Lo que el Puyehue nos dejó
Un equipo instalado en el Pabellón II de la Facultad comenzó a realizar mediciones de partículas de la atmósfera con un alto nivel de resolución. Días atrás se registraron las cenizas provenientes del volcán chileno. La Universidad Nacional Autónoma de México prestó el instrumental por un año a la UBA.
Las emisiones del volcán chileno Puyehue -que entró en erupción el pasado 4 de junio- están siendo medidas en la Facultad, más precisamente en la terraza del Pabellón II de la Ciudad Universitaria, donde se encuentra un equipamiento prestado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a la Universidad de Buenos Aires. Este instrumental permite realizar muestreos de partículas de la atmósfera porteña con alto nivel de resolución.
“Hemos detectado las cenizas en las mediciones de varios de los equipos. Hemos podido ver la ubicación de la pluma, que es el material que ha sido emitido por el volcán en Chile y que ha viajado desde allí hacia Buenos Aires”, relata Ana Graciela Ulke de esta casa de estudio, quien junto con los investigadores Darrel Baumgardner y Graciela Binimelis de Raga, ambos de la UNAM, y Marcela Torres Brizuela de la UBA, llevan adelante una investigación que busca aportar elementos para el avance en el conocimiento de las condiciones de calidad de aire en Buenos Aires.
“Si bien en días anteriores hubo algunos vestigios, el registro más firme de cenizas ha sido el del jueves 9 de junio”, describe Ulke, doctora en Ciencias de la Atmósfera. Desde entonces se han observado distintos cambios en las mediciones. Por ejemplo, el lunes 13, los niveles de cenizas registrados resultaron “menores comparados con los del jueves”, puntualiza. Las variaciones a futuro dependerán “de las emisiones, es decir de cómo se sigue comportando el volcán y de cómo sean los campos de viento. De este modo, se puede determinar las zonas afectadas y el impacto que producirá”, asegura.
En plena Cordillera de los Andes, a unos 850 kilómetros al sur de Santiago de Chile, el Puyehue al entrar en erupción lanzó gases y cenizas hasta los 12 kilómetros de altitud, según destaca. “En la latitud que se halla el volcán (40ºS) se registran vientos que pueden ser muy intensos, particularmente en otoño y en invierno. Aunque en la alta tropósfera son predominantemente zonales, pueden seguir patrones de onda con una amplitud latitudinal importante. Tal fue el caso de los días posteriores a la erupción, de tal manera que los vientos con una componente hacia el Norte transportaron la pluma a miles de kilómetros, alcanzando latitudes cercanas a 25ºS. La ciudad de Buenos Aires se ubica aproximadamente a 34ºS, a unos 1800 kilómetros, en línea recta de la ubicación del volcán”, indica.
Tras ese largo viaje, las cenizas pudieron ser detectadas en la Facultad “directamente cerca de la superficie como ocurrió el jueves 9, y en otras oportunidades entre 2000 y 3000 metros de altura con una señal intensa en los sensores”, detalla.
Bajo estudio
En la azotea del Pabellón II, desde enero de este año, se han iniciado las mediciones de partículas de la atmósfera porteña con un instrumental dado a título de préstamo, por un año, por el Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM a la UBA, es decir, hasta principios de 2012. “Este equipamiento permite medir en detalle, y con un alto nivel de resolución, las propiedades de las partículas. Algunas de ellas son naturales y otras contaminantes”, menciona.
Una cabina, ubicada de cara al Río de la Plata y de espaldas a la avenida Cantilo, alberga la aparatología que ofrece mayores posibilidades de recolección en relación con el pasado reciente. “Las mediciones anteriores disponibles públicamente eran un promedio de 8 ó 24 horas, en cambio ahora cada instrumental mide por segundo, lo cual brinda más información”, compara. Uno de los registros de estos artefactos es el carbono negro u hollín, contaminante que puede provenir de la combustión de autos, calefacción o de incendios forestales, entre otras fuentes. “Ahora con la presencia de las cenizas, hemos encontrado un aumento en las concentraciones del carbón negro. También registramos incremento en todos los componentes que estamos muestreando, como por ejemplo los núcleos de condensación”, dice.
Los equipos instalados permiten determinar las concentraciones de partículas que oscilan entre los 0,05 hasta los 20 micrómetros, discriminando por tamaños. Valga recordar que un micrómetro es equivalente a una millonésima parte de un metro. “En estos días, a partir de la presencia de ceniza, la concentración por distintos intervalos de tamaños ha variado. Ahora hay un tamaño relativamente mayor”, subraya.
Asimismo, el instrumental realiza mediciones de las propiedades ópticas in situ y de la distribución en la vertical de partículas en suspensión, con un aparato denominado ceilómetro. “Es con este equipo que se puede ver claramente la pluma de cenizas”, grafica.
No es la primera vez que el Puyehue entró en erupción. La anterior había sido en 1960 luego del gran terremoto de Valdivia, en Chile. Tampoco es la primera vez que llegan emisiones a Buenos Aires producto de la actividad de diferentes volcanes y que son registradas por distintos organismos, pero sí es “la primera vez que las cenizas son medidas en Exactas”, concluye Ulke desde el Departamento de Ciencias de la Atmósfera y los Océanos de la Facultad.