Con seguridad
De acuerdo con informes elaborados por el Ministerio de Salud, que toman datos obtenidos a partir de las millones de personas que recibieron por lo menos una dosis de las cuatro vacunas aplicadas en nuestro país, la cantidad de hombres y mujeres que sufrieron efectos adversos es muy baja y se encuentra en línea con los registros internacionales. Además, del total de esos eventos, la inmensa mayoría presenta síntomas leves y menos del 1% tuvo que ser tratado en un hospital.
Las acciones sistemáticas, coordinadas y persistentes de algunos medios de comunicación y grupos políticos con el objetivo de inocular miedo en la población a través del ataque a las vacunas que llegaron al país para enfrentar a la COVID-19, empezaron antes que la propia campaña de vacunación. El primer capítulo de esta saga comenzó con la estigmatización de la Sputnik V -la “vacuna rusa”- y hasta llegó a la denuncia por envenenamiento contra el presidente de la Nación. Una segunda andanada se disparó con el fallecimiento de Mauro Viale, contagiado de COVID-19 luego de ser inoculado con la primera dosis de la vacuna Sinopharm. Entonces, zócalos de programas de televisión se preguntaron: “¿Pueden matar las vacunas?” Y médicos mediáticos aparecieron recomendando en vivo que no había que vacunarse.
Pero, ¿encierra algún peligro recibir alguna de las vacunas contra la COVID-19? La respuesta hay que buscarla en el Informe de Vigilancia de Seguridad de las Vacunas que publica periódicamente el Ministerio de Salud de la Nación. El trabajo recoge las notificaciones realizadas a través del Sistema Integrado de Información Sanitaria de Argentina (SIISA) sobre los “eventos supuestamente atribuidos a vacunación e inmunización” en todo el país.
En su 11ª edición, publicada el 14 de mayo, el informe señala que, desde el inicio de la Campaña Nacional de Vacunación contra COVID-19, las 24 jurisdicciones del país han notificado al SIISA, hasta las 6.00 de la mañana del 9 de abril de 2021, que se registraron 29.232 eventos posteriores a la vacunación tras la aplicación de 5.493.153 dosis, de las cuales 3.414.158 corresponden a Sputnik V; 587.816, a Covishield; 1.295.940, a Sinopharm, y 195.239, a AstraZeneca.
Esto significa que, del total de personas vacunadas, apenas el 0,53% tuvo algún tipo de efecto secundario. Pero además, el 99% (28.952) de los eventos notificados fueron leves y moderados. Solo 280 eventos (el 0,95%) tuvieron que ser hospitalizados para recibir tratamiento.
“La primera conclusión que se puede extraer de estos datos es que la mayoría de la gente no tiene ningún efecto adverso posterior a la vacunación. Y, entre aquellos que los tienen, la mayoría son leves y pasajeros. Pueden ser dolores en la zona de aplicación, algunas líneas de fiebre, dolor de cabeza, cansancio corporal”, enumera la médica infectóloga Florencia Cahn, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología. Y brinda más detalles: “Además, toda esta información que vemos en los reportes de seguridad va muy en consonancia con lo que viene arrojando la evidencia científica que se desprende de estudios clínicos que formaron parte de los resultados preliminares de fase 3 de las diferentes vacunas”.
En relación con las versiones que quisieron instalar algunos medios en cuanto a que las vacunas pueden provocar la muerte de las personas inoculadas, la infectóloga aclara: “Las personas vacunadas pueden morirse porque la vacuna te protege contra la COVID, pero esas mismas personas puede ser víctimas de infartos, de accidentes cerebro vasculares, de un montón de problemas de salud que pueden ocasionar su fallecimiento. Entonces, va a haber vacunados que se van a morir pero eso no significa que se mueran a causa de haber recibido la vacuna. Para eso, justamente, está la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas, para determinar si lo que le pasó a esa persona tiene relación con la vacuna o no la tiene”.
Cuando pueda me vacuno
El informe, realizado por profesionales de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (DiCEI) del Ministerio de Salud de la Nación junto con la Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas (CoNaSeVa), presenta una serie de tablas donde se clasifican y describen los diagnósticos de los eventos supuestamente atribuibles a la inmunización, discriminados por vacuna recibida.
Así, la vacuna Sputnik V presenta una tasa de 744 eventos relacionados cada 100 mil dosis aplicadas. El efecto adverso que más se repite es la cefalea acompañada de mialgias y/o artralgias y/o astenia, ocurrido en 10.274 casos, lo que representa un 38,8%; le sigue la fiebre con cefalea y/o mialgias y/o artralgias, con 8.798 casos (33,2%); dolor, reacción, parestesias o adenopatías locales, 2.414 casos (9,1%); la fiebre como único signo, 2.065 casos (7,8%), y más atrás, síntomas gastrointestinales, con o sin fiebre, 1470 casos (5,55%). (Ver gráfico 1)
Para la vacuna Covishield, fabricada con la fórmula de Oxford AstraZeneca en un laboratorio de la India, los resultados son similares, aunque la tasa de eventos secundarios es más baja, se sitúa en 348,4 cada 100 mil dosis aplicadas. El evento reportado más frecuente también es la cefalea con mialgias y/o artralgias y/o astenia, con 1183 casos (55,3%); le sigue fiebre con cefalea y/o mialgias y/o artralgias, con 674 (31,5%); en tercer lugar, fiebre como único signo, 72 casos (3,36%), y luego aparece el dolor, reacción o parestesia local, en 53 ocasiones (2,4%). (Ver gráfico 2)
En el caso de la vacuna desarrollada por el laboratorio chino Sinopharm, en colaboración con el Instituto de Productos Biológicos de Beijing, el índice de aparición de efectos secundarios luego de su inoculación es todavía menor: 31,6 eventos cada 100 mil aplicaciones. El efecto adverso más registrado vuelve a ser la cefalea con mialgias y/o artralgias y/o astenia, con 199 casos (31,9%); le sigue alergia leve o moderada, 65 veces (10,4%); fiebre con cefalea y/o mialgias y/o artralgias y/o astenia, 59 casos (9,47%); y luego síntomas gastrointestinales, con y sin fiebre, 34 casos, (5,47%). (Ver gráfico 3)
Por último, la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y fabricada por el laboratorio AstraZeneca, es la que presenta, hasta el momento, el menor índice de aparición de efectos secundarios: 10,7 eventos cada 100 aplicaciones. El efecto adverso más repetido es la fiebre con cefalea y/o mialgias y/o artralgias y/o astenia, con 8 casos (28,6%); cefalea y/o mialgias y/o artralgias y/o astenia, 7 casos (25%); y dolor/reacción/parestesias/adenopatías locales, 6 casos (21,42%). (Ver gráfico 4)
Al analizar los eventos clasificados como relacionados, el informe señala que “se evidencia que la fiebre, la cefalea, las mialgias y artralgias son los diagnósticos más frecuentes”. El trabajo también registra la existencia de errores programáticos en el marco de la campaña de vacunación. Los más frecuentes fueron “la aplicación de dosis con intervalo menor al recomendado, administración de segundo componente como primera dosis o componente como segunda dosis en el caso de vacuna Sputnik V, coadministración con otra vacuna, error en el sitio de aplicación, entre otros”.
Los expertos que confeccionan el informe concluyen que las cuatro vacunas que se aplican en Argentina “continúan demostrando un buen perfil de seguridad”.
Por otro lado, el trabajo cita los resultados de informes de seguridad llevados a cabo en otros países, como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, España y Francia. En todos los casos, las cifras son similares a las registradas en Argentina, tanto en lo que hace a los eventos más frecuentes como a las tasas de notificación. “Es más, te diría que los números de nuestro país son, incluso, un poco más alentadores”, acota Cahn.
“Me preocupa mucho cuando veo y escucho en los medios a personas que siembran dudas sobre las vacunas -comenta Cahn-. Porque cada persona que deja de vacunarse a causa de lo que escucha en la radio o en la tele, que no hacen más que desinformar, meter miedo y atentar contra la salud pública, es una persona que potencialmente puede morir por el COVID, por no estar protegida”, se lamenta.
Por último, y dirigiéndose a todas aquellas personas que puedan sentir temor a la hora de vacunarse, la infectóloga los exhortó a que no tengan dudas. “Ninguna vacuna los va a matar. Hoy por hoy, lo que los puede matar es la COVID. Piensen siempre que las vacunas sirven, en parte, para prevenir la enfermedad pero sobre todo para prevenir las formas graves y la muerte por COVID. Entonces, si tienen el privilegio de poder acceder a una vacuna -porque hoy por hoy es un privilegio-, no vacunarse es muy peligroso, para uno mismo y para los demás”.