Una sana costumbre
Tres científicos argentinos fueron elegidos entre los catorce investigadores de países en desarrollo galardonados por la Academia Mundial de Ciencias en su 26ta. reunión celebrada en Viena. Alicia Dickenstein y Eduardo Arzt, junto con la mendocina María Isabel Colombo, fueron los únicos sudamericanos que recibieron esta distinción. Como si esto fuera poco, otro investigador argentino, Gabriel Rabinovich, fue nombrado miembro de la TWAS.
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La situación, no por repetida, deja de ser gratificante. Más bien, como pregonaba una antigua publicidad, se va convirtiendo en una sana costumbre. Es que, cada año, la ciencia realizada en Argentina ocupa un lugar de privilegio en la consideración de la Academia Mundial de Ciencias (TWAS).
La TWAS es una organización que reúne mil investigadores de unos setenta países. Fue fundada en 1983 con el nombre de Academia de Ciencias del Tercer Mundo, por un grupo de científicos entre los que se encontraba el Premio Nobel argentino Luis Federico Leloir, con el objetivo de promover la capacidad científica y la excelencia para el desarrollo sustentable en los países del Sur. Su sede se encuentra en la ciudad de Trieste, Italia y, desde 1991, la UNESCO ha sido responsable de su administración.
En este oportunidad, la institución dio a conocer la lista de los ganadores de los premios TWAS 2015 que se desempeñan en nueve campos diferentes del conocimiento: agricultura, biología, química, ciencias de la Tierra, ingeniería, matemática, ciencias médicas, física y ciencias sociales. Como condición para ser seleccionados, los investigadores deben haber vivido y trabajado en un país en desarrollo durante los últimos diez años.
Fueron distinguidos catorce científicos de seis países. Tres de ellos son argentinos: Alicia Dickenstein y Eduardo Arzt (ambos profesores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA) y María Isabel Colombo (de la Universidad Nacional de Cuyo), quienes además se constituyeron en los únicos investigadores sudamericanos en recibir este reconocimiento en la presente edición. Además, fueron distinguidos científicos de China (5), India (3), México (1), Taiwán (1) y Turquía (1).
De esta manera, los científicos de nuestro país se consolidan como destinatarios habituales, en los últimos años, de estos prestigiosos premios. Así, Dickenstein y Arzt se suman a Daniel de Florian, en Física, y a Marcelo Rubinstein en Biología, distinguidos en 2014; Juan Pablo Paz, distinguido en Física en 2012; Ana Belén Elgoyhen, en Biología, y Alberto Kornblihtt, en Ciencias Médicas, en 2011, y Gabriel Rabinovich, también en Ciencias Médicas, en 2010. Justamente, Rabinovich fue nombrado, también este año, como miembro de la TWAS (ver recuadro).
Los ganadores se hacen acreedores a una suma de quince mil dólares y una plaqueta. La entrega se llevará a cabo en la 27ta. reunión general de la TWAS que se llevará a cabo en 2016.
Discriminantes y singularidades
“Me enteré mientras venía manejando para la Facultad. Estaba parada en un semáforo y me llega un mensaje al teléfono, era de la TWAS, miro y decía ‘vea el archivo adjunto’. Tuve que estacionar para poder leerlo. Ahí me informaban que me habían otorgado el premio”, cuenta con alegría Alicia Dickenstein y añade: “La verdad es que no me dí cuenta de cuán importante era hasta que vi la repercusión que tenía. En Argentina hay mucha gente que lo ganó en biología y en física, pero en matemática hubo un sólo ganador en el año 95, Carlos Segovia, que también era profesor en el Departamento de Matemática de Exactas. Además, de los 33 premiados en matemática desde que se entrega este galardón, hubo, antes que yo, sólo una mujer, una científica de la India”.
Otro dato curioso es que la postulación de Dickenstein no surgió desde nuestro país sino que fue propuesta por un investigador de Vietnam. “Es un colega que trabaja en temas relacionados con lo que yo hago. Nos encontramos en varios congresos y una vez me invitó a dar una conferencia en una escuela que organizó en el ICTP (International Centre for Theoretical Physicsen) de Trieste. Pero tampoco tengo una gran relación”, relata con agradecimiento.
Dickenstein estudió y se doctoró en Matemática en Exactas UBA. Actualmente, es profesora de Exactas UBA e investigadora superior del CONICET. En los últimos años viene recibiendo diferentes reconocimientos a su labor del Instituto Mittag-Leffler, de Estocolmo, Suecia; de la Universidad de Warwick, de Inglaterra, y del Mathematical Sciences Research Institute, de Estados Unidos. Además, fue nombrada vicepresidenta de la Unión Matemática Internacional, cargo que ocupará hasta 2018. “Creo que si bien es cierto que todas estas distinciones tienen que ver con mi trabajo, también se relacionan con un cambio que se viene experimentando en cuanto a los lugares que estamos ocupando las mujeres en el mundo científico. Me parece que los tiempos están cambiando y que tenemos que trabajar para que cambien mucho más en el futuro”, afirma Dickenstein.
En el comunicado en el que da a conocer a los científicos premiados, la TWAS señala que la distinción a Dickenstein se debe a su “sobresaliente contribución en el entendimiento de los discriminantes”. Ahora bien, ¿qué son los discriminantes? “Imaginate que tenés un dibujo de un corazón. Ese corazón tiene abajo un puntita, como un pinche, que es especial porque no es igual al resto que es redondeado. Bueno, eso se llama singularidad. Lo que hacen los discriminantes es detectar las singularidades. Se aplican a múltiples sistemas, para tratar de estudiar dónde hay algo que matemáticamente se llama singularidad”, explica con voluntad pedagógica Dickenstein.
Claro que estos discriminantes, que parece tan abstractos, también tiene aplicaciones muy concretas. “Por ejemplo, en el caso del brazo de un robot, si el brazo pasa por una singularidad puede hacer un movimiento brusco y romperse. Por eso hay que evitar las singularidades para que todo el movimiento sea suave. Y para eso tenés que detectarlas”, añade la investigadora.
En relación con la presencia cada más numerosa de argentinos entre los científicos premiados por la TWAS, para Dickenstein no se trata de ninguna casualidad. “Hasta hace ocho años los científicos no éramos actores sociales y, de golpe, tenemos un Ministerio, más científicos, muchos que regresaron del exterior, tenemos divulgación, también nosotros salimos a hablar, a hacer actividades. Todo este apoyo no se ve sólo aquí, en el exterior también lo notan y los resultados están a la vista”, asegura con entusiasmo. Y completa: “Premios como este son un estímulo para mis colegas y para los alumnos. Llaman la atención, aparecen en los medios, es otra manera de difundir y atraer gente joven para que trabaje en ciencias en nuestro país”.
Genes, moléculas y glándulas
“Cuando me llegó el mail de la TWAS y lo abrí mi sorpresa fue total porque yo ni siquiera sabía que Exactas me había postulado”, asegura Eduardo Arzt intentando transmitir el asombro que sintió en ese momento. Y agrega: “Me siento muy feliz porque se trata de un premio sumamente importante. Es otorgado por una academia muy prestigiosa y, entre los premios destinados a los países en desarrollo, probablemente sea el más valioso. Para mí es un tremendo honor y una gran satisfacción haberlo conseguido”.
Eduardo Arzt realizó sus estudios y se doctoró en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Actualmente es profesor de Exactas UBA, investigador superior del CONICET y director del Instituto de Investigación en BioMedicina de Buenos Aires (CONICET) Instituto “Partner” de la Sociedad Max Planck. A lo largo de su extensa carrera ha recibido numerosos premio y distinciones, entre ellas: Premio Konex 2013 en el área de Bioquímica y Biología Molecular; Cruz de Oficial de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania, por el compromiso en el desarrollo de la cooperación científica entre Alemania y Argentina; Premio Bunge y Born en Medicina Experimental; Premio “Bernardo Houssay a la Investigación Científica y Tecnológica”; Miembro Científico Externo de la Sociedad Max Planck.
Para Arzt, son claras las razones por las cuales crece el número de científicos argentinos distinguidos con este premio. “Si uno mira la producción de ciencia básica de la Argentina, sobre todo de los últimos cinco o seis años, se ve un aumento impresionante en la calidad de las publicaciones. Uno encuentra, por lo menos, veinte o treinta trabajos en las principales revistas científicas del mundo. Cosa que antes no ocurría. Entonces, los premios son la consecuencia natural de esa calidad de la producción. Y esto, a su vez, es fruto de la inversión que se ha realizado en ciencia”.
Entre los considerandos utilizados como fundamento para la entrega del premio, la TWAS señala que distingue a Eduardo Arzt “por su fundamental contribución a la neuroendocrinología molecular a partir del descubrimiento de nuevos genes y senderos en fisiología (señalización hormonal) y patología (tumores) que permitieron abrir nuevos blancos para el tratamiento y la cura de enfermedades”.
“La neuroendocrinología -explica Arzt- estudia cómo se conecta el sistema nervioso central con las glándulas del sistema períferico que comandan las funciones y mantienen a un organismo en homeostasis, o sea, en equilibrio. Nosotros trabajamos para entender cuáles son los mecanismos genéticos subyacentes a estas conexiones, fundamentalmente, en el mantenimiento de la homeostasis y también en conocer qué pasa cuando esa homeostasis se rompe. Nosotros hemos contribuido mucho en el conocimiento de estos mecanismos a nivel molecular, a nivel de las señales dentro de las células, en investigar qué genes se activan y también en qué patologías estos mecanismos se encuentran desregulados. Patologías que van desde enfermedades, en algunos casos crónicas, hasta tumores”.
Uno de los principales aportes realizados por los grupos dirigidos por Arzt pasa por entender los mecanismos de adaptación a la hipoxia (falta de oxígeno) o angiogénesis que desarrollan las célulares tumorales. Particularmente los relacionados con la hipófisis. Luego de mucho trabajo han logrado desarrollar una cura para un tipo determinado de tumor que afecta a esta glándula. “La droga que desarrollamos fue probada exitosamente en perros y ahora estamos comenzando un protocolo clínico en humanos con el Hospital Durand”, adelanta Arzt con esperanza.
A pesar de haber recibido numerosos reconocimientos a lo largo de su carrera Arzt confiesa que ante cada nuevo premio siente una gran alegría y compara la situación con hacer un gol en un partido de fútbol. Pero, además de la satisfacción personal, los reconocimientos tienen diversas utilidades. “Por un lado, sirven para motivar a los jóvenes, para que vean que en la carrera científica se encuentran satisfacciones. Y, por otro, es mostrar a la sociedad que la sostiene que la ciencia argentina es valorada en el mundo”, completa con genuina satisfacción.
Gabriel Rabinovich a la Academia
En su reunión anual en Viena, la Academia de Ciencia del Tercer Mundo (TWAS), incorporó como miembro académico activo al profesor de Exactas UBA e investigador del CONICET Gabriel Rabinovich. “Es un gran honor, fundamentalmente porque me lo confiere una sociedad con un gran compromiso para el desarrollo social como la TWAS, cuya misión es afianzar lazos científicos y promover equidad en el mundo en desarrollo”, declaró el investigador multipremiado tanto a nivel nacional como internacional. Y agregó: “Siento honor y compromiso para seguir adelante con nuestros proyectos, particularmente en lo que se refiere a enfermedades inmunológicas”.