Hallazgo color de rosa
Un equipo de investigación demostró que los pétalos de las rosas tienen un elevado contenido de sustancias antioxidantes y que eso depende del color de la flor. Las rosas rojas analizadas superaron el alto poder antioxidante del romero y la yerba mate. El estudio pone en valor las flores que habitualmente se desechan durante la producción comercial.
Sea para hacer un regalo o para decorar un sitio del hogar, las rosas que compramos en cualquier florería provienen de una planta que, después de cierto tiempo de cultivo, alcanzó un tamaño determinado. Hasta que el rosal creció lo suficiente como para dar flores de valor comercial habrá producido varias floraciones y se le habrán realizado sucesivas podas. El material cortado, que incluye tallos, hojas y también flores, queda amontonado en el campo, como un desecho.
Hace algunos años, con la intención de aprovechar esos residuos, se estableció un convenio de colaboración entre un equipo de investigación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA (Exactas UBA) y otro del INTA de la ciudad de San Pedro. En esa localidad, situada al norte de la provincia de Buenos Aires, hay una importante cantidad de hectáreas dedicadas al cultivo de rosas para su venta como planta ornamental.
Se sabe que las flores, en general, son ricas en compuestos fenólicos, un grupo de moléculas que tienen propiedades antioxidantes y antimicrobianas. En el caso de las rosas, algunos artículos científicos indican que sus pétalos son una fuente interesante de este tipo de compuestos. Incluso, un estudio demostró que las infusiones elaboradas con pétalos de rosa tienen una actividad antioxidante comparable a la del té negro, con la ventaja de que no poseen cafeína. Además de utilizarse para preparar infusiones, los pétalos de rosa se usan para hacer sopas, ensaladas, mermeladas y postres.
Hasta ahora, no existía ningún estudio acerca del contenido de compuestos fenólicos ni de su actividad antioxidante y antimicrobiana en los cultivos de rosas de la Argentina.
“Hasta ahora, no existía ningún estudio acerca del contenido de compuestos fenólicos ni de su actividad antioxidante y antimicrobiana en los cultivos de rosas de la Argentina”, consigna Carmen Campos, investigadora del CONICET en el Instituto de Tecnología de Alimentos y Procesos Químicos situado en Exactas UBA.
“Decidimos evaluar la actividad antioxidante y antimicrobiana de flores de once colores diferentes provenientes de rosales cultivados en San Pedro”, informa Laura Malec, profesora del Departamento de Química Orgánica de Exactas UBA.
Fue así que analizaron y cuantificaron la actividad antioxidante y antimicrobiana en extractos obtenidos de los pétalos. Los resultados del trabajo, que forman parte de la tesis doctoral de Sabrina Baibuch, fueron publicados en la revista científica Foods.
“Encontramos que los extractos tienen una cantidad importante de compuestos fenólicos y, también, que esa cantidad se correlaciona con el tipo y la intensidad del color del pétalo. Así, observamos que la actividad antioxidante crece a medida que se pasa del blanco al amarillo, al naranja y al rojo”, señala Malec.
“De hecho, comprobamos que, de las muestras analizadas, las rosas rojas de coloración más intensa, es decir las de pétalos rojo oscuro, tienen mayor contenido de compuestos fenólicos que el romero y la yerba mate, que son dos plantas con una muy buena actividad antioxidante”, completa Campos.
La utilización de estos extractos de pétalos de rosas en formulaciones alimenticias contribuiría a prolongar la estabilidad de estos productos.
Además, probaron la acción antimicrobiana de los extractos con dos especies bacterianas diferentes: “Nuevamente, los extractos obtenidos de pétalos de color rojo oscuro fueron los que mostraron mayor actividad antimicrobiana”, cuentan las investigadoras.
Los resultados obtenidos entusiasman a las científicas: “La utilización de estos extractos en formulaciones alimenticias contribuiría a prolongar la estabilidad de estos productos y permitiría el reemplazo parcial o total de los aditivos artificiales usados actualmente como conservantes”, comenta Malec.
“Estos extractos también podrían utilizarse en la industria cosmética para la preparación y conservación de cremas”, acota Campos.
Tras destacar que los extractos fueron obtenidos mediante una estrategia de extracción amigable con el ambiente, las investigadoras resaltan que “estos hallazgos contribuyen a reducir la cantidad de desechos y a revalorizarlos como un subproducto del proceso productivo”.
El trabajo publicado en Foods lleva la firma de Sabrina Baibuch, Laura Schelegueda, Evelyn Bonifazi, Gabriela Cabrera, Alicia Mondragón Portocarrero, Carlos Franco, Laura Malec y Carmen Campos.