Leucemia

Una proteína cómplice

Científicas y científicos de la Argentina y de España detectaron una proteína clave que colabora con la sobrevida de las células leucémicas humanas y les permite duplicarse en forma desproporcionada. El hallazgo puede dar origen, en el largo plazo, a un potencial tratamiento terapéutico.

2 Mar 2020 POR

Imagen de microscopia (coloreada artificialmente) de un cultivo de células leucémicas. Las más oscuras son las pocas células sanas.

Ignacio, de 63 años, no notó cambios en esos días que parecían iguales a otros, pero en su cuerpo algo varió y recién lo sabría tiempo después. Sus células sanguíneas encargadas de formar glóbulos blancos, empezaron a no madurar normalmente, y a dividirse más rápido de lo acostumbrado. Tampoco la apoptosis o muerte celular programada, que el organismo controla para su desarrollo saludable, comenzó a realizarse en los términos habituales.

Ignacio es una de las casi dos mil personas a las que cada año se les diagnostica leucemia mieloide aguda en la Argentina, según cifras que surgen de extrapolar datos estadísticos internacionales de esta enfermedad, que puede presentar síntomas como decaimiento, pérdida de peso o apetito, fiebre y moretones de fácil aparición, entre otras señales.

“Dirigirse a la maquinaria de apoptosis es un enfoque terapéutico prometedor en tumores malignos mieloides”, coinciden desde España y la Argentina, científicas y científicos, en un trabajo publicado en Biochimica et Biophysica Acta (BBA) quienes hallaron, mediante ensayos in vitro, una proteína clave que facilita la sobrevida de las células cancerígenas. (Ver recuadro “Ellos son”)

En la mira

Desde hace más de quince años, el estudio de un gen llamado BCL-X, es parte de la vida de la doctora en Química Biológica, Luciana Rocha Viegas, antes como tema de su tesis doctoral y, actualmente, como una línea de investigación bajo su dirección. Casi es una obsesión, que la acompañó a España para sus estudios posdoctorales, y de regreso a nuestro país, donde hoy, ya con tres maternidades en su haber, sigue acaparando su atención. “Es un gen que se viene estudiando desde el año 2000 en el laboratorio de Adali Pecci”, dice Rocha Viegas, en referencia a quien fue su directora de tesis y es actual colaboradora en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE, UBA – CONICET) en Ciudad Universitaria.

(De izq. a der.) María Florencia Ogara, Adali Pecci, Luciana Rocha Viegas.

(De izq. a der.) María Florencia Ogara, Adali Pecci, Luciana Rocha Viegas.

Las células del tumor juegan casi a la inmortalidad, no solo se reproducen descontroladamente sino que viven más que las sanas. El programa del organismo para activar su eliminación o muerte, la apoptosis, no funciona como debería y el cuerpo no logra deshacerse a tiempo de estos elementos dañinos o que ya cumplieron su ciclo biológico. “Encontramos que una proteína sobreexpresada en este tipo de leucemia estaba promoviendo la expresión del gen BCL-X, en particular, una variante antiapoptótica o antimuerte celular”, relata Rocha Viegas. En otras palabras, esta característica les permite a las células tumorales seguir vitales y duplicarse de forma desproporcionada, asegurando su sobrevida.

Esta investigación llevada adelante desde IFIBYNE con el Instituto de Biología Molecular de Barcelona, entre otras entidades, tiene lugar en el laboratorio con una línea de células leucémicas extraídas a un paciente de esta dolencia. “Como es una línea celular contamos con herramientas de biología molecular como para poder silenciar o disminuir la expresión de esta proteína sobreexpresada. Cuando esto ocurría -subraya-, pudimos observar que lográbamos controlar su actividad”.

En este primer paso de investigación básica se busca extraer información de lo que ocurre en ese mundo microscópico. “En una etapa aún lejana, cuando uno tiene un potencial tratamiento terapéutico en una línea celular, se pasa a realizar estudios en un modelo de ratón inmunosuprimido, al cual se le induce la enfermedad. Entonces -precisa-, se observa cuando se silencia la proteína, si se retrasa la leucemia o nunca se desarrolla”.

Si los resultados de esas investigaciones fueran prometedores, los experimentos continarán en otros animales hasta ensayar finalmente su efectividad en seres humanos. El camino es largo pero ella no pierde la pasión por “tratar de encontrar qué tienen estas células tumorales, que desconocemos todavía, y que hace que mantengan esa inmortalidad, esa vitalidad para crecer. Y ver de qué forma se las puede detener”, concluye.

Ellos son

El trabajo publicado en Biochimica et Biophysica Acta (BBA) fue llevado adelante por Luciana Rocha Viegas, Micaela Silbermins, María Florencia Ogara, Joaquín Miguel Pellegrini, Sol Yanel Nuñez, Verónica Edith García, Guillermo Pablo Vicent y Adali Pecci del Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE, UBA – CONICET); del Instituto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (IQUIBICEN); del Departamento de Química Biológica de Exactas UBA; del Laboratorio de Fisiopatología de la Inmunidad Innata del Instituto de Medicina y Biología Experimental (IBYME, CONICET) y del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (IBMB-CSIC), España.