El directorio del CONICET, en crisis
El principal organismo de la promoción de la ciencia y la tecnología sigue a la deriva y suma más conflictos en el seno de su directorio, con renuncias y fuertes críticas.
Detrás de la sigla CONICET hay una densa realidad que cada día resulta más compleja. El mayor organismo de promoción de la ciencia y la tecnología nacional viene ofreciendo novedades negativas para la comunidad científica a partir de los primeros meses de la asunción del presidente Mauricio Macri y hasta la fecha. Y con el particular detalle de que el sector responsable de su funcionamiento (degradado de ministerio a secretaría) sigue estando a cargo de Lino Barañao, un «importado» de la gestión de Cristina Fernández de Kirchner.
La sumatoria de malas noticias de estos años incluyó la drástica disminución en los ingresos de nuevos investigadores formados, la reducción de salarios, la baja del presupuesto destinado a institutos de investigación y la demora en el pago de los subsidios comprometidos, entre otras. Todas esas novedades tuvieron cierta cobertura en algunos medios masivos, en más de una oportunidad, impulsada por la denuncia sostenida de referentes de la comunidad científica en redes sociales o en apariciones públicas.
La turbulencia en la vida del organismo se traduce en una permanente preocupación de buena parte de los investigadores e investigadoras de nuestro país. El CONICET se convirtió en el reflejo de las políticas de recorte presupuestario del gobierno nacional sin capacidad ni deseo explícito de oposición a esos designios. Además, está siendo sometido a una situación de irregularidad que no hace más que sumar incertidumbre y malestar. Su directorio, el órgano que lo encabeza, está integrado por representantes (electos por sus pares) de distintas áreas de las ciencias y las ingenierías. Hace un año que dos de los representantes electos debieran haber sido nombrados en sus cargos por el Poder Ejecutivo nacional pero eso no ocurre. La socióloga Dora Barrancos, representante con mandato vencido desde julio de 2018 en el área de Ciencias Sociales y Humanidades, renunció al directorio hace pocos días debido a esa situación irregular. «Ya pasó un año desde que se eligieron autoridades y mi sucesor no fue designado en su cargo. Es una manera de dejar en evidencia la negligencia del gobierno actual, al que no le interesan las reglas democráticas ni el republicanismo que pregona”, declaró al diario Página 12 en relación a su renuncia, que sumó otra evidencia de la situación de crisis institucional. El politólogo Mario Pecheny debía ocupar su lugar, por lo que la representación de esa área quedó vacía.
El otro científico no nombrado aún es el biólogo Alberto Kornblihtt, quien fue elegido por el 60% de sus colegas del área de las Ciencias Biológicas y de la Salud para representarlos, cargo ocupado actualmente por la bioquímica Mirtha Flawiá, también con mandato vencido. Pese al impacto que provocó la renuncia de Dora Barrancos, no hubo respuesta oficial ni comunicación alguna con los científicos electos para sumarse al directorio. «Ni del CONICET ni de la Secretaría de Ciencia se comunicaron conmigo», afirma Kornblihtt. «Sí me llegaron versiones de que mi nombramiento se produciría a fines de mayo o principios de junio pero no tengo confirmación, solo son versiones. El expediente de mi nombramiento está a la espera en la Secretaría Legal y Técnica de la Nación pero también tengo que tener en cuenta y, en todo caso, respetar, el hecho de que el presidente de la Nación podría nombrar a cualquiera de los otros postulantes que tuvieron muchos menos votos, lo cuál sería muy poco democrático pero está contemplado en el reglamento», explica el reconocido biólogo.
El físico Roberto Salvarezza vivió la misma postergación. En 2016 había sido el más votado de la terna que se postuló para el área de las Ciencias Físicas y Naturales pero 14 meses después de esa elección todavía no había sido nombrado y decidió judicializar la situación. “Es la Secretaría Legal y Técnica la responsable de demorar los nombramientos», explica Salvarezza. «En su momento, cuando me sucedió a mí, por lo cual inicié juicio, el entonces Ministerio de Ciencia había elevado el expediente pero se había quedado demorado en la Secretaría Legal y Técnica». Y agrega una consideración: «Creo que no van a repetir el error. Deberían activarse los mecanismos para el nombramiento del director electo. Además, ya hay una sentencia debido a la cautelar que presenté en su momento».
Respecto de la decisión de Barrancos, sostiene que “tiene un efecto de visibilizar la situación del CONICET. Lo que pasó con la colega que tuvo que participar en un programa de concursos de TV para financiar su investigación (en relación al caso de la bióloga Marina Simian) pone en evidencia la crisis presupuestaria del organismo, pero al renunciar, Dora muestra otro aspecto de la crisis: el institucional”.
Kornblihtt también valora la decisión de la socióloga. «Su renuncia responde a la ética del poder y es un acto ejemplar», indica y se explaya sobre la situación del organismo. «Hay una crisis provocada por las autoridades, que no solo es financiera y de funcionamiento sino también institucional». Al consultarlo por la evolución de CONICET desde el momento en que fue electo por sus pares hasta la actualidad, Kornblihtt es tajante: «Resulta mucho peor. Hay que tener en cuenta que el ajuste comenzó antes del gran endeudamiento del gobierno y antes de la entrada del FMI, con la reducción de 500 puestos de entrada a la carrera de investigador en 2016, y los sucesivos presupuestos aprobados en el Congreso más la devaluación de la moneda han hecho prácticamente imposible el financiamiento genuino de los proyectos de investigación». Con respecto a futuro inmediato del sistema científico, de cara a los pocos meses que le restan a la gestión del actual gobierno nacional, considera que «existe una gran insensibilidad de las autoridades, de Barañao, Jorge Aguado, Alejandro Ceccatto. No les interesa revertir esta situación de deterioro, mi única esperanza es que al próximo gobierno le vuelva a interesar la ciencia, la tecnología, la educación y la salud pública».