¿Existen todavía los científicos?
A partir de esta pregunta y por iniciativa de una de sus profesoras, un grupo de alumnos de una escuela ubicada en el Impenetrable chaqueño entró en contacto con más de 600 científicos de la Argentina y el mundo. Y, como si esto fuera poco, algunos de ellos viajaron hasta Buenos Aires para participar de una actividad en Tecnópolis y visitar Exactas UBA. ¿Cuántos de ellos serán futuros investigadores?
¿Hasta dónde nos puede llevar una pregunta formulada en el momento preciso en el lugar indicado? A juzgar por lo ocurrido en la historia, el poder de una pregunta puede fácilmente transformar nuestras vidas y, en algunos casos, la de toda la humanidad.
Algo de eso empezó a gestarse a principios de este año cuando Marina García, profesora de Química y Física de la Escuela de Educación Secundaria 181 de Villa Río Bermejito (localidad ubicada a más de 270 km de la ciudad de Resistencia), les estaba contando a sus alumnos las vidas de algunas de las mentes más brillantes de la historia de la ciencia. Mientras les hablaba de Galileo Galilei, Isaac Newton, Albert Einstein, Stephen Hawking, uno de sus alumnos levantó la mano y le preguntó: “Profe, ¿existen todavía los científicos?”
“La pregunta me causó una enorme sorpresa -recuerda García-. Le contesté: ‘Por supuesto que sí’. Y se me ocurrió proponerles que ellos mismos les escribieran cartas a los científicos preguntándoles sobre su trabajo, sobre su vida, sobre sus familias”. Marina le hizo llegar esas cartas a algunos científicos que conocía y también las subió a Facebook.
Lo que vino después fue algo totalmente inesperado. Las cartas se viralizaron en la web. Los chicos recibieron más de 600 respuestas de científicos de Corrientes, Misiones, Buenos Aires y también de Venezuela, Colombia, Estados Unidos, Canadá y Suecia, entre otros países. Pero la cosa no terminó ahí. Muchos de los investigadores no se conformaron con responderles sino que también querían viajar a Villa Río Bermejito para conocerlos y hablar con ellos personalmente.
Algunos de ellos eran estudiantes e investigadores de la Facultad que integran el grupo POPER, Stand Up Científico. “Cuando nos enteramos, la noticia nos cayó como un balde de agua fría. Porque nosotros veníamos recorriendo el país haciendo presentaciones pero nos dimos cuenta de que, tal vez, íbamos a lugares donde no se necesitaba tanto hacer divulgación, lo que evidentemente faltaba en zonas específicas”, reflexiona Martín Fariña, estudiante de Paleontología de Exactas y miembro de POPER. Y recuerda: “Enseguida decidimos que teníamos que ir y que, ya que íbamos a viajar, se nos ocurrió que estaría bueno llegar con muchos libros”.
Así, mientras algunos se ponían en contacto con Marina -la profesora chaqueña- para organizar el desembarco, otros empezaron con la colecta de textos. Gracias a la colaboración de investigadores, editoriales y la participación activa del Departamento de Química Biológica de Exactas, se reunieron tres enormes valijas llenas de libros que se incorporaron a la biblioteca de la escuela.
Mientras todo esto ocurría, otros científicos, de CONICET Nordeste estaban organizando una gran “kermés científica” en Villa Río Bermejito e invitaron al grupo POPER a sumarse, aportando el número final de la jornada. “Lo que pensamos que iba a ser una presentación en la escuela se transformó en una actuación en la plaza pública. Fue un momento muy especial: una función frente a unas 50 personas, en un pueblo muy chiquito, con el río Bermejo y el Impenetrable de fondo. Realmente fue algo inolvidable”, recuerda Fariña, quien junto a Victoria Rodríguez (estudiante de Biología, Exactas) y a Nadia Chiaramoni (Bioquímica, UNQUI), hicieron el stand up y brindaron varios talleres para los chicos.
Pero la cadena de eventos que desataron las cartas no terminó allí. Unos meses después, los chicos fueron invitados a participar en la edición 2017 de la “Feria Nacional de Innovación Educativa” que se realizó en Tecnópolis en noviembre. Hacia Buenos Aires viajaron los alumnos Silvana Ávila y Santiago Lucas junto a la profe Marina García.
“Cuando nos enteramos que venían para acá sentimos que había que aprovechar la oportunidad para invitarlos a conocer la Facultad”, cuenta Fariña. Y así fue. La profesora y los chicos llegaron hasta el Pabellón 2 de Ciudad Universitaria y visitaron laboratorios de Paleontología y de Biodiversidad y Biología Experimental. “Es una experiencia muy linda. Algo que realmente no esperábamos y que no todos los días se puede vivir”, dice Santiago con entusiasmo. “En Paleontología pudimos ver muestras de una investigación que todavía no fue publicada. Tuvimos la primicia de ver lo que otras personas todavía no conocen. Fue muy emocionante”, expresa Silvana.
“Ojalá que de todo esto que están viviendo, los chicos se lleven el gusto por la ciencia”, desea García, y completa: “Ahora, el desafío para mí es lograr que no pierdan la motivación que tienen. Fíjense que quieren armar un club de ciencia en la escuela. Me voy a tener que exigir un poco más”, dice con cierto orgullo.
Para Fariña, la meta es clara, “si alguno de esos chicos siguen alguna carrera vinculada con la ciencia yo creo que todo el trabajo que hizo Marina y el pequeño aporte que hicimos todos los científicos que participamos en esta movida habrá sido un éxito”.
Con el regreso de los chicos a Chaco se cierra, para ellos, un año que resultará inolvidable. Pero el camino que supo abrir una pregunta seguirá abierto, todavía, por mucho tiempo. ¿Hasta dónde los llevará? Sólo ellos tienen la respuesta.