Las chicas que programan con R
El lenguaje de programación de código abierto, “R”, tiene su propia comunidad internacional de género: R-Ladies. Su primer encuentro en Argentina se llevó a cabo en Buenos Aires y reunió a muchas mujeres interesadas en el desarrollo y el aprendizaje comunitario de la programación con R. El grupo impulsa una mayor participación de las mujeres en el ámbito de la tecnología y la informática.
En el mundo de la computación, la ingeniería en sistemas y la programación, hay una constante que opera insidiosamente. Trabaja en silencio pero genera ruido, como si se tratase de una molestia que, en el mejor de los casos, se torna visible: la escasa participación de las mujeres.
Paradójicamente, esa máquina compleja, versátil y ubicua que denominamos “computadora”, le debe su nombre a un grupo de mujeres de la década del ´40. Trabajaban en la Universidad de Pensilvania y calculaban a mano las ecuaciones diferenciales necesarias para las tablas de balística de la Armada de Estados Unidos: Las conocían como “las computadoras”.
Pocos años más adelante, con la aparición de ENIAC, una máquina enorme considerada como la primera computadora, también fueron mujeres quienes desarrollaron su programación. Puede decirse que ese monstruo lleno de cables, cuyo hardware había sido construido por hombres, utilizó un software programado por seis mujeres que provenían de Pensilvania, quienes llevaron a cabo los mismos cálculos que hacían en la universidad aunque, ahora, con la nueva herramienta. Esas matemáticas pioneras de las mismas carreras profesionales y científicas que hoy ven a una mujer en sus filas como una excepción, pasaron por muchos años al olvido. Todo un síntoma de la ideología machista dominante.
Laura Ación es bióloga y doctora en bioestadística de Exactas UBA, trabaja en el Instituto de Cálculo de la misma facultad y es una de las organizadoras de R-Ladies Buenos Aires junto a Paloma Rojas Saunero, Daniela Vázquez y Fabiana Flores. “R-Ladies es una organización global. Empezó en San Francisco, dirigido por una brasileña que vive allá y que comenzó a juntarse con otras mujeres para charlar sobre programación con R –explica–. Después de unos años, a mediados de 2016, se armó un grupo de ocho fundadoras de R-Ladies global. Así empezaron a surgir capítulos alrededor del mundo. Hoy ya son más de treinta. Nosotras empezamos el 3 de enero acá en Buenos Aires y somos el primer capítulo activo en América Latina”.
La reunión que se llevó a cabo el 28 de marzo en las oficinas que les prestó Jampp, una empresa que promociona aplicaciones móviles ubicada en Palermo. Logró agrupar a una importante cantidad de mujeres que se acercaron tanto para expandir sus conocimientos de programación con R como para comenzar a experimentar. Según Ación, la concurrencia fue muy variada: “Hay de todo. Académicas, chicas de la industria, chicas en el Estado, otras que hicieron la maestría en Data Mining en Exactas, hay biólogas, médicas, incluso, una chica que terminó el secundario y le copa la idea. No es necesario saber R para unirse, sí tener cierta curiosidad sobre lo que es. Hay quienes se han presentado sólo porque le interesan los grupos de mujeres y estamos abiertas a eso”. A su vez, la científica manifiesta haberse sorprendido por la amplitud del rango de edades de las interesadas. Una de las explicaciones que encuentra para eso es la versatilidad de este lenguaje de programación. “Además de a lo estadístico, se puede aplicar a tecnología, periodismo, finanzas, inteligencia de negocios, medicina, biología, ecología y grandes datos, entre otras cosas. Es muy útil”, afirma.
Un lenguaje que viene pidiendo pista
“R” es un lenguaje de programación de código abierto que fue generado por estadísticos en 1993. Le debe su nombre a sus creadores, Robert Gentleman y Ross Ihaka de la Universidad de Auckland, y tiene sus raíces en el lenguaje “S”. Sirve, principalmente, para agilizar cuestiones de cálculos, funciones y análisis estadístico. Ación explica que, al ser de código abierto, se fue conformando una comunidad de gente que contribuye a su desarrollo. Eso hace que en la actualidad haya más de diez mil paquetes con distintas funciones agregadas. “Empezó a revolucionar en los últimos años –manifiesta la especialista–. Hay científicos que contribuyen su paquete con una nueva técnica estadística que inventan y publican. Hay un journal académico de R. También está la industria que saca sus paquetes. Hoy ronda el quinto puesto en rankings de lenguajes de programación y compite con Python o Java. También es muy utilizado en visualización de datos. Hace unos gráficos divinos con dos o tres líneas de código, aptos para publicación”, comenta.
R es utilizado, además, para crear aplicaciones independientes en donde se puede interactuar con el gráfico haciendo que muestre los resultados según determinados indicadores que el usuario va modificando. Ación ejemplifica que, de esta manera, un estadístico puede hacer un análisis de potencia para un ensayo clínico en donde los usuarios finales van a ser médicos que podrán ver qué pasa si se cambia la medida del efecto que se quiere detectar o el tamaño de la muestra.
Otra utilidad de este lenguaje se relaciona con el aprendizaje automático o machine learning. “Tiene bastante de estadística pero también de computación –afirma–. Por ejemplo, algoritmos de árboles para clasificar datos o conjuntos de árboles, que se denominan random forest, y sirven para hacer clasificaciones automáticas. También hace procesamiento de señales. Si tenés resonancias magnéticas o imágenes genómicas, R puede interpretar esas imágenes a números y procesarlas. En líneas generales, es poderoso para analizar y trabajar con datos. Y como estamos en la era de los datos, está creciendo exponencialmente”, concluye la científica.
Lucha de género en las ciencias
Para la organizadora de R-Ladies Buenos Aires, en el mundo particular de la ciencia, la tecnología, las ingenierías y la matemática, la diferencia entre mujeres y hombres es más marcada. “Esto tiene que ver con la cultura y la crianza, porque a las nenas nos regalaban muñecas y a los hombres microscopios. Hay sesgos de crianza que hacen que las mujeres piensen que no sirven para estas disciplinas”, sentencia y advierte: “la mujer muchas veces tiene que demostrar que es doblemente buena como para empezar a ser escuchada un poco. Para que nos empiecen a respetar y a hacer un lugar tenemos que ser brillantes”.
Por este motivo, según Ación, el mundo de la programación es muy poco amigable para las mujeres, ya que son una minoría muy marcada. Esto hace que empiecen a aparecer colectivos femeninos que intentan modificar esta realidad. “Hay otro grupo muy conocido que es Py-Ladies, que son chicas que programan con Python. Acá no hay –comenta la científica–. Sí hay un grupo que se llama Chicas en Tecnología, que trabajan con alumnas del secundario para que aprendan a programar desde muy jóvenes. También están las LinuxChix, un grupo de chicas que programan en Linux. Pero si se compara con la variedad de colectivos de este tipo que hay en Estados Unidos y en Europa, en América Latina estamos empezando recién ahora”.
La disputa pública en materia de género y las diferentes luchas por los derechos de las mujeres en nuestra sociedad encuentran, constantemente, tanto apoyos como resistencias. Estos grupos, por supuesto, no quedan por fuera. R-Ladies Buenos Aires cuenta con el respaldo del Instituto de Cálculo de Exactas UBA y de la Fundación Sadosky. No obstante, también reciben críticas. La más frecuente es la que las acusa de discriminar a los hombres. Ación explica que mantienen la política de que las posiciones de liderazgo sean ocupadas únicamente por mujeres. “Sólo las mujeres pueden ser organizadoras. Por otro lado, a igualdad de capacidades, si hay que dar una charla y hay dos especialistas, un hombre y una mujer, tiene prioridad la mujer. Los varones no están prohibidos – explica – las reuniones de Buenos Aires son abiertas. A los varones que se han acercado les hemos dado a leer las políticas de R-Ladies, que son globales, y el código de conducta, que establece la prohibición de cualquier tipo de acoso, incluyendo el verbal, como, por ejemplo, no decirle ‘gordita’ a una compañera, ni ‘mami’. Si están de acuerdo con estas políticas son más que bienvenidos”.
No obstante, en esas normas se deja entrever la intervención política de R-Ladies. Efectivamente, funciona allí una clara inclinación de poder en beneficio de las mujeres. Y es que de eso se trata, el gesto político apunta a la transformación de lo cotidiano. Ación lo explica de la siguiente manera: “si bien hay discriminación, es una discriminación que nace de las diferencias y el sesgo que hay en detrimento de las mujeres. La idea última de estas organizaciones femeninas es desaparecer el día que haya igualdad”.
En el futuro, además de próximas reuniones de R-Ladies Buenos Aires, las organizadoras planean una jornada interna en el INTI “para contar de qué se trata”. También se encuentran colaborando en el armado de R-Ladies Santa Rosa en la provincia de La Pampa. “La idea es que se replique en otras ciudades, que no quede sólo en Buenos Aires -declara la doctora en bioestadística-. El grupo que vino a la primera reunión tiene un potencial enorme, todas nos quedamos con ganas de más”.