Tras los arrecifes de coral
En el marco de las «X Jornadas Nacionales de Ciencias del Mar», que se desarrollaron en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, brindó una conferencia plenaria Martín Tresguerres, quien actualmente se desempeña como profesor en el Instituto de Oceanografía Scripps, en San Diego, Estados Unidos, estudiando la evolución de mecanismos celulares en organismos marinos, y cómo estos les permiten sobrevivir y adaptarse a distintos ambientes.
Martín Tresguerres, nacido en Río Gallegos, realizó la carrera de Ciencias Biológicas, con especialidad en biología acuática, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Hizo su doctorado en biología celular y fisiología en la Universidad de Alberta, en Canadá, y un postdoctorado en el Weill Cornell Medical College, de los Estados Unidos. Actualmente es profesor en Biología Marina en el Instituto de Oceanografía Scripps, de la Universidad de California en San Diego. Los corales tropicales constituyen uno de los organismos en los que ha centrado su interés. Los estudia y recolecta para completar el análisis en laboratorio buceando hasta los diez metros de profundidad en la región denominada Boca del Toro, en Panamá. Es un área que abarca una cadena de islas frente a la costa del Caribe.
– ¿Cómo surgió tu interés por la investigación vinculada al mar?
– De chico miraba los documentales de Jacques Cousteau, y leía libros de biología y de ciencia que tanto mis padres como mis abuelos me regalaban. Además, siempre me gustó bucear y, al interesarme más en la biología, ya empezaba a preguntarme, por ejemplo, cómo hace un elefante marino para estar una hora o más debajo del agua. Una vez terminada la carrera, cuando inicié el doctorado en el exterior, me di cuenta de cuán importante era la formación general y al mismo tiempo con mucho detalle, que me había dado Exactas. La formación básica de acá es muy fuerte, y no se ve afuera.
– ¿Tuvo influencia en tu vocación la infancia y adolescencia en Río Gallegos?
– Hay un hecho que me sucedió en Río Gallegos cuando tenía cuatro o cinco años que tal vez haya influido: me caí en la ría y me arrastró la corriente. Mi papá y mi mamá se tuvieron que meter en el agua y me sacaron muerto de frío. Lo que nunca me voy a olvidar es que, cuando llegamos a casa, en la televisión se decía que ese día habían atrapado un tiburón con una red, justo en la ría donde yo me había caído.
– Uno de los organismos marinos que estudiás son los corales, ¿por qué son importantes?
– Los corales son animales que viven en colonia, y en sus propios tejidos hospedan a unas algas simbióticas, lo cual les permite obtener energía mediante fotosíntesis. Por mecanismos que estoy estudiando, forman esqueletos de carbonato de calcio, o de piedra caliza, que conforman arrecifes. Ese esqueleto es imprescindible para el coral, pero además le da refugio a una gran multitud de especies, como peces, algas y microorganismos. A esos arrecifes se los considera como la “jungla del océano”, por su alta biodiversidad. También tienen gran importancia económica, se estima que rinden unos 350 mil millones de dólares al año en turismo y pesquerías. Además, se los estudia también con el fin de obtener compuestos químicos para desarrollar fármacos.
– ¿Los corales corren peligro ante el cambio climático?
– El hecho es que si el cambio climático afecta a los corales, impacta también en todas las especies que habitan en ellos. Algunos arrecifes son más resistentes al cambio ambiental, y ello se relaciona con la fisiología. Por eso, entender los procesos específicos de estos corales nos puede dar buenas pistas para decir, por ejemplo, qué corales son más sensibles y requieren protección. Al entender estos mecanismos podemos predecir qué especies son más vulnerables o más resistentes, y eso puede orientar el desarrollo de estrategias de conservación y políticas de medio ambiente.
– ¿Cómo es el estudio de los corales?
– Primero es importante señalar que los arrecifes de coral no son todos iguales, algunos están en océano abierto, otros, en bahías de aguas más tranquilas. En ciertos ambientes, hay más sedimentos, entonces hay menos visibilidad. En otros, hay más aporte de nutrientes. También influye la profundidad: mientras menos profundo, hay más luz y más fotosíntesis. Tomamos muestras a distintas profundidades, y medimos las condiciones del agua, en diversos sitios, y después analizamos en laboratorio los diferentes mecanismos fisiológicos. Queremos ver si estos corales están adaptados solo a las condiciones locales, o si hay plasticidad. Para ello, hay que recolectarlos, y luego se los trasplanta de un sitio al otro y viceversa. A algunos, los dejamos en el campo durante un lapso de cuatro o cinco semanas y, a otros, hasta un año. La idea es volver al sitio, recolectarlos, analizarlos en el laboratorio y ver si se ajustaron al nuevo ambiente.
– ¿Qué es lo que más perjudica a los corales?
– Creo que el factor más importante es el calentamiento global, porque la relación simbiótica con las algas funciona a determinado rango de temperatura, pero si ésta aumenta, según la especie, se produce el blanqueamiento de los corales, lo que significa que las algas desaparecen, y el coral queda sin la fuente principal de energía. Pueden sobrevivir un tiempo, pero, si las temperaturas no bajan y no logran captar algas, los corales terminan muriendo.
– ¿Qué otros factores los ponen en riesgo?
– Por un lado, la acidificación del océano, que afecta su fisiología. Otro problema importante y fácil de prevenir es la sobrepesca, y también la contaminación humana, como la liberación al mar de efluentes cloacales. Los corales se ven perjudicados por diversos factores, mejorar cualquiera de esos problemas podría ayudar bastante.
– ¿Cómo afecta a los corales la acidificación de los océanos?
– La acidificación del océano se produce debido a la mayor concentración de dióxido de carbono en la atmósfera. Al modificarse el pH del agua, disminuye el carbonato, y ello puede afectar al esqueleto de los corales. Por otro lado, el dióxido de carbono y el cambio en el pH pueden afectar la relación simbiótica con el alga, además de generar otros inconvenientes a nivel fisiológico.
– ¿Qué otros estudios estás realizando?
– Entre otros organismos, estudiamos la fisiología del metabolismo y la regulación de sales en peces, lo que es importante para la acuicultura. Entender cuestiones de metabolismo permite afirmar si a tal temperatura van a crecer más o van a producir más carne.
– ¿Pensaste en algún momento en volver a la Argentina?
– Sí, uno siempre lo piensa. Pero la realidad es que los trabajos de biología celular y fisiología de organismos marinos que realizo requieren equipos costosos y también es costoso el transporte de esos equipos hasta el sitio de estudio, en mi caso la Bahía del Toro, en Panamá. Es difícil lograr ese apoyo económico en la Argentina, especialmente en estos momentos.