El señor de las piedras
Es el gran referente mundial en temas de sedimentología, disciplina asociada a la identificación de yacimientos de petróleo. Trabajó para YPF en la década del 80 y formó a numerosos geólogos locales, entre ellos muchos de Exactas. El italiano Emiliano Mutti es un apasionado por las rocas y un admirador de la Patagonia que a los 80 años no se toma descanso y continúa recorriendo afloramientos por todo el planeta.
La geología quizás no sea la más popular de las ciencias pero, si entre los especialistas hay un geólogo popular, ese es el italiano Emiliano Mutti. Prestigioso a nivel internacional, Mutti hizo aportes fundamentales a la sedimentología y su relevancia se hizo notoria en la composición de auditorio del Aula Magna del Pabellón II, durante la conferencia que brindó el 19 de noviembre pasado invitado por el Instituto de Estudios Andinos Don Pablo Groeber (UBA-CONICET) y el Departamento de Geología de Exactas.
Mientras Mutti disertaba, decenas de geólogos locales y de importantes empresas petroleras anotaban en sus libretas, como en un retorno a los tiempos de alumnos universitarios. Con 80 años de vida y más de 60 de geólogo, Mutti no para de recorrer el mundo contratado por las principales compañías extractoras de hidrocarburos para que “lea” los afloramientos rocosos y permita caracterizar de esa manera posibles yacimientos.
Este especialista nacido en Los Apeninos contribuyó con investigaciones de YPF en los años 80 y ha colaborado en la formación de numerosos geólogos argentinos. Durante esa década, visitó el país en unas 15 oportunidades contratado por la empresa perteneciente al Estado Nacional en aquel momento. En charla con el Cable, el experimentado geólogo recuerda: “Llegué acá, por primera vez en 1980 y trabajé mucho para YPF, con la Comisión Geológica en Neuquén, que estaba a cargo de Carlos Gulisano. Empezamos a explorar la cuenca de Neuquén haciendo un poco de sedimentología”.
-¿Esa fue la primera vez que se exploraba la zona?
-Era una región inexplorada, el primer trabajo que se hizo fue el nuestro. Lo desarrollamos con Gulisano y con Leonardo Lagarreta y fue una suerte haber trabajado con gente de aquí. Ese fue un período muy productivo e importante de mi carrera y de mi vida, para mí es maravilloso haber podido descubrir, desde el punto de vista sedimentológico, una cuenca completamente nueva. Lo disfruté mucho.
-No es su primer trabajo como pionero, seguramente.
-El primer mapa geológico de la Isla de Rodas también lo hice yo. Me llevó tres años hermosos de trabajo.
-¿Cómo recuerda la YPF de los 80?
-Muy buena, estaba muy valorada la geología de campo en la empresa y encontré especialistas muy buenos.
-¿Supo que después hubo una privatización asociada a una fuerte desinversión?
-Sí, siguieron explotando solo los yacimientos que había, nada más… A pesar de que yo siempre trabajé mucho con compañías de petróleo, siempre me quedé del lado académico, científico, entonces lo que ocurre con el petróleo a mí no interesa, solo me interesan las rocas.
-Por los comentarios que pude recoger, los geólogos que trabajaron alrededor suyo sienten que usted colaboró mucho en su formación.
– Yo también siento que me formé con ellos porque aprendimos juntos. Es fundamental escuchar y discutir con la gente que conoce el lugar para poder entender. Es verdad que uno puede ser un experto desde el punto de vista que tiene conocimientos previos, pero cada cuenca tiene su historia y cada cuenca se tiene que comprender a partir de lo que presenta, no se puede llegar aquí con un libro abierto y decir “a ver, voy a ver los modelos que están en este libro” y analizar a partir de eso. Cada cuenca, cada roca, tiene su personalidad.
-¿Qué lo trae a Argentina esta vez?
-Voy a discutir de geología con los compañeros argentinos e iré con Gulisano a algunos afloramientos a ver si hay algo que pueda aportar a una empresa petrolera. Vamos a Río Gallegos, de ahí a Punta Arena. Subimos a Puerto Mont, cruzamos la cordillera y después nos vamos a Neuquén.
-Me contaron que la Patagonia argentina le resulta muy atractiva.
-Si vengo a la Argentina y no voy a Neuquén me muero, es la cosa que más me gusta de este país. El paisaje de la Patagonia me encanta, me gustaría vivir allí.
-Demás está decir que se percibe claramente su pasión por las rocas.
-Nací entre rocas. Vivo en un pueblo muy pequeño en Los Apeninos, en la casa que dejó mi abuelo. Es un paisaje geológico muy raro. Estoy rodeado de ofiolitas, rocas magmáticas que se forman en el fondo del océano. Durante la colisión orogénica, estas ofiolitas han subido a la superficie en forma de montaña. Yo, cuando me despierto en mi casa, abro la ventana y veo estas masas del fondo del océano de 100 millones de años atrás.
-¿Qué destaca de la formación de un geólogo?
-Por un lado su saber científico, de matemática, física, química, por supuesto, pero todo eso debe estar acompañado de experiencia, de la experiencia de ver las rocas. En ese sentido, yo me formé en Los Apeninos, Italia. Después fui a Grecia, seguí recorriendo Italia, trabajé en Los Pirineos y después… Todo el mundo, Estados Unidos, Sudamérica, Asia, Australia. Un geólogo tiene que ver muchas cosas, la geología es una cosa de experiencia, toma tiempo, no se puede explicar un afloramiento con una ecuación. Si quieres ser un buen geólogo tienes que haber visto muchas rocas en contextos muy diferentes.
-Quienes trabajaron con usted cuentan que sabe “leer” como nadie las rocas, los entornos.
-¿Quién dice eso? ¿Si leo las rocas de una manera particular? No lo sé, no lo sé. Puede ser que las rocas me quieran a mí de una manera particular. Esto es una gracia, ¿verdad?