de los entes abstractos, como números, figuras geométricas o símbolos, y sus relaciones”. Y agrega que se usa “en plural con el mismo significado que en singular”. El diccionario de María Moliner también señala que se usa tanto en singular como en plural, pero preferentemente en plural.

¿Una o muchas?

El fenómeno  de variación entre una forma singular y otra plural podría explicarse diciendo que la variante singular designa a una ciencia concreta, mientras que la plural, a un conjunto de ciencias matemáticas.

El ingeniero e historiador de la ciencia José Babini, que fue profesor en Exactas UBA, justificó, a través de numerosos artículos, el uso de la forma matemática, en singular, para referir tanto a la ciencia como al conjunto de conocimientos matemáticos. Babini argumentaba con lo que sucede en otras disciplinas, que no emplean el plural. En efecto, no se dice físicas, químicas ni biologías. Habría que admitir, sin embargo, que el plural se emplea como adjetivo en la denominación de las diferentes carreras (ciencias físicas, químicas, biológicas e, incluso, geológicas).

Por su parte, el matemático español Julio Rey Pastor, que también fue profesor en Exactas UBA, coincidía con Babini en el uso de la forma en singular. De hecho, ambos publicaron, en 1951, la Historia de la matemática, en singular, donde rescataban la unidad de la disciplina, según afirman Elena Fernández, Nélida Mamut y Zulma Arralde, profesoras de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad del Litoral, quienes realizaron una búsqueda bibliográfica para indagar qué han pensado sobre esa diferencia diferentes matemáticos reconocidos.

Principio unificador

También la matemática Cora Sadosky, hija del reconocido matemático Manuel Sadosky, destacaba, en la revista Ciencia Nueva, el aspecto unitario de la matemática. Al igual que Babini, ella también entendía que la designación de la disciplina en plural era característica del pasado. No obstante, para esta investigadora (fallecida en 2010), el cambio del antiguo plural al más moderno singular entrañaba una paradoja, pues, según afirmaba, “cada vez hay mayor grado de diversificación en esta disciplina”.

En efecto, desde sus orígenes en la Grecia clásica, la matemática se desarrolló en grandes ramas: álgebra, análisis, teoría de números, y geometría, entre otras. Sin embargo, Cora Sadosky sostenía que existe una unificación que subyace a todas las ramas de la matemática. Para fundamentar su afirmación citaba a Nicolas Bourbaki, nombre colectivo con el que se presentaba un grupo de matemáticos franceses que, en la década de 1930, se propusieron revisar los fundamentos de esta disciplina, con una gran exigencia de rigor. El método axiomático era, según ese grupo fundado en 1935, lo que permite “encontrar las ideas comunes sepultadas bajo el aparato exterior de los detalles propios de cada una de las teorías consideradas, discernirlas y sacarlas a la luz”.

Ahora bien, si se piensa en «matemáticas» como todas las grandes ramas de la matemática, en realidad el término no las incluye a todas. Al respecto, Pablo Jacovkis, matemático y profesor emérito de Exactas UBA, señala: «Por una serie de razones históricas y pragmáticas, el término matemática no incluye a todas las ciencias deductivas asociadas a esa palabra. Toda la parte teórica de la ciencia de la computación, que en realidad es matemática, figura con otro nombre», y ejemplifica: «Un teorema de complejidad de algoritmos, tema típicamente enseñado en computación, es en realidad un teorema matemático».

Una mirada desde la lexicografía

Para el lexicógrafo polaco Rostislao Pazukhin, de la Escuela Superior de Pedagogía Chenstocova, Polonia, no se trata de una variación arbitraria, sino que la verdadera fuente del cambio semántico reside en la asimetría de puntos desde los cuales se ven los  actos de habla por parte de los hablantes y los oyentes, según un artículo publicado en el Centro Virtual Cervantes.

En tal sentido, la forma matemática (en singular) sería un reflejo castellano de la forma primitiva griega, que era el nominativo del adjetivo femenino. Éste se usó como forma elíptica (sin el sustantivo), y luego se convirtió en un sustantivo.

Según el autor, el griego antiguo ofrecía dos denominaciones paralelas de la misma disciplina: un adjetivo femenino singular y un neutro plural: ή μαθηματική (femenino singular) y τά μαθηματικά (neutro plural). Al proceso de formación de sustantivos a partir del neutro lo favoreció la costumbre griega de tratar los plurales neutros como sujeto singular, por ejemplo se decía: “los edificios cayó”. De este modo, se crearon los nombres de las ciencias en singular, y la terminación en –ικά se agregó, como sufijo, incluso a los nombres que no tenían un origen griego, como lingüística o hispanística.

En resumen, para Pazukhin, la aparición desde el siglo XVI de las formas plurales del tipo “matemáticas” en algunas lenguas modernas parece remitir a la forma neutra plural.

No obstante, el autor afirma que para poder explicar el fenómeno resulta necesario remitirse a Pitágoras, que sostenía que el universo entrañaba razones numéricas precisas. Para el sabio nacido en la isla de Samos en el siglo VI antes de Cristo, conocer la realidad implicaba descubrir esa armonía. Para ese fin, se creó la matemática, como ciencia en general.

Pero la ciencia matemática de Pitágoras pronto se dividió en dos disciplinas independientes. Una de ellas se centraba en la magia y la práctica adivinatoria sobre la base de las observaciones de los astros. La otra se ocupó del estudio analítico de números, puntos y líneas, entre otros conceptos. Ello generó gran confusión terminológica entre ambas “matemáticas”. Para designar la matemática 1, que hacía referencia al arte adivinatoria, se usaba el femenino singular (μαθηματική). La introducción de la forma del neutro plural (μαθηματικά) podría tener el objetivo de separar la ciencia deductiva de los números de la magia y la adivinación, según opina el lexicógrafo.

Para el autor, el uso de la forma en plural, empleada por los sabios renacentistas, no era un hecho espontáneo, sino que era una forma de demostrar que ellos conocían la diferencia entre las formas matemática 1 y matemática 2.

La introducción de las formas plurales planteó un problema a los hablantes y a los lexicógrafos, en especial después de que el término matemática, en singular, perdiera toda relación con el arte adivinatoria, pues fue sustituido por astrología.

Los ingleses resolvieron el problema unificando ambas formas mediante el empleo de la forma plural mathematics, que también se aplica en otras disciplinas, como linguistics, genetics, electronics, entre otras. Mientras tanto, las lenguas romances mantuvieron la oposición. En el siglo XX, la mayoría se decidió a favor de la forma singular: mathématique, en francés. El español es el que sigue manteniendo ambas formas.

Al respecto, Pazukhin concluye que la forma plural “matemáticas” parece ser interpretada nuevamente como un adjetivo en plural, por ejemplo, en el nombre “ciencias matemáticas”, lo que se extiende a otras disciplinas, como ciencias químicas o biológicas, entre otras.

Más allá de esos análisis, matemáticos y profesores de matemática siguen alternando ambas formas, incluso en el interior de los libros de texto. Tal vez, un análisis lingüístico podría establecer alguna relación entre cada uso y algún significado particular.